La falta de acceso a vivienda pone en jaque a los jóvenes. | ||||||
Más allá del dato general, esta presión se dispara entre la población más joven, sobre todo en un territorio donde uno de cada tres habitantes tiene entre 15 y 35 años, de acuerdo con el último censo de población. | ||||||
Martes 29 de Julio de 2025 | ||||||
Por: La Jornada | ||||||
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Más allá del dato general, esta presión se dispara entre la población más joven, sobre todo en un territorio donde uno de cada tres habitantes tiene entre 15 y 35 años, de acuerdo con el último censo de población. "El encarecimiento de la vivienda está presionando las relaciones entre generaciones, ya que este tema preocupa a las personas más jóvenes que aún no han logrado acceder al mercado inmobiliario, incluso más que a sus padres", expuso Marta Doroszczyk, integrante del equipo de Finanzas y Desarrollo del Fondo Monetario Internacional (FMI), en un número de la revista del organismo dedicado a los problemas vinculados con el acceso a un techo. En México, casi ocho de cada 10 personas entre los 18 y 29 años se dijo preocupada por hallar y mantener una vivienda adecuada. Esa proporción es ligeramente menor entre quienes tienen entre 30 y 54 años y se cuela por debajo de 60 por ciento para la población de entre 55 y 64 años, de acuerdo con la encuesta Riesgos que Importan, levantada por la OCDE en 2022 y cuya actualización para el año pasado no se ha publicado con ese grado de detalle. Parte de estas presiones se asocian a la capacidad de compra de cada país. Hasta 2021, que el FMI actualizó su monitoreo, México era el décimoquinto país con el costo de vivienda más alto por sobre el ingreso, sólo detrás de República Checa, Nueva Zelanda, Portugal, Países Bajos, Luxemburgo, Islandia, Alemania, Canadá, Hungría, República Eslovaca, Austria, Estados Unidos, Letonia y España. Hay una brecha generacional, pero también un mercado inmobiliario que se ha disparado de la mano de los efectos dominó que dejó la pandemia de coronavirus. "La pandemia y el posterior regreso de la inflación desencadenaron la peor crisis de asequibilidad de la vivienda del mundo en más de una década (...) ésta es menos asequible hoy que durante la burbuja inmobiliaria que precedió a la crisis financiera mundial de 2007-2008", apuntó Deniz Igan, jefe de la División de Estudios Económicos Mundiales del FMI, en una publicación que el organismo dedicó al tema. De acuerdo con un artículo publicado por el organismo "en Estados Unidos, los precios de la vivienda siguen siendo 50 por ciento más altos desde el inicio de la pandemia y las tasas hipotecarias prácticamente se han duplicado. Los intereses de una hipoteca nueva a 30 años para una casa promedio han subido casi tres veces desde finales de 2019". Y a nivel global, si bien entre 2008 y 2011 –con la crisis financiera internacional– el costo de la vivienda fue en descenso, luego, comenzó con ligeros repuntes, pero en 2020 y 2021 duplicó las tasas de crecimiento que había registrado en la última década, de acuerdo con el monitor del FMI. A la par, en la última década el costo de una vivienda en la mayoría de los países de ingreso alto de la OCDE aumentó 37 por ciento. Créditos inalcanzables Lejos de la crisis de 2008, cuando la sobreoferta provocó la entrega de créditos con pocas garantías y la falta de pago se amplificó en el sector financiero, hoy el mercado inmobiliario tiene barreras de entrada altísimas que hacen ver prácticamente imposible intentar adquirir una propiedad. No sólo es la falta de oferta acorde con los ingresos de los trabajadores, sino también del costo de los créditos y el adelgazamiento de la seguridad social, debido a esquemas de elusión fiscal por parte de los empleadores. Ana Martínez, trabajadora de una empresa de mediano tamaño, gana más que el ingreso promedio, pero la subvaluación de sus remuneraciones para que su empleador se ahorre contribuciones sociales, hace imposible que tenga acceso a un crédito hipotecario ni con el banco ni con el Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit). "No me alcanza con mis propios recursos y sacar un crédito en el Infonavit o un bancario me es imposible. Aunque no gano el mínimo, cotizo con éste y eso me afecta mucho. Lo que me ofrece ahora el Infonavit después de 10 años de cotizar es un crédito de 350 a 400 mil pesos y mi subcuenta de vivienda debe estar en 15 mil pesos, genero más en mi quincena que lo que tengo ahí", explica Martínez. “En cuanto a los créditos bancarios tampoco son una opción para mí. Mínimo, debería comprobar 30 mil pesos para un departamento de un millón de pesos y eso me va a alcanzar en una zona que no es céntrica ni atractiva para mí. La mitad de mi salario se iría a un crédito. Así que no, la verdad es que eso me desmotiva, los precios, la falta de acceso…”, declara quien ha renunciado a la posibilidad de comprar una vivienda en la Ciudad de México, donde labora, o fuera de la capital, donde no le ve caso. Mercado cautivo De acuerdo con la Sociedad Hipotecaria Federal, el costo promedio de una vivienda en el país –no en la Ciudad de México, que suele ser mucho más costosa– es de un millón 859 mil 43 pesos. Un simulador sencillo de hipotecas da cuenta de que con un enganche de 10 por ciento, se requiere un ingreso de 60 mil pesos mensuales para costear este tipo de crédito. Sin embargo, lo que subyace es la escasez de oportunidades fuera de la capital. Claudia Rodríguez es originaria de Puebla, pero antes de mudarse a la Ciudad de México en busca de un mejor trabajo, vivía en Querétaro, donde pagaba una renta de 2 mil 700 pesos en uno de los barrios tradicionales. "En el escenario ideal, obtendría un empleo en Puebla, donde está mi familia, y que me ofrezca crecimiento profesional, pero lo veo poco probable", dice Rodríguez, quien desde hace un año está monitoreando el mercado de vivienda y se enfrenta al recurrente "¿por qué no has comprado tu casa?" "No creo que sean conscientes de cuánto presta el banco ni de que el costo de vida en la Ciudad de México es muy alto. Siento que en los últimos 10 años se ha disparado la vivienda y no lo asocio a la llegada de extranjeros". Pero en su afán de hallar vivienda en la capital sin tener que pagar una eterna renta, Rodríguez analiza obtener algún tipo de financiamiento familiar para evadir los altos costos de los créditos hipotecarios. "La otra opción, es irse a las periferias donde te vas a hacer muchísimo tiempo a tu trabajo, donde la calidad de vida no es tan buena, donde cualquier salida por lo mínimo es de hora y media a dos", sopesa. |
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