Mucho se ha escrito sobre la represión sufrida por los estudiantes en 1968, que culminó en matanza y sobre lo ocurrido con los 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa, tratando se situar ambos ataques con grandes similitudes.
Sin embargo, las únicas coincidencias que guardan uno y otro es que fueron sacrificados, estudiantes, que la noticia sacudió a México y al mundo y que en ambos casos surgen dudas sobre cómo se perpetraron los ataques.
Con respecto al 68 se plantea que el sacrificio de los jóvenes, el dos de octubre propició la apertura democrática, de libertad de prensa y dio paso al México moderno, entre otros temas.
Puede que en algo coadyuvó, pero los estudiantes de aquel entonces no solicitaban nada de eso y si libertad de manifestación, mejoras académicas, alto a la represión por parte de las fuerzas policíacas y, para entonces, desalojo de las áreas ocupadas por el ejército.
Lo ocurrido el dos de octubre fue un parteaguas iniciado desde 1958 con la represión de los ferrocarrileros, la de los médicos y tantos otros grupos que salieron a las calles a exigir su derecho de manifestación y de respuesta a sus demandas, pero no significó el fin de la represión, ni de los abusos de la autoridad.
Tanto así que en 71 se repitió un crimen similar, aunque sin tanta repercusión como el de tres años antes.
Fue hasta el reconocimiento del Partido Comunista y de otras organizaciones de izquierda, cuando se da un paso adelante en la apertura democrática, que 40 años después apenas se viene consolidando. Eso sí, se consiguió la libertad de manifestarse.
Lo de Ayotzinapa es otro asunto, aún con muchas sombras de dudas, donde puede encontrarse el contubernio de las autoridades con los grupos delincuenciales.
Con lo del dos de octubre no se sabe la verdad a ciencia cierta, con lo de Ayotzinapa, esperamos conocerla con el compromiso asumido por el Presidente Electo, López Obrador.
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