Hay ocasiones en que las circunstancias, la vida que gozamos o sufrimos, nos brinda la oportunidad de disfrutar de ellas. Accidentales, aleatorias, por suerte, se nos da un buen rato que en ocasiones desperdiciamos; amar, en su concepto disfrute de los buenos hechos, nos obliga a entender que pocas cosas son comparables con el disfrute del existir por haber realizado un acto amable, generoso. Cuidar el medio ambiente, gozando de lo realizado, es el más agradable acto de amor, se nos brinda ese goce y lo compartimos con nuestros semejantes.
APIVER tiene por obligación derivada de la actividad portuaria y los trabajos de ampliación del puerto, cuidar que los trabajos que realiza no dañen el medio ambiente. Responde a su obligación creando Unidades de Manejo Ambiental, desarrolla, impulsa la siembra de árboles, cuida los aspectos físicos de las áreas donde los planta y da atención al mantenimiento de los vegetales, cumple una obligación, pero poca respuesta recibe de los beneficiados, el pueblo, esta buena acción que daba o da salud al medio ambiente pasaba un tanto desapercibida.
La semana antepasada en un diario local de gran circulación, se publicó un artículo dando pormenores de la importancia de sembrar árboles para cuidar el medio ambiente, la ciudadanía solo veía el árbol como una cosa, cosa bella que alguien atendía, pero solo se daba esa condición, APIVER con sus técnicos dio a conocer el hecho de que el árbol, además de bello y darnos su sombra, es un excelente resumidero de Carbono, los tóxicos gases que tan alarmados tiene a los gobiernos. No se les conocía mayor utilidad, sorprendió al pueblo saber que el CO2, el carbono, era el principal alimento del árbol, lo tomaba del medio ambiente alterado por los muchos gases que emiten los automotores y lo que para el medio ambiente es un perjuicio, para el árbol es vida, vida sana y productiva y obsequia a la atmosfera oxígeno, da salud al medio ambiente y directamente a la humanidad que recibe salud ambiental
APIVER atendía su responsabilidad, el pueblo contemplaba el árbol, disfrutando el paisaje y su sombra hecho saludable merced a la atención de quien lo multiplicaba, el artículo que menciono al principio de este escrito se le agregó que la empresa portuaria estaba implementando un plan para cuidado del medio ambiente, se reforzó la campaña permanente para la siembra de árboles obsequiándolos a la ciudadanía que se interesara por acudir al vivero y llevar algunos de las decenas de miles de plantas que tiene en saludable y científico desarrollo.
Sorprende, pero la palabra mágica fue “regalar”: acuden diariamente muchos ciudadanos, grupos de niños con sus tutores y maestros, sembrar árboles se convirtió en un disfrute que se dinamiza por la explicación de los técnicos respecto al árbol que le conviene, cómo sembrarlo y su aprovechamiento en favor del cuidado del medio ambiente. Goce del árbol y amor al prójimo es ahora divisa. “AGUAS”
Mayo 30 del 2019 lmwolf1932@gmail.com Luis Martínez Wolf |
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