Rufino Tamayo: 5 obras imprescindibles del gran maestro oaxaqueño. | ||||||
Descubre las mejores obras del pintor oaxaqueño que fusionó raíces prehispánicas con arte moderno. | ||||||
Viernes 13 de Junio de 2025 | ||||||
Por: Excelsior | ||||||
![]() |
||||||
¿Quién fue Rufino Tamayo y qué hizo? Su nombre completo era Rufino del Carmen Arellanes Tamayo, pero tras el abandono de su padre cuando tenía apenas 11 años, decidió eliminar su apellido, reafirmando así su autonomía personal y artística. Desde sus humildes orígenes —hijo de un zapatero y una costurera—, Tamayo demostró una vocación artística precoz. A los 12 años llegó a la Ciudad de México y en 1915 ingresó a la Academia de Bellas Artes. Aunque abandonó la academia en 1921, este gesto marcó el inicio de su formación autodidacta, una ruta que lo llevaría a crear un estilo propio e inconfundible. En los años 40, Tamayo se trasladó a Nueva York, donde entró en contacto con artistas como Picasso, Matisse y Braque. Esta experiencia enriqueció su obra, impulsándolo a combinar la tradición indígena mexicana con el expresionismo, surrealismo, muralismo e indigenismo, y a experimentar con diversas técnicas como el óleo, el dibujo, la litografía, el aguafuerte y la mixografía —esta última, una técnica que él mismo desarrolló para trabajar sobre papel. Su legado artístico es imponente: más de mil 300 óleos, 465 obras gráficas, 350 dibujos, 20 murales, un vitral y una profunda huella en la historia del arte. Hoy, sus obras se encuentran en museos de todo el mundo, desde el Palacio de Bellas Artes y el Museo de Arte Moderno en México hasta la sede de la UNESCO en París y el Dallas Museum of Cine Arts. ¿Cuáles son las obras más importantes de Rufino Tamayo? 1. Carnaval (1936) Esta pintura en gouache sobre papel es una de las primeras expresiones del estilo de Tamayo. En ella, la festividad del carnaval cobra vida con colores blancos, azules y castaños. La obra transmite movimiento, alegría y un sentido casi mágico de lo popular. 2. Trovador (1945) Un óleo de gran formato en el que un músico canta mientras dos mujeres lo observan. Los colores vivos —amarillos, rojos, azules— están distribuidos en una composición geométrica equilibrada. Esta obra fue vendida en 2008 por 7.2 millones de dólares, lo que la convierte en la pieza más cara del artista. Es también una celebración de la música como lenguaje universal. 3. Retrato de Olga (1964) Dedicado a su esposa Olga Flores Rivas, este retrato combina elementos del cubismo, el arte precolombino y la cultura popular mexicana. La sandía, presente en la composición, representa tanto la identidad nacional como un símbolo de lo cotidiano. Es también una declaración de amor y un homenaje a la compañera que lo apoyó en su carrera artística. 4. La Gran Galaxia (1978) Una obra de carácter cósmico donde se entrelazan símbolos prehispánicos con las formas abstractas del surrealismo europeo. El azul profundo domina la composición, transmitiendo una sensación de misterio. Tamayo lo definía como un "realismo no descriptivo", orientado a expresar lo intangible del universo. 5. Dos personajes atacados por perros (1983) Realizada con la técnica de mixografía sobre papel amate, esta obra es una poderosa reflexión sobre la violencia, el miedo y la condición humana. Influenciada por el expresionismo y el “Guernica” de Picasso, representa a una pareja acosada por perros furiosos, una metáfora de la crueldad humana. Es una pieza que interpela al espectador desde una perspectiva universal. A pesar de que el Museo Rufino Tamayo en la Ciudad de México no alberga sus obras —ya que está dedicado al arte contemporáneo—, sus restos descansan en un nicho dentro del recinto. La mayor colección de sus obras puede verse en el Museo de Arte Moderno. |
||||||
|
||||||
Nos interesa tu opinión |
||||||
![]() |
||||||
> Directorio > Quiénes somos |
® Gobernantes.com Derechos Reservados 2016 |