Soy un damnificado del sistema oficial que el Estado a través de su costoso e inoperante sistema, da para mantener en teoría, sanos a los trabajadores y servidores públicos, en algunas de sus clínicas que operan para dar el servicio médico, los derechohabientes pagan como una prestación o impuesto que el Estado recibe para dar el servicio.
Soy veterano de muchas batallas, a mis 88 primaveras, poca demanda había requerido para mantenerme, sano pero los años no pasan en balde y el Cáncer me empezó a dar guerra, la buena suerte de que siempre he disfrutado, me condujo a contraer una de las más pesadas dolencias cancerígenas que puede padecer un humano, un Linfoma no Hotking del manto, grado cuarto, ergo, me cargaría la buena suerte a descansar de por siempre, por supuesto, en un sueño eterno. Siendo derechohabiente del IMSS acudí a una de sus clínicas, no conocía el mecanismo operativo y necesité dar muchas vueltas para ser atendido, eso fue hace más o menos cinco o seis años, han trajinado mis órganos con muchos procedimientos y según parece, no encuentran la fórmula mágica para salvar mis huesitos, me hacen dar vueltas y sigo ponchado, según los médicos ya la libré, pero mis sentidos, contradicen la sentencia o diagnóstico, ando tan ponchado como hace cinco años, ni modo, fue necesario acudir al servicio médico privado, caro y tampoco dan con precisión donde tengo la falla.
Olvidemos mi buena suerte, derivado del cangrejo que me invadió, necesité ponerme a estudiar, tratando de encontrar el mejor procedimiento u alternativa óptima para atender a los muchos mexicanos que también andan con cáncer, por principio de cuentas, es urgente que la sociedad agrupada, reclame al Gobierno Federal atender lo que ellos llaman seguridad social, particularmente la medicina, lo que se hace está mal hecho, para ser atendido en una de las muchas clínicas, hay que ir a una que se dice especialista y hacer cola, una larga espera, acompañado por muchos docenas de enfermos de dolencias diversas, algunas contagiosas y el que llega a una sala de espera debe resignarse a esperar no ser contagiado por enfermos que acuden con los padecimientos más increíbles, pero como la mayoría son personas que no pudieron ser atendidos en clínicas particulares, gente humilde, ignoran los conceptos de higiene, asepsia, prevención de contagios, como antes dije, llegan malos y salen peor.
Vale la pena considerar la posibilidad de aislar las clínicas muy grandes de muchos médicos y poner pequeñas clínicas en las que unos pocos médicos atiendan a los enfermos sin tener que mezclarlos, en una contagiosa promiscuidad.
Bueno pensar en pequeñas clínicas, pero lo fantástico, mágico, inesperado, sería que los médicos fueran a casa de los enfermos o en las pequeñas clínicas, sin tener que exponerse durante la larga espera a un contagio de un mal que no padecía o contagiar el mal que le aqueja, planear enfrentar una pandemia como la que se amenaza a la humanidad por causa del corona Virus, Covid19 o como se llame, es cosa seria, en Veracruz si se cuela el coronavirus, con seguridad coronará a los veracruzanos con el padecimiento, que solo en una ciudad de China ha matado ya a casi 3000 chinos, sin ir al bosque. ¡AGUAS!
Febrero 26 del 2020 lmwolf1932@gmail.com Luis Martínez Wolf |
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