Cuando en 2006 José Yunes Zorrilla se perfilaba para la candidatura al senado suscribimos nuestro entusiasmo por el arribo de sangre nueva a cargos de elección popular de elevada envergadura postulados por el PRI, gobernaba Veracruz Fidel Herrera, un paradigma negativo al interior de ese partido colmado de lacras y él, Fidel, una de ellas. El festejo por aquella candidatura duró hasta la jornada electoral pues fuego “amigo” defenestró esperanzas en vías de un proyecto transexenal para implantar en la entidad la fruición por el ejercicio patrimonialista del poder: Pepe perdió aquella elección porque estorbaba al proyecto del fidelismo.
La caída no amilanó al político de Perote y seis años después consiguió ser senador de la república para así enrumbarse a la candidatura priista al gobierno de Veracruz; lo consiguió tras el interregno de un periodo de gobierno de dos años presidido por Miguel Ángel Yunes Linares, quien en 2016 ganó para el PAN el gobierno del Estado. Esta circunstancia complicaba aún más cualquier candidatura priista en 2018.
José Yunes Zorrilla fue el candidato del PRI al gobierno estatal para el periodo 2018-2024, enfrentaría condiciones sumamente difíciles, como nunca antes un priista habría encontrado: un gobierno panista, un movimiento de regeneración de empuje avasallador y un PRI carente de alma y de estructura, peor aún, sujeto a la veleidosa actuación de una elite política cuya única ambición es el usufructo del poder por las canonjías inherentes que este acarrea. La campaña de Pepe Yunes no estuvo a salvo de la traición y la indiferencia de sus cuadros.
El candidato mejor preparado para el gobierno de Veracruz, no ganó la elección, ésta fue para Cuitláhuac García, a quien debemos desearle la mejor de las actuaciones por el bien de Veracruz.
Cuitláhuac se sacó la rifa del tigre, acaso con poco esfuerzo, pero al amparo de MoReNa cuyo arrastre en el lumpen y en todo lo que tenga que ver con el antisistema fue decisivo para su triunfo.
Grande es su reto, así será la responsabilidad para la satisfacción de expectativas creadas en la siembra de esperanzas.
El interregno encabezado por Miguel Ángel Yunes Linares sirvió de catarsis a Veracruz, pero en 18 meses poco puede alcanzarse, más aún cuando se combina la gobernanza y el proyecto transexenal con el paso arrollador de un Movimiento antisistema, cuyo efecto para el adversario ha sido devastador en resultados electorales. No alcanzó el esfuerzo para hacer de Miguel Ángel Yunes Márquez el sucesor de la alternancia, pero queda una rica experiencia y la oportunidad de manejar los destinos de un partido político de alcurnia opositora, como lo es el PAN.
En una democracia electoral se gana o se pierde, y cuenta, ahora sí, el ánimo popular. El PRI ha caído y vuelto a levantar. El actual tropiezo obliga a una nueva reconfiguración, es la oportunidad para tirar lastre y reanudar el dialogo con la población tan dañado por el fidelismo y el duartismo, esa generación perdida a la cual debe ponerse dique definitivo y evitar su regreso al tricolor, permitirlo sería la sentencia final para una institución sin cuya existencia no se explica la historia del México posrevolucionario.
Fuerte golpe para el PRI pero se corresponde con sus circunstancias. No obstante, Cuando se produce una derrota en las condiciones por las cuales atraviesa el PRI un resultado adverso es explicable. Sin embargo, la búsqueda del triunfo fue afanosa e intensa, no alcanzar la meta es atribuible a factores de proporciones magnificas para un solo hombre y queda la satisfacción de un honroso intento. No se consiguió el triunfo, es la segunda derrota en pos del gobierno estatal, y será debacle definitiva si no se recoge el reto de levantar a una institución partidista tan representativa como lo es el PRI. La asepsia debe comenzar desde ya, todo dependerá de quién se ponga al frente, sobre todo cuando está en juego el destino de Veracruz y de México.
Habrá recomposición de fuerzas políticas en la entidad, surge una nueva clase política en el gobierno, los grupos tradicionales se reacomodarán, unos provenientes del PRI buscarán asilo en otras siglas, los del PRD incursionarán en MoReNa, si los dejan entrar, y en el PAN requerirán la reestructura de cuadros porque a nivel
nacional se avecina una tormenta de resultados imprevisibles. En el orden institucional el Poder Legislativo cambiará de mandos, lo mismo que en el Ejecutivo, ese fue el mandato ciudadano.
En esta elección estatal, por las razones que debe conocer Cuitláhuac García resultó el elegido, pero más importante será su aplicación para sacar a Veracruz del tremendo bache o barranco en donde se encuentra. los monstruos de mil cabezas: la inseguridad, la corrupción, la pobreza y la marginación siguen al acecho. alfredobielmav@hotmail.com
2- julio- 2018.
|
|