.- La tasa de desocupación considera a la población que se encuentra sin trabajar, pero que está buscando un empleo. De esta forma, con datos ajustados por estacionalidad, en su comparación anual, este indicador aumentó de 3.5 a 3.7 por ciento, esto después de registrar un mínimo de 3.2 por ciento en diciembre pasado, lo que implica que actualmente 2.1 millones de personas están desempleadas, 171 mil 300 personas más que hace un año. Y es que la tasa de desocupación repuntó nuevamente en el País al ubicarse en 3.7 por ciento de la población económicamente activa en el primer mes del 2020, el nivel más alto observado desde septiembre del 2016 cuando fue de 3.9 por ciento, según revelan datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) que elabora el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Esos datos, expone José Luis de la Cruz, director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico, ya evidencian el impacto del menor dinamismo de la economía en el mundo laboral, “ya que no sólo se están generando empleos a menor ritmo, sino que la desocupación se incrementa notoriamente. Es decir hay personas que están perdiendo su empleo”. Las mujeres son las más afectadas por el desempleo. De acuerdo con la información de la ENOE, el nivel de desocupación de las trabajadoras pasó de 3.6 a 3.8 por ciento en un año. El de los hombres aumentó de 3.3 a 3.5 por ciento en el mismo periodo. En tanto, la tasa de población subocupada, es decir, trabajadores que tienen la necesidad y disponibilidad de trabajar más horas de lo que su ocupación actual les demanda, fue de 7.5% de la población ocupada. En su comparación anual, este indicador fue mayor a la del inicio del 2019, cuando se ubicó en 6.9 por ciento. Es decir, hay 4.1 millones de trabajadores en esta condición, 436 mil 800 más que hace un año. Por su parte, la informalidad laboral registró un descenso en términos anuales y pasó de 56.3 por ciento en enero del 2019 a 56 por ciento en el mismo periodo del 2020. Esta situación implica que más de la mitad de los trabajadores en México siguen bajo esquemas laborales inseguros, específicamente porque sus unidades económicas no cumplen con las leyes laborales o porque no les brindan las prestaciones sociales debidas. Los estados con los menores niveles de desocupación en enero fueron Guerrero (1.4%), Yucatán (1.9%) y Morelos (2%). Por el otro lado, las mayores tasas de desempleo se registraron en Tabasco (6.2%), la Ciudad de México (5.2%), el Estado de México (4.4%) y Coahuila (4%). La precarización del empleo también registró un importante avance y en enero la tasa de condiciones críticas de empleo se ubicó en un nivel histórico de 22% de la población ocupada, después de haber registrado una tasa de 18% en el inicio del 2019. Esta situación implica que uno de cada cinco trabajadores tiene condiciones inadecuadas de empleo. Es decir, tiene jornadas de trabajo más cortas de lo que puede laborar o sueldos de entre uno y dos salarios mínimos a pesar de cubrir horarios completos. Sin embargo, el aumento de este indicador tiene que analizarse con cuidado, explica José Luis de la Cruz, ya que en esta medición impacta el aumento de 20% que se dio en el salario mínimo para este año, a 123.22 pesos por día. Por lo que quienes ganaban entre 206 y 246 pesos por día el año pasado, a partir de enero entraron a la categoría de empleo precario. Lo que sí refleja esta situación, expone el especialista, “es que no se están generando empleos en los rangos superiores de salario. Es decir, que poco a poco con estos incrementos se observa que la mayor parte de los mexicanos tiene salarios bajos”.
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