NO, LOS HECHOS de Puebla, no son actos de autoridad o imposición, como se han calificado recientemente las decisiones del gobierno federal, en asuntos como la cancelación del Aeropuerto de Texcoco, o bien la construcción del tren Maya, sino de acontecimientos de mayor envergadura para un país que se desenvuelve en serios problemas políticos.
La muerte de dos connotados personajes de la vida pública de Puebla y de México, en general, pertenecientes a las siglas del Partido de Acción Nacional, a pocos días de haberse resuelto judicialmente el caso electoral donde, apretadamente se avaló por parte del Tribunal Federal Electoral, la victoria política de Martha Erika Alonso, aún con todos los obstáculos impuestos por el candidato perdedor de Morena, Miguel Barbosa, dejó un mal sabor al final de la contienda, porque las reacciones oficiales, que no debieron darse por ningún motivo, pusieron en evidencia la molestia personal de quien manda a nivel nacional.
A raíz de estos acontecimientos, prácticamente, se le vino el mundo encima al Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, quien se enfrenta en estos momentos a la primera prueba de su mandato nacional, considerando que ante las diversas acusaciones que se le vienen haciendo, tiene, con todos los medios del poder a su cargo, establecer la verdad de los hechos de manera irrefutable, para salir ileso de este problema político que ya le ha restado, en pocos horas, una buena parte de la confianza depositada en él, lo que hace suponer, como se ha comentado también, que de los famosos treinta millones de mexicanos que le dieron el triunfo electoral, en estos momentos ha bajado dicha preferencia en un gran porcentaje, difícil de definir hasta en tanto no haya una medición confiable.
Los hechos en que pierden la vida, tanto la Gobernadora del Estado de Puebla, Martha Erika Alonso, como su esposo, el Senador de la República, Rafael Moreno Valle, dentro de una entidad bastante convulsionada políticamente hablando, en tan solo unos cuantos días, tienen, como consecuencia inmediata, que se den las especulaciones sobre si fue meramente un accidente aéreo, o si hay algo de otra naturaleza, que deba investigarse a fondo, porque solamente, con pruebas fehacientes, es como se puede paliar la tensión política que tiene todo Puebla, como México entero.
No será fácil para el Gobierno federal, aún cuando las investigaciones que se hagan, sean profesionales y arrojen resultados concretos, quitar de la mente de los poblanos y de la propia clase política nacional, que pudo haber de por medio otras fuerzas que generaron el accidente, debido a los conflictos políticos de apenas hace pocos días.
Se insiste, ésta será para el Presidente, la primera prueba de fuego, que sin duda, tiene que salvar, porque no es un hecho aislado, sino configurado dentro de un
escenario reciente de la política estatal y nacional, dándose la oportunidad para que los enemigos del nuevo sistema político nacional, se apresuren a echar tierra a quien consideran el hombre que vino a poner fin a sus propios intereses personales y de grupo, indudablemente.
Vienen pues, los tiempos más interesantes, tanto de los resultados de la investigación como de quienes, siendo actores políticos del momento, quieran aprovechar esta oportunidad para buscar, de nueva cuenta, la gubernatura del Estado.
Los mismos partidos políticos se están moviendo en todas direcciones, porque las nuevas elecciones que pronto tendrán que convocarse, dan una nueva esperanza para la participación política, donde Morena, seguramente entrará nuevamente, pero tendrá que ser con un nuevo candidato, escogido escrupulosamente dentro de la militancia de esta partido, para que en caso de ganar, no se piense que fueron las presiones políticas del gobierno federal, las que determinen el resultado electoral, es decir, un personaje de la confianza de López Obrador, pero también de la propia aceptación del pueblo poblano, porque de otra manera, se vendrá una nueva revuelta política.
López Obrador, tiene que evitar, a toda costa, que su partido, quede más adelante señalado por los hechos y que si gana las elecciones, puedan darse razones políticas que permitan a los opositores, mayores oportunidades de seguir atacando con los hechos de este pasado veinticuatro de diciembre.
Ni Miguel Barbosa, ni otro personaje de Morena, que no goce de la confianza popular, debe intervenir en las próximas elecciones.
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LAS CIRCUNSTANCIAS políticas están dando la oportunidad al Partido Revolucionario Institucional, el menos afectado en estos casos, para convertirse en el vencedor de las próximas elecciones en el Estado de Puebla, porque, sin duda alguna, es el partido, de los fuertes políticamente hablando, que no tuvieron que ver en los enfrentamientos poselectorales del Estado de Puebla, aceptando, en su momento, su propia realidad.
No entró en el conflicto político que se dio posteriormente a las elecciones del primero de julio, por lo que se retiró consciente de que no tenía nada que hacer y prepararse para el futuro, sin pensar que ese futuro, estaba más cerca de lo que pudieron creer en determinado momento.
Es la ocasión de una prueba contundente para la dirigente nacional de este partido, Claudia Ruiz Massieu, que tiene en este momento, la responsabilidad de rescatar esta posición en el Estado de Puebla, después de haberla perdido, no con Morena, sino con el PAN, quien se la arrebató y asentó sus propios reales en esta entidad, conservando el poder hasta la victoria con la fallecida Gobernadora del Estado.
Tal vez, el PRI, no tenga la suficiente fuerza política, para lograr el triunfo electoral en esta próxima contienda, pero de que tiene nuevamente la oportunidad, la tiene y desde luego que deberá aprovecharla al máximo, porque de otra manera, quien le gane esta posición nuevamente, no le dará otra oportunidad en el inmediato futuro.
También, como Morena, aunque en otras circunstancias políticas, el PRI, deberá mandar a un candidato con una fuerte personalidad, que tenga arrastre político y que se las juegue todo por el todo, poniendo hasta el último momento todo su esfuerzo político y personal, en esta contienda del futuro político de Puebla.
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EN VIRTUD DE LAS circunstancias políticas que se viven en el Estado de Puebla, lo más prudente es que el Gobernador interino, que sea nombrado para el tiempo en que deba permanecer hasta antes de que se elija a un nuevo Gobernador Constitucional, salga, si es posible, del seno de la sociedad y que no tanga que ver con ninguna filiación partidista, para evitar futuros conflictos políticos que provoquen mayor tensión política en la entidad.
Lo anterior, porque en este momento, ya se mueven todas las fuerzas políticas de la entidad, para proponer a sus candidatos, pues todos los partidos quieren que sea uno de sus propias filas, porque de alguna manera, les daría una pequeña ventaja, pero al fin, ventaja, en el proceso electoral que tenga que llevarse a cabo para elegir a un nuevo gobernante.
El PAN y MORENA, ya se pelean por esta posibilidad, lo que pondría en serios problemas, nuevamente, a la vida política de Puebla, que en estos momentos es bastante difícil por los hechos ocurridos recientemente.
En esto, los mismos partidos políticos, deben entender que ninguno de ellos debería entrar en ésta, la cual sería, la primera pelea por la gubernatura del Estado.
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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.
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