DÍAS ANTES de que la Cámara Federal de Diputados aprobara en una sede alterna el Presupuesto de Egresos de la Federación para el próximo año –el documento de política pública más importante del País ya que describe el monto, forma de distribución y destino de los recursos públicos de los tres poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial), de los organismos autónomos, así como las transferencias a gobiernos estatales y municipales-, Mario Delgado Carrillo se acercó al Presidente Andrés Manuel López Obrador tras un evento en Palacio Nacional, y éste le preguntó cómo iban los acuerdos, a lo que el colimeño, ex secretario de Educación y Finanzas con Marcelo Ebrard respondió: -complicado señor Presidente, pero lo vamos a sacar-. Dice un testigo de calidad que entonces López Obrador volvió a cuestionar a Delgado Carrillo: ¿y qué pasaría si no se aprueba el PEF-2020?, y éste le respondió: se tendría que aplicar el de 2019, y el Presidente que por lo visto no tiene una precisión de lo que significan las finanzas o, por el contrario, sabe perfectamente los efectos en sus adversarios asumió:- bueno, pues si no lo aprueban nos quedamos con lo aprobado en 2019-, lo que hizo que Mario Delgado abriera los ojos más grandes que una rana, o de lo habitual, ya que la respuesta causó desconcierto en varios presentes que le aclararon varios puntos al mandatario si eso sucediera, entre otros, no poder llevar a buen puerto muchos de sus proyectos, entre otros el Tren Maya, el mismo aeropuerto de Santa Lucía, ciertos programas sociales y becas instaurados en su administración –pero que no están contemplados en el presupuesto de 2019-, en fin, sería un desastre de proporciones complicadas, porque aun cuando la diferencia entre el PEF 2019 y PEF 2020 es de 257 mil 944 millones (ya que el año pasado fue de 5 billones 838 mil 059 millones de pesos y en 2020 será de 6 billones 096 mil 3 millones de pesos), el asunto se complicaría por la forma en que AMLO desea distribuirlo. Y es que la Carta Magna prevé que en caso de que el Congreso no aprobara el Proyecto de Ley de Presupuestos en el tiempo establecido, la Constitución define que el Presidente de la República promulgue para el próximo año el proyecto original enviado que rige a partir del 1 de Enero.
Y ES que el Presupuesto de Egresos especifica monto y destino de los recursos económicos que el Gobierno requiere durante un ejercicio fiscal para obtener los resultados comprometidos y demandados por los diversos sectores de la sociedad. Así, el gasto público es utilizado por el Gobierno Federal con el fin de proporcionar servicios educativos y de salud; construir carreteras y vivienda; apoyar el desarrollo del campo; generar y distribuir electricidad; garantizar la soberanía y seguridad nacional; procurar e impartir justicia; desarrollar actividades legislativas; transferir recursos a los estados y municipios; sostener relaciones con otros países y atender el costo financiero de la deuda, entre otros, recursos que el Gobierno Federal obtiene del pago de impuestos y otras contribuciones de la sociedad; de los ingresos del petróleo; de la venta de bienes y servicios de las empresas y organismos públicos; de las contribuciones de trabajadores y patrones al sistema de seguridad social; así como del financiamiento que contrata.
PARA AMLO, tal vez, la no aprobación del PEF-2020 habría sido lastimoso, pero al mismo tiempo un triunfo sobre sus “adversarios”, a los que habría denunciado en todos los foros de oponerse al proyecto de nación que concibe, sin embargo, habría sido un retroceso para todos, sobre todo para sus planes concentrados mayormente en programas sociales que le refrendarán triunfos en la intermedia de 2021 y presidencial del 2024. Y es que con el presupuesto aprobado la madrugada del viernes, México seguirá sin crecimiento económico y, consecuentemente, no se incrementará la productividad, ya que la mayoría de los recursos aprobados serán para seguir repartiendo dinero y utilizarlo de manera clientelar, en suma, el reparto del gasto para 2020 responde a una lógica asistencialista, clientelar y electorera, y no a una que permita generar condiciones de desarrollo económico ya que sectores que nos dan soberanía como el campo tendrán menos recursos, en tanto se sigue a la espera de la tecnificación de la tierra, incluidos sistemas de riego. Y si bien el Presidente tiene la legitimidad para presentar un presupuesto que le permita cumplir con sus objetivos de gobierno, ya que votaron por él más de 30 millones de mexicanos, también tiene la obligación de gobernar para todos, no sólo con la visión de los que lo llevaron al poder.
EL PRESIDENTE sigue enfocando su proyecto de Nación en regalar el dinero que aportan los contribuyentes mediante impuestos y pago de servicios, ya que según su personal visión, al becar a jóvenes que ni estudian ni trabajan dándoles capacitación para el trabajo o entregándoles recursos para que no delincan, podrá arrebatárselos a la delincuencia, lo que resulta ilógico ya que los empresarios no tienen capacidad para contratar al millón de muchachos del programa Jóvenes Construyendo el Futuro, y en cuanto a la delincuencia ésta no ha bajado en su administración, por el contrario, va al alza y rebasa los niveles alcanzados en el último año del periodo de Enrique Peña Nieto.
Y ES que hasta el pasado mes de Octubre se habían suscitado en el País 29 mil 574 víctimas de homicidio doloso (incluidos feminicidios), lo que perfila al 2019, pese al despilfarro de dinero entregado a jóvenes y otros programas dizque sociales, como el más violento desde que el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) lleva registros, incluso por encima de la violencia manifiesta en el último año de Enrique Peña Nieto (Enero-Octubre del 2018), cuando se perpetraron 28 mil 869 víctimas por ambos ilícitos. En suma, pese a los programas sociales con los que se busca reducir la delincuencia, con AMLO la violencia criminal se incrementó 2.4 por ciento. Y solo para precisar, en Octubre se contabilizaron 2 mil 866 víctimas de homicidio doloso, delito que mantiene una tendencia al alza durante este año, ya que en Enero se registraron 2 mil 853 víctimas; en febrero la cifra bajó a 2 mil 804; mientras que en marzo se registró un aumento con 2 mil 854. Para abril de este 2019 se presentó la cifra más baja de víctimas de homicidio en lo que va del año (2 mil 731); sin embargo, para los siguientes cuatro meses (mayo, junio, julio y agosto), los homicidios superan las 2 mil 900 víctimas (2 mil 902; 2 mil 993; 2 mil 962 y 2 mil 948, respectivamente).
EL PROPIO Andrés Manuel López Obrador en su libro “Hacia una economía moral de México”, reconoce: “duele advertirlo, pero en criminalidad estamos en los primeros lugares mundiales”, lo que, según él, está atendiendo con un programa especial que no ha dado resultados, ya que los crímenes dolosos en su Gobierno superan a los del periodo “neoliberal” que tanto critica, pero convencido de que violencia genera violencia y tomando en cuenta el “justificado reclamo ciudadano de seguridad”, dice que decidió cambiar las medidas de “guerra”, por una política de paz y seguridad integral que ataque las raíces del descontrol delictivo. Esto, en tanto el País sigue enlutándose. Así de simple. OPINA carjesus30@hotmail.com
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