En ocasiones anteriores escribí algunos artículos sobre la conciencia como un estado de vigilia y atención de la mente humana. Cité en aquellos artículos a algunos prestigiados autores, pero hoy sólo deseo citar al Doctor Tony Nader (Un océano ilimitado de la conciencia, Aguilar-Random House, México, 2022, págs. 46-54), investigador y neurocientífico libanés formado en la Universidad de Harvard y el Tecnológico de Massachusetts en las disciplinas de medicina, psiquiatría y neurología a lo que se agregan sus exhaustivos estudios de diferentes escuelas de filosofía, de la ciencia de la Conciencia y el desarrollo humano, y sus prácticas mundialmente reconocidas sobre la Meditación Trascendental.
Nos menciona el Doctor Nader que para el conocimiento científico moderno, la conciencia sigue siendo fundamentalmente una incógnita sin despejar. No se determina con claridad qué es, ni en dónde queda ubicada. En el mar de las teorías no existe un consenso todavía. Es, por lo tanto, un campo lleno de inquietudes y desacuerdos pero maravillosamente lleno de promesas e increíbles sorpresas.
La ciencia continúa reuniendo enormes cantidades de datos sobre los modos y permutaciones de la conciencia, cómo se correlaciona con diversos procesos fisiológicos, bioeléctricos y químicos, en el cerebro y el cuerpo, indagando cómo se relaciona con lo físico, alejándose del campo de la filosofía y hasta de la psicología. Como supone S. Pinker, psicólogo de Harvard, los cuestionamientos que alguna vez se limitaron a especulaciones teológicas y filosóficas, ahora están al frente de la neurociencia cognitiva.
En 2021, una búsqueda exhaustiva en Google de la palabra “conciencia” arrojó 91 millones de resultados. Amazon enumeró 26, 615 libros que abordaban el tema. Miles de artículos, blogs, seminarios, conferencias, cursos y talleres han tratado de llegar a una comprensión de lo que es y representa la conciencia en la vida humana. Antonio Damasio, profesor de neurociencia en California, evidencia que sin la posibilidad de una mente consciente no tendríamos idea sobre nuestra humanidad ni tendríamos conocimiento alguno sobre el mundo.
En palabras del Dr. Nader, nada es más íntimo y esencial para la vida de un ser humano, que su conciencia. Es la base de toda su experiencia, que no se podría poseer sin ser conscientes. Todas las percepciones, el entendimiento y la comunicación con los demás, se basan en la conciencia. Pensamiento, emoción, perspicacia, memoria, razonamiento, planificación, dependen de la conciencia. Todo lo que pensamos y hacemos, todo lo que experimentamos internamente y hacemos para manifestamos en el mundo que nos rodea, fundamentalmente se basa en la conciencia.
En los niveles superficiales, según la experiencia sensorial, sólo los objetos y las cosas materiales parecen reales. Pero en la búsqueda de una “realidad última”, existen cosas que no vemos, ni siquiera percibimos. Así que tiene mucho sentido decir que las moléculas existen en un nivel, los átomos en otro. Los leptones, quarks y neutrinos en otro. Esta gran totalidad es, en última instancia, un Campo Unificado. Esta singularidad es un campo puro de conciencia, asegura el Dr. Tony Nader. Es un hecho simple que tenemos conciencia, mas no sabemos cómo acomodarla en una visión científica del mundo.
Esto es la «consecuencia natural de una práctica de la ciencia que trata de los objetos estudiados y no del sujeto que está estudiando el objeto». Durante cientos de años la ciencia ha hecho de lado la subjetividad por ser muy variable y condicional, dedicando su esfuerzo a observar, medir, tomar nota y sacar conclusiones de los fenómenos que se pueden manipular y repetir bajo las mismas condiciones con los mismos resultados, para comprender y formular sus teorías. Desde este punto de vista, la conciencia no ha sido un tema de estudio científico, pero esto no niega su existencia.
gnietoa@hotmail.com
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