A PRINCIPIOS de los ochenta inició México un movimiento antinuclear que a la fecha persiste (en el mundo), pero que tácitamente ha perdido fuerza al paso de los años debido a la inutilidad de la protesta. Y es que, en aquel tiempo, habitantes de Alto Lucero y lugares aledaños se inconformaron ante el anuncio de que en la zona se construiría la primera Central Nuclear del país, sin que la nación tuviera ninguna experiencia en la materia. Primero se informó que sería construido un Centro de Ingeniería de Reactores (CIR) en la comunidad de Santa Fe de la Laguna, en Michoacán, a orillas del lago de Pátzcuaro, pero diversas organizaciones, como el Comité de Defensa Ecológica de aquel Estado e investigadores de instituciones educativas como El Colegio de México y la Universidad Autónoma Metropolitana se pronunciaron en contra, porque ponía en riesgo la integridad ecológica del río. Frente a las protestas y la inconformidad, el gobernador de Michoacán, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, intervino y pidió la cancelación del proyecto a la Federación, y tras la victoria el movimiento antinuclear mexicano perdió importancia, pero se reavivó cuando Comisión Federal de Electricidad anunció la edificación de Laguna Verde en el km 42.5 de la carretera Federal Cardel-Nautla, en la localidad conocida como Punta Limón, municipio de Alto Lucero de Gutiérrez Barrios, en una superficie de 370 hectáreas, y a solo 60.8 km al noreste de la capital del Estado, 72 kilómetros al noroeste de Veracruz y a 272 kilómetros al noreste de la Ciudad de México, siendo Palma Sola el centro urbano más cercano a la Central. Estaba fresco, por entonces, el accidente en la planta nuclear “Vladímir Ilich Lenin” ubicada en la ciudad de Chernóbil al norte de Ucrania, en Abril de 1986, por lo que la futura nucleoeléctrica de Veracruz fue ampliamente criticada, y uno de los grupos más importantes fue el de Madres Veracruzanas, organización antinuclear fundada por temor a que ocurriera un accidente. Campesinos de Palma Sola, incluso, organizaron un bloqueo en la carretera del Golfo en junio de 1988 que duró tres días antes de ser retirado por fuerzas federales. Laguna Verde, pese a las presiones, no sería abortada como ocurrió en Michoacán gracias al tesón de Cárdenas Solórzano.
NO ES secreto que la vida útil promedio de la mayoría de las centrales nucleares oscila entre 20 y 40 años, y en el caso de Laguna Verde, la Secretaría de Energía otorgó licencias para operación comercial a la Unidad 1, el 29 de Julio de 1990, es decir, hace 29 años, y a la unidad 2, el 10 de Abril de 1995, hace 24, por lo que la nucleoeléctrica ubicada en Alto Lucero podría ser obsoleta o estar en vías de serlo, sobre todo porque en México, a diferencia de naciones expertas en el manejo de la energía nuclear hay indolencia en la inversión y supervisión de infraestructuras, lo que ha motivado que expertos –que incluso laboraron al interior de la misma-, vean con recelo el funcionamiento de esa planta, como Bernardo Salas Mar, físico-matemático y ex trabajador de la Central que afirma que la planta nuclear aludida es de las más inseguras a nivel mundial.
CON TODO y ello, la “científica internacional”, Rocío Nahle García, titular de Energía en el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, y quien tiene a su cargo la construcción de la refinería de Dos Bocas, en Paraíso, Tabasco, un proyecto que aún no arranca porque se pretende construir en una zona de gran importancia ecológica, a tal grado que la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente multó a finales de Enero a Petróleos Mexicanos con 13.9 millones de pesos por el desmonte de la vegetación en la zona donde quiere construirse, además de que los trabajos se hicieron sin su consentimiento, ahora dice que iniciará una campaña de información para destacar las bondades de la generación nucleoeléctrica con una ampliación en Laguna Verde (hágame usted el favor, no acaba de solucionar los conflictos de Dos Bocas y ya está creando uno nuevo en Alto Lucero), y aunque argumenta que todavía están estudiando esa posibilidad, planteada desde la administración anterior, es posible que se realice. Y es que la funcionaria resalta que las energías verdes juegan un papel fundamental en el País y en el mundo, y el gobierno de México está caminando hacia ellas de manera responsable para cumplir con los compromisos internacionales que establece la Ley de Transición Energética de que hacia 2024, casi 35 por ciento de la electricidad debe provenir de fuentes limpias, donde no se ubican las centrales nucleares como Laguna Verde que tanta incertidumbre ha engendrado entre los veracruzanos, e incluso se han reportado casos de cánceres en la zona atribuibles a fuentes radioactivas o micro fugas.
BERNARDO SALAS dice estar dispuesto a entregar la totalidad de la documentación que le lleva a concluir que Laguna Verde es un peligro para la población. “Es mentira que la planta haya operado con un factor de capacidad del 98 por ciento, al contrario, nunca llegó a esa capacidad”, asegura el experto que conoce las entrañas de la central, además de que a través de una solicitud de información que hizo a la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguarda No. 1810000006713, obtenida vía el IFAI, aparece que los factores de desempeño son pésimos. Para corroborar su dicho muestra el desempeño de los 2 reactores de Laguna Verde, comparados con otros reactores del mundo, en donde se aprecia que es la peor de las centrales nucleares, ocupando ambos reactores los últimos lugares por las violaciones a las Especificaciones Técnicas de Operación. Para variar, el daño patrimonial por la no generación de energía eléctrica prometida, considerando que no se ha alcanzado el 120 por ciento de potencia, los continuos SCRAM o paros de emergencia y el deficiente Factor de Planta, es de aproximadamente un millón de dólares diarios. “Yo traigo papeles oficiales. La auditoría es el documento más importante con el cual se da uno cuenta sobre el estado que guarda la planta nuclear”, dice, y ojalá la “científica” Nahle, antes de hacer anuncios atemorizantes, lo escuchara.
NO ES secreto que infinidad de países se oponen al funcionamiento de las plantas nucleoeléctricas tras el accidente de Chernóbil el 26 de abril de 1986, el cual es considerado, junto con el accidente nuclear de Fukushima I en Japón en 2011, el más grave en la Escala Internacional de Accidentes Nucleares (accidente mayor, nivel 7), y suele ser incluido entre los grandes desastres medioambientales de la historia, razón por la cual, varios países se oponen al funcionamiento de las nucleoeléctricas, y Suecia fue la primer Nación, siguiendo en esa línea Italia, Bélgica, Alemania y Suiza, mientras que Austria, Holanda, Polonia, y España promulgaron leyes que paralizaron la construcción de nuevos reactores nucleares, pero la experimentada y docta en la materia, Rocío Nahle dice lo contrario. Vaya caso. OPINA carjesus30@hotmail.com
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