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XALAPA.- Según informes de inteligencia de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), filtrados por Guacamaya Leaks, el estado de Veracruz figura en la ruta de las redes de robo de combustible en altamar. Barcos ´´fantasma´, facturas falsas y una red de complicidad que involucra a empleados de Pemex, empresas legales y cárteles operan en aguas del Golfo de México con total impunidad. Desde Veracruz se coordina parte del tráfico de hidrocarburos robados que sangra cada año las arcas de la petrolera estatal. ¿Cómo se roba el combustible en el mar sin que nadie lo detenga? De acuerdo con reportes de prensa nacional, los llamados huachicoleros de alta mar operan buques con sistemas de geolocalización apagados durante días enteros. Permanecen anclados en puntos estratégicos del Golfo de México frente a costas de Veracruz, Campeche y Tamaulipas, lejos de la vista de las autoridades, esperando la señal para actuar. Esa luz verde la dan ingenieros y empleados de Petróleos Mexicanos, quienes reciben entre seis y ocho pesos por litro robado. Una vez autorizados, estas embarcaciones ingresan a muelles de Pemex y cargan miles de litros de hidrocarburo, que luego se revende en México, Estados Unidos, Canadá, Centroamérica y hasta Texas, donde se les etiqueta como "diésel ruso D6". Simulan ser barcos pesqueros o de servicios petroleros, pero en realidad forman parte de una compleja maquinaria de robo operada por células de tres grupos delictivos. De acuerdo con los reportes militares, Veracruz es uno de los principales centros logísticos del huachicol marino. Desde sus puertos salen embarcaciones abastecedoras hacia puntos de contacto en mar abierto, donde repostan a otras naves sin dejar rastro oficial. Uno de los casos más recientes ocurrió el 31 de marzo, cuando autoridades federales confiscaron 10 millones de litros de diésel robado en el puerto de Tampico. El buque Challenge Procyon fingía transportar aditivos para lubricantes, pero llevaba combustible ilegal. Esta operación, conocida como "huachicol fiscal", involucra documentos falsificados y empresas fantasma. Entre 2019 y 2021, la Marina logró asegurar apenas cuatro buques ligados a huachicoleo: Don Isaac, Blue Commander, Moisés y Doña Ángela María T.. Este último fue detenido en abril de 2021 en el Puerto de Isla del Carmen. Sin embargo, la misma nave reapareció navegando hacia Ciudad del Carmen el 5 de mayo, según datos de Marine Traffic, lo que demuestra la ineficiencia judicial y la continuidad del negocio. A pesar de estar bajo investigación, la naviera propietaria, Naviera Integral S.A. de C.V., sigue operando sin restricciones. Lo mismo ocurre con otras firmas involucradas, como Distribuidora FUVA, clausurada en 2020 pero aún activa en internet, y Mefra Fletes S.A. de C.V., relacionada con múltiples decomisos y ligada a un cartel que lleva el nombre de un estado del bajío. En 2019, la Marina detectó al menos 90 embarcaciones dedicadas al robo de hidrocarburos en el Golfo de México. Una de las redes más estructuradas operaba barcos como el Imiloa, Winchester, Chartres o MV Rollo. Solo el Imiloa cargó 745,000 litros de diésel en Coatzacoalcos (Veracruz) para distribuirlos en alta mar. Las operaciones son posibles gracias al uso de factureras, contadores, navieras fachada y hasta sociedades offshore. Se apoyan también en almacenes terrestres, como los de Ciudad del Carmen o Tamaulipas, donde el combustible es "lavado" para integrarse al mercado legal. En tierra, el combustible robado no solo llega a empresas del sector petrolero. También es comprado por compañías constructoras y células huachicoleras independientes en estados como Tabasco y Veracruz. Algunas de estas empresas incluso ofrecen servicios a Pemex, según documentos filtrados. Por ejemplo, la empresa Impulsora de Productos Sustentables (IPS) mantiene vínculos con Mefra Fletes y otras 15 compañías factureras y fantasma, muchas de ellas radicadas en Jalisco, y con nexos al cartel. A pesar de la magnitud del problema, solo 100 elementos de la Marina están asignados a custodiar las 115 plataformas petroleras en el Golfo de México. Así lo revelan documentos internos de Pemex y testimonios de extrabajadores. Los decomisos más significativos han sido resultado de tareas de inteligencia, no de vigilancia regular. De ahí que los huachicoleros naveguen con tanta impunidad, respaldados por una red institucional, empresarial y criminal que convierte el Golfo de México en un mercado negro flotante. Así las cosas.
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