De hace mucho, se ha pretendido vulnerar a los trabajadores del mar con el idiota pretexto de la competitividad y la globalización, se ignoran los aranceles salariales que prevalecen en el mundo, por supuesto, no en el de esclavos que pretenden algunos funcionarios y legisladores, ingresar el mercado laboral mexicano de la Marina Mercante de Altura. Si pretendemos, lo cual es fácil y posible, incrustar a la Marina Mercante petrolera en el atractivo mercado del transporte de petrolíferos, bajo ninguna condición se debe vulnerar al trabajador mexicano, en el supuesto de que se les pagara salario justo, no el que se le paga a los desprotegidos esclavos filipinos, ese beneficio se revertirá a favor de México, en forma indirecta, vía impuestos, todos los mexicanos saldrán beneficiados con el desarrollo nacionalista de la Marina mercante, los beneficios a extranjeros, mal pagando a los mexicanos o privándoles de los derechos constitucionales que reciben del Art. 32, es traición a la patria. La sola presentación de la iniciativa debe alertarnos, es una primera llamada de un drama en varios actos.
La modificación que pretenden algunos empresarios y legisladores, dispone que se elimine parcialmente el privilegio que actualmente gozan los mexicanos por nacimiento, de tener en forma exclusiva y sin cortapisas el derecho de tripular los barcos mexicanos, mercantes y de guerra, así como las aeronaves, proponen que en aras de la competitividad y otras paparruchadas que manejan los neoliberales, pretenden se limite la obligatoriedad de tener como tripulantes en barcos de altura, a mexicanos por nacimiento, por supuesto, esclavos mal pagados, que permitirán menor costo en los fletes o mayor utilidad para los empresarios. Hermoso ejemplo de neoliberalismo o capitalismo aplicado.
Hace algunos años se modificó el Art, 30 apartado A, respecto a quienes son mexicanos por nacimiento, fue una sucia jugada que no se paró en su momento, ni la Armada de México se dio cuenta de que son Mexicanos por nacimiento los hijos de padres mexicanos por naturalización, sin importar que nazcan en el extranjero, fue un golpe bajo al Art. 32 constitucional, pues en ese tiempo, puse como ejemplo el caso de un hijo de Córdoba Montoya (ya naturalizado mexicano), nacido en China de una madre Rusa, era mexicano por nacimiento y gozaría de los privilegios que el Art. 32 concede a los mexicanos, en ese supuesto, ese “mexicano por nacimiento” puede ser comandante de una nave de guerra mexicana.
Las concesiones otorgadas a extranjeros en los puertos, así como la transferencia de esas concesiones que se están realizando a favor de extranjeros, conculcan el 32 Constitucional, pero los vende patria andan alborozados, les está yendo muy bien con eso del neoliberalismo y la globalización económica, algún día van a recordar que son mexicanos, cuando reciban el primer latigazo que los amos dan a los ilotas, recordaran a Montesquieu y su certero apotegma: “Una injusticia hecha a uno solo es una amenaza hecha a todos”. !AGUAS!
Febrero 2 del 2019 lmwolf@prodigy.net.mx Luis Martínez Wolf |
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