Cerca de 24 meses de anarquía.
Nos acercamos a dos años de estar padeciendo los caprichos y arranques neuróticos de un tabasqueño que trae el resentimiento a flor de piel. Trabajando bajo un comportamiento autoritario y absolutista.
Ya lo decíamos en una entrega anterior, el señor López llega a su segundo año de labores en medio de un par de crisis: la económica y la de salud.
Esta pandemia le cambio todo, se burló de ella y ahora aquí están las consecuencias.
El virus contaminó lo único que lo mantenía en el ánimo popular: su credibilidad y la regaladera de dinero por medio de programas sociales.
Por ello ese descenso tan drástico de popularidad, de aceptación ciudadana que hoy en día padece.
En sentir de los de a pie es que el dueño de “La Chingada” se percibe cada vez más alejado de la realidad, más perturbado.
De entrada, en plena curva, relegó el virus, queriéndose hacer el gracioso sugirió resguardarse con estampitas, le valió madre y besuqueó chiquillos y chiquillos, no dio tregua a sus giras de trabajo, pomposamente se exhibía en restaurantes pasándose por donde no le pega el sol las recomendaciones emitidas, incluso, por la Organización Mundial de la Salud.
Eso sí es valemadrismo, no chingaderas.
Fue tanto su descaro que se atrevió a decir que esta pandemia le vino como anillo al dedo, ya que le consentía apuntalar su plan de dominio. Que descaro.
Y ahora aquí sus resultados: miles de muertos y muchos millares de enfermos, cientos de miles de mexicanos encamados, millares dependiendo de un respirador y con el Jesús en la boca implorando salvarse.
Su ambición fue vigorizar su proyecto político aun a costa de contagiados y muertos.
La otra causa es el fracaso financiero.
El país está en quiebra.
El recurso ya se le acabó, ya no hay de donde pellizcar, el cajón está vacío. El tabasqueño ya le piensa porque, con tanta regaladera de billete, no le va a dar para llegar a la jornada electoral del 2021.
Pobre tabasqueño, se quedó como el perro de las dos tortas ni atendió adecuadamente la pandemia y descuido totalmente la economía del país.
Sus amanuenses, entiéndase los gobernadores de MORENA, entre ellos el hijo de Atanasio, ya le van a pensar para dejar de hacer obra y devolver el dinero a la federación, ya no tendrán mayor pretexto para los subejercicios. Trabajan o terminan de hundir el negocio electoral.
Lo anterior sin mencionar las ambiciones partidistas, las fuertes pugnas internas que está padeciendo ese membrete llamado MORENA.
Su equipo de cercanos colaboradores, los titulares de despacho, no han mostrado valor para hablarle de frente, han optado por caer en la mediocridad y aplaudirle, haciéndolo ver como caballo de desfile.
Se han comportado tibiamente y han preferido adoptar la postura del avestruz, esconden la cabeza, pero enseñan todos los glúteos.
De continuar así no se dude que el proyecto de país del señor López zozobrará ruidosamente por motivos estructurales.
Donde quedo es de la esperanza de México.
Por favor.
LA IRRESPONSABILIDAD DEL DANZARIN EROTICO (Y SU LAZARILLO).
Fiel a su estilo y a su costumbre, ese que hace las veces de titular de la Secretaría de Educación de Veracruz (SEV), un tal, Zenyazen Escobar García, le aventó la culpa a la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (Conaliteg) por la demora en la entrega de los libros de textos en la entidad.
Con ese descaro que le caracteriza el consentido del hijo de Atanasio, señaló que ni siquiera tiene fecha para hacerle llegar a los menores dichos ejemplares.
Eso es valemadismo, no chingaderas.
Por cierto, uno de los más beneficiados con esto de los convenios publicitarios a medios de comunicación es su lazarillo primero, un tal Aldo Adrián Valerio Zamudio. Sí, el mismo que hace las veces de coordinador de comunicación social del circo local, perdón del congreso local.
También es el mismo que tiempo atrás nos mendigaba publicidad para su libelo, ya que quién esto escribe era jefe de prensa de lo que fue el Partido Cardenista.
Aun lo recordamos todo mal oliente, con unos zapatos desgastados, sin lustrar y con portafolio todo apestoso a humedad, pero que tal ahora, se acabaron las escaseces, nada de comer retazos de jamón embadurnados en un duro bolillo, el cual lo ablandaba con chiles en vinagre.
Hoy en día todo es bonanza.
Viva la Cuarta Tranza.
Todos a mentir, todos a robar y todos a traicionar.
Felicidades.
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