Hoy, día uno de julio, se cumple dos años que comenzó la tragedia. Esta es una fecha especial para unos cuantos, pero para millones de mexicanos es tiempo de desventura.
El triunfo electoral del señor López, llegó cargado de esperanzas, de buena vibra, de grandes expectativas, pero hasta allí.
A 24 meses la situación ha empeorado.
Aun cuando festeja su segundo año de gobierno con una aceptación ciudadana un poco arriba del 50%, su triunfo ha ido desfalleciendo de acuerdo con diversas encuestas dadas a conocer en días pasados.
En una de ellas, la cual publica el prestigiado diario El Economista, el 51.2% de los mexicanos reconvienen el gobierno del señor López, frente a un 47.5% que lo acredita.
La estadística es adversa ya que hace apenas un año al dueño de “La Chingada”, el 61. % lo certificaba y 38.2% lo censuraba.
Los resultados en seguridad, esa que no da tregua, y en económica, ejes principales, junto con el manejo de la pandemia, han sido escasos. Magros, podría decirse.
No se vislumbra que el señor López intente, como lo prometió miles de veces, garantizar el bienestar de los mexicanos.
En escasos dos años echo al cesto de la basura sus tres mandamientos, no robar, no traicionar y no mentir.
Lo que menos ha mostrado es sensatez para responder a la confianza depositada en las urnas y, hasta el momento, lo único que ha logrado, y muy bien, es que habrá de pasar a la historia como el peor presidente
Lo que no debe olvidar es que millones de mexicanos ya le están elaborando factura, la cual se la habrán de pasar el próximo año, en la jornada electoral.
VELASCO CHEDRAUI.
Como bien dice el empresario David Velasco, la inseguridad es un problema grave que genera incertidumbre ya que ahuyenta las inversiones locales y extranjeras.
El ex alcalde capitalino no solo habla por hablar, él conoce del tema. Este oficio le corre por las venas.
No se equivoca al cuando señala que, para los generadores de empleo, así como la sociedad en general, es preocupante la incidencia delictiva, eso frena la llegada de dinero fresco al estado y en consecuencia anula la creación de nuevos empleos formales.
De igual forma el ex diputado local hace un llamado a las autoridades para que brinden todas las facilidades a los empresarios y comerciantes, “que les den un respiro, que juntos busquen soluciones concretas para el pago de impuestos”.
Ante la ola de asesinatos ocurridos en esta ciudad capital el empresario destaca que las autoridades deben estar más pendientes, “las estrategias de seguridad que se estén llevando a cabo tienen que revisarse porque no podemos dejar que se vayan las inversiones y los empleos”.
PATRIMONIO DEL ESTADO.
Vaya que brota la porquería en esta dependencia.
La mina es de oro y como nada más será una lloviznita, pues quieren aprovechar al máximo el negocio.
Le cuento.
De su director, un sujeto de nombre Belisario Reyes Herrera, se escuchan aventuras siniestras, el cual se la pasa siempre enarbolando la bandera de protección que, presume, le brinda el sobrino de Atanasio, sí, le atino, Eleazar Guerrero Pérez.
Lo menos que se escucha del ex mozo de estoques de Edgar Portilla, es que tolera la invasión de predios, ya que de la misma dependencia salen los datos exactos de los inmuebles a violentar. Los motivos son lo de menos, se han dado los casos que, con documentación oficial en mano, los invasores sin mayor empacho se presentan al predio y al instante se plantan.
Por lo que se sabe la transgresión es maquinada desde varias subdirecciones. Entre estas destacan la de Adquisición de Suelo y la Jurídica.
Entre todos ellos hacen su roncha, la confabulación es perfecta y el negocio es redondo.
Gracias a Reyes Herrera, y a su equipo de trabajo, la conspiración, opacidad y el contubernio son la constante en tan importante dependencia estatal.
Entre la plantilla de trabajadores es un secreto a voces que, Belisario y su pandilla, esta dirección la están ocupando única y exclusivamente para beneficio personal, nunca en favor de los veracruzanos más desprotegidos y que anhelan contar con un patrimonio familiar.
En la entrega de buenos resultados Reyes Herrera, es un tipo mediocre, tibio, opaco.
Él asoma la cabeza en sociedad allá por el año 98, siendo alcalde jalapeño Rafael Hernández Villalpando, donde es asignado a la Dirección de Gobernación al lado de Reinaldo Escobar Pérez.
Allí, quien le daba las órdenes directas era Edgar portilla, era su monosabio. Pero, como siempre, de allí lo corren por ineficaz.
Por eso ahora siendo titular de Patrimonio, no mueve un dedo sin el consentimiento de Guerrero Pérez, sus malquerientes aseguran que hasta para prender el clima debe pedirle autorización al primo incómodo.
Y como bien dice la empleomanía de Patrimonio del Estado sobre Reyes Herrera, “ya todos sabemos quién es, solo falta que él lo diga”.
Provecho.
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