De Veracruz al mundo
MUTATIS MUTANDIS
Rafael AriasHernández
2019-11-04 / 10:12:42
EL NO PODER LEGISLATIVO.


Por Rafael Arias Hernández.



Legisladores federales y estatales, deben cumplir con transparencia, rendición de

cuentas, fiscalización y evaluación social. ¿De qué sirve hacer o reformar leyes

que ellos mismos no cumplen, ni hacen cumplir y forman parte de la simulación y

la impunidad?

Bien que en el país, el poder legislativo fortalezca el derecho, revoque mandato,

haga viable la consulta popular y fomente la evaluación pública, porque no es

obligatorio sostener y padecer en el gobierno, a ineptos, corruptos y simuladores.

Alentador que en Veracruz, la legislatura retome y ejerza facultades, como la de

vigilar, supervisar y evaluar la fiscalización oficial; y hasta intente poner a trabajar

al inútil, caro y encubridor, Órgano de Simulación Superior, llamado ORFIS y a las

costosas comparsas carnavalescas, de las contralorías y el sistema estatal

anticorrupción, que cobran bien y contratan mejor, pero sirven para poco o nada.

En lo nacional larga y extensa agenda de trabajo de diputados y senadores; y ya

ni se diga en lo estatal y municipal, en donde el no poder legislativo cada vez más

caro, lento o ausente, ni cumple ni hace cumplir las leyes que dice aprobar.

Sin duda hay mucho por hacer, porque el cambio debe extenderse a todos los

ámbitos y formas de gobierno. Ni que decir de los miembros del poder judicial,

estatales y federales; así como, los de los gobiernos municipales, atrapados en

negligencia e ineficiencia, en opacidad y falta de rendición de cuentas y

evaluación pública.

Refugiados incluso, salvo excepciones, en una autonomía o independencia,

orientada a simulación e impunidad. Obligado extender el cambio a los poderes

legislativo y judicial; así como a los llamados órganos autónomos que, como la

universidad pública, requieren de una seria y verdadera transformación. Sobre

todo si se sabe de los grados de afectación que ya padecen, de mediocridad e

incapacidad, de corrupción y delincuencia institucional.

CAMBIAR, ES EL VERBO.

Debe tenerse presente, que el cambio ordenado por los mexicanos ha empezado

y sus efectos se hacen sentir, particularmente en el poder ejecutivo federal; por lo

que, también debe exigirse que se extienda a los ámbitos estatal y municipal.

Como se ha dicho, no es fácil ni rápido; ni está exento de errores y defectos. Pero

cambiar es el imperativo presente.

A escasos 11 meses de inicio del cambio anunciado, la realidad hace sentir su

fuerza y complejidad. Trascienden nuevos y viejos conocimientos y condiciones,

intereses y problemas hacen sentir su presencia y efectos; y, desde luego,

aparecen aciertos y errores, coincidencias y divergencias, que obligan a valorar la

importancia del dialogo y el debate públicos; del consenso y el disenso en la

pluralidad y el ejercicio del derecho individual y social.

En este dinámico contexto, preciso empezar por identificar lo bueno que se

hereda, así como, el acierto en lo que se transforma, innova o modifica. Logro y

avance, cuestan mucho para no valorarlos, o dejarlos perder.

Indispensable también, al mismo tiempo, identificar lo mal hecho, lo injusto, lo

pendiente o lo que significa pérdida y retroceso.

Forzoso superar y corregir el error. Consolidar y mejorar el acierto.

A partir de esta simple y sencilla fórmula, se pueden, en la libertad y el derecho de

todos, unificar esfuerzos para atender a las olvidadas y marginadas mayorías,

condenadas a penurias y sacrificios por generaciones.

Inaceptable tener a un pequeño grupo de personas más ricas del mundo, frente a

más de la mitad de la población en pobreza creciente. Casi 60 millones de pobres

y los que vienen.

Mayores son las oportunidades de logros y avances, si se cuenta con más y mejor

participación y evaluación ciudadana y social. Y también, si los servidores

públicos verdaderamente sirven y no solo se benefician del cargo o representación

que ostentan.

Sin menospreciar o negar la complejidad del problema que significa contar con

gobiernos representativos, eficientes y con auténticas finanzas sanas. Sin

minimizar ni ocultar la complejidad de las estructuras y funciones

gubernamentales. Es preciso tener presente que para hacer funcionar al todo, hay

que ajustar y hacer eficientes a cada una de las partes.

INSISTIR E INSISTIR.

Hay que corregir de inmediato, bien y a tiempo, males y deficiencias

gubernamentales. Urgen resultados positivos, reales y comprobables.

No más de lo mismo. No permitir, tolerar y estimular irresponsabilidad, ineficiencia

y hasta corrupción e impunidad.

Identificar y denunciar lo que no se hace, o hace mal. ¿Para qué más fiscalización

y hasta anticorrupción, si al final no hay responsables ni culpables frente a

notorios daños, pérdidas, retrocesos y delitos?

En una Democracia, el origen y destino de la representación pública es el

ciudadano y la sociedad en general. Insistir que el gobierno no esta por encima de

la sociedad; existe para servirla, no para servirse de ella, saquearla o sacrificarla.

Responsable ante la sociedad y no al revés.

El gobierno democrático no es unipersonal o de grupo, sino institucional y de

amplia participación y evaluación social; no es discrecional, sino legal y legítimo.

Todo el tiempo debe ser eficiente

En todo caso, el gobierno es causa y efecto de la democracia; siempre

comprometido en fortalecer una sociedad participativa e incluyente, estable y

cambiante. Gobierno moderno, eficiente y creador de oportunidades para todos.

Ni encubrimiento ni distracción. Para hacer lo correcto, fundamental distinguir e

identificar buenos de malos gobiernos: tanto continuar con lo hecho, como hacer

lo pendiente; tanto consolidar el acierto, como corregir el error.

En fin, en relación con otro tema íntimamente ligado, permítaseme recordar a

Norberto Bobbio, quien en su Teoría general de la política, asegura que, “ la

función del político es resolver conflictos, que, si no se resuelven, conducen a la

sociedad a la perdición; y que, por otro lado, la del científico no solo es aclarar los

términos de un problema, sino también educar directamente a quienes se dedican

a estos estudios –e indirectamente al público en general- al igual que dar juicios

ponderados, criticar libremente, rechazar las ideas preconcebidas, exigir

conocimiento antes del debate”.

-Académico. IIESESUV Twitter @RafaelAriasH, Facebook: VeracruzHoydeRafaelAriasH

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