Aunque todos los saben -o debieran saberlo- La Madre Tierra es lo único que realmente nos puede salvar de la catástrofe humanitaria que estamos viviendo; y lo que todavía nos espera…
Y no me refiero a la presente pandemia o las que ya nos tienen preparadas. Porque epidemias siempre han habido; solo que no eran exaltadas por los medios de comunicación…
Como ahora lo hacen en contubernio con los gobiernos que se prestan a ello; imponiendo en los peores casos, multas y cárcel a quien no obedezca sus indicaciones; aunque no haya ninguna ley que respalde su proceder…
Vale aclarar que cualquier semejanza con una dictadura es pura coincidencia. Pero afortunadamente hay pueblos, como el nuestro -aunque no todos los ciudadanos- que no se pueden dar el lujo de no trabajar…
Y menos con gobiernos que no pueden mantener las necesidades básicas de sus ciudadanos y éstos tienen que salir a las calles a buscar el sustento diario…
Por lo que esos ciudadanos, valiéndoles un rancho tabasqueño las opiniones de la parásita OMS -que vive de las farmacéuticas como promotora de negocios- porque si sirviera de algo en beneficio de la salud, se notara; y francamente no se nota…
Por lo que decir que el mundo está sano -sobre todo del raciocinio- gracias a las científicas decisiones de la OMS, sería verdaderamente muy aventurado; pues la realidad que día a día se vive, nos dice que el mundo está enfermo; y no nada más por el coronavirus…
El caso es que pasando por alto los semáforos de López-Gatell y sus siempre desatinados pronósticos. Los ciudadanos, empobrecidos por el tiránico confinamiento han salido ya a las calles dispuestos a rehacer su vida de alguna forma; solo que en algunas ciudades no permiten a los vendedores ambulantes; y son de los grupos más pobres…
Pero no va a ser posible que se recupere la vida como antes era; el daño ya está hecho y nada de ahora en adelante será igual. La gente vivirá aterrorizada y habrá gobernantes que la aparición de los bichos los utilicen para asustar a la gente y sacar provecho distrayéndolos de “algo”; pero lo peor es que tampoco el futuro está claro…
Pues el Tratado que firmó López Obrador, con EE.UU. y Canadá, en nada nos va a favorecer; como tampoco nos favorecía el anterior TLC. Es in entendible que lo hayan firmado personas que dicen que lo hicieron pensando en México…
Ya que convierte al campo y a nuestros campesinos en esclavos de Monsanto; que vende las semillas para que, una vez en sus manos, se siembre lo que ellos quieran y en la cantidad que les convenga; o no hay trato…
Por lo tanto, de Monsanto dependerá la cantidad de hectáreas que se siembren y lógicamente los precios de las cosechas también serán regulados por ellos; haciéndonos dependientes para el sustento; que es lo peor que le puede pasar a una nación cualquiera que, como nosotros, no produzca los alimentos que consume su Pueblo…
A esa dependencia no se puede llamar libertad. En esas condiciones no puede haber independencia; ni autodeterminación. Y lo peor es que no puedes pelearte con quien te vende la comida…
El Gobierno debe de saber que aún hay tiempo para apoyar con todo al campo; y en un año nos recuperamos. La Tierra es mágica. En vez de ayudar con dinero a los más pobres, se les ayudaría con alimentos; así el Pueblo comería diferente y pensaría diferente al contactar con la tierra que pisa. Pero no…
En vez de volver al campo, que es lo nuestro, ahí andamos maquilando coches y todo tipo de productos que los ricos nos mandan a hacer, porque aquí los salarios son ridículamente baratos y las autoridades escandalosamente corruptas. Aquí todo se puede; con lana, por supuesto.
Ya de salida…
Sobre la entrevista que tuvieron López Obrador y Donald Trump, que terminó en una sociedad de halagos mutuos que me hicieron recordar varias cosas….
Como la película de Mario Moreno “Cantinflas” (1911 – 1993) “El señor Embajador” o algo así, donde se intercambian diplomas y medallitas que hacen reír a la gente…
Pero también me recordó al Cicerón (106 - 43) pues referente a supuesta amistad entre ambos mandatarios y los halagos que mutuamente se prodigaron, dijo: “La adulación, meretriz del vicio, debe quedar fuera de la amistad”…
Y sobre todo a Aristóteles (385 - 323) quien puso el dedo en la llaga al señalar que “Todos los aduladores son mercenarios y todos los hombres de bajo espíritu son mercenarios”…
Lo cierto es que después de todo lo que recíprocamente se dijeron, se les puede calificar como hipócritas. Solo faltó que se fueran y regresaran al auditorio varias veces, agarraditos de la mano y alzándolas hasta que terminaran los aplausos…
Uno llamándolo amigo y el otro comparándolo con Washington y con Lincoln; la neta: no les creo nada. Escurrió miel y olía a gardenias. Se sobre actuaron.
Y nos vemos mañana, si el Sol me presta vida.
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