Conmemoran el Día Internacional de los Niños de la Calle (IDSC, por sus siglas en inglés), este 12 de abril
MEMORANDUM 3.- Este 12 de abril es considerado Día Internacional de los Niños de la Calle (IDSC, por sus siglas en inglés) y tiene como propósito reconocer la humanidad, la dignidad y el desafío de los niños en esa situación frente a las dificultades que padecen. Son vidas rotas desde el principio. Para ellos no funcionaron las redes de apoyo familiares, comunitarias ni los espacios de protección del Estado ni las becas o las transferencias directas en efectivo de eso que llaman cuarta transformación. Para el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), entre ellos hay dos grupos, según la situación de sus familias: La niñez “en” la calle y los niños “de” la calle. Hasta en ellos hay clases. El primero es el grupo más grande. Trabajan en los espacios públicos, pero mantienen relaciones cercanas con sus familias. El segundo está sin hogar y tienen los vínculos familiares destrozados, debido a la inestabilidad o a la desestructuración en sus familias. Además, según el organismo mundial, “están las personas en riesgo de vivir en calle”, que son aquellas que, independientemente de su edad, presentan uno o más factores de riesgo, que derivan en una alta probabilidad de vivir en el espacio público. En México, el propio Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (Sipinna), admite que los datos de población en situación de calle son limitados. Según el propio organismo, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) no es efectivo al recopilar datos sobre esas personas, al no encontrarse en viviendas, que son las que se visitan durante los censos. “Además, en prácticamente todos los censos realizados, existen profundas dificultades metodológicas para tener un número aproximado, agregando a lo anterior que se utiliza un mismo método para identificar por igual a niños trabajadores y niños callejeros, es decir, que no existe una definición clara ni homologada para esta población”. De acuerdo con el reporte del Conteo Anual 2023-2024 de “Personas en situación de Calle de la Ciudad de México” de la Secretaría de Bienestar e Igualdad Social (Sibien), a marzo de 2024, había en la capital del país 1,124 personas en situación de calle. El reporte solo indica que 89.5% de ellos son personas de 18 y 60 años y 0.34% de 12 a 17 años, lo que suma 89.84%. Si no hubiera personas en esa situación de 61 años o más, entonces entre cero y 11 serían 10.16% y, sumados a 0.34%, de 12 a 17 años, entonces 10.5% tendrían entre cero y 17 años, es decir, alrededor de 118 personas. En tanto, el reporte del conteo anual 2020-2022 de la misma dependencia, da cuanta de 900 personas en situación de calle, de las cuales 25% son de entre 18 y 29 años, 60% de 29 a 59 años y 15% de 60 y más. No indica que haya menores en esa condición. El conteo 2019-2020 refiere 932 personas de las cuales 575 pudieron ser encuestados y 357 no, por lo que solo se tienen estimaciones de sus edades. Además, dado que el reporte expone sus edades por rangos y uno de ellos es de entre 15 y 19 años, no es posible considerar con exactitud cuántos serían menores de edad. Serían alrededor de 26, si se considera la cifra tomando en cuenta la suma de los rangos entre cero y 19 años. Las cifras muestran un cambio muy relevante si se comparan con el reporte de Sedesol CDMX de 2017, según el cual había 4,352 personas en situación de calle, de los cuales alrededor de 87 niños y alrededor de 2,000 en albergues, o el de 2011 que señala que había 3,282. En 2018 el diagnóstico situacional 2017-2018, citado en el informe “poblaciones callejeras en la Ciudad de México. Ciudadanía y derecho a la identidad legal”, realizado por la UNAM y el PNUDH, señala que 1.9% de las 6,754 personas que integraban la población en situación de calle eran niños, es decir, 135. De acuerdo con la Estrategia de atención y protección integral a la niñez y adolescencia en situación de calle 2022-2024, de la Comisión para la igualdad Sustantiva entre niñas niños y adolescentes de Sipinna e Inmujeres, en 2008 se contabilizaron 1,405 personas en situación de calle de los cuales 123 eran menores de edad. En el año 2000, el DIF-DF y UNICEF, estimaron que en la Ciudad de México alrededor de 14,322 niños y adolescentes desarrollaban sus actividades en la calle, 7 % de ellos pernoctaban en las calles, es decir alrededor de 1,000. Luis Enrique Hernández Aguilar, director de organización dedicada a la atención de las poblaciones en situación de calle El Caracol, explica que la dificultad para tener datos oficiales sobré cuántos niños viven en el espacio público de la capital del país se debe a que los conteos que realiza la autoridad no han sido rigurosos en su metodología o consecuentes el método que utiliza. Para el activista esas cifras no son reales o no reflejan la magnitud del problema. “No es real. Tan solo nosotros en nuestro padrón tenemos más de 160 niños”. Es imposible que solo exista esa cantidad de niños en situación de calle que dicen los reportes, porque entonces El Caracol estaría atendiendo a todos y no es así”. De igual forma, destacó que la disminución del número de personas en situación de calle que reflejan los reportes oficiales no se explica porque existan servicios para atender a esa población y, por lo tanto, el problema público que representa se esté atacando y por lo tanto disminuyendo. “Lo que hemos documentado es que siempre han existido operativos de desalojo y limpieza social por parte de autoridades y que se recrudecieron durante la pandemia”. Lo delicado del asunto, refirió, es que en esos operativos se separaba a las madres de sus hijos menores de edad y, en algunos casos, quedaban sujetas a procedimientos administrativos y judiciales acusadas de omisión de cuidados. “Comenzamos a documentar que las niñas y niños, al vivir estos operativos, tanto para adultos como para menores, comenzaban a tener indicadores de estrés, ansiedad y depresión”. Incluso, algunos diseñaron rutas de escape. Ya sabían hacia dónde tenían que correr y a dónde llegar para escapar de los operativos. Muchos de ellos habían identificado como un lugar seguro las instalaciones de El Caracol. El director de esa organización, reiteró que de por sí ya es grave que estos niños nazcan en la calle y vivan en la calle sin la protección del estado pero, su situación se complica cuando terminan en una institución sin que sus familias tengan posibilidad de recuperarles porque cuanto son acusadas judicialmente no tienen abogados que las defiendan de acusaciones que incluso los puede llevar a la cárcel, como, se ha documentado, ya ha ocurrido. Llama la atención que actualmente los niños que se encuentran en el espacio público, en muchos de los casos no son personas que salgan de su casa, sino que se trata de niños que nacen en las calles, los cuales los coloca en una situación altamente vulnerable, desde cuestiones de salud, educación y acceso a servicios. Hay gente que son ya la tercera generación de personas en condición de calle, es decir sus padres y abuelos eran personas en el espacio público. Además, de acuerdo con el reconocido activista, cuando las mujeres en condición de calle llegan a ser atendidas en hospitales, en muchas ocasiones, las autoridades les quitan a sus hijos y terminan en albergues. Por otra parte, Bertha Bocanegra Hernández, directora general de EDNICA IAP, destacó que la vulnerabilidad que enfrentan las personas que solo trabajan en calle es igual a las que viven en la calle, pues están expuestos a una serie de violencias. “Contar con una familia o un lugar para pernoctar, no marca la diferencia en cuanto a las dinámicas de violencias y exclusión que enfrentan”, aseguró. Durante un conversatorio con Olivia González, organizado por la asociación Ayúdame a dar, destacó que los niños que trabajan en el espacio público están expuestos a peligros debido porque, realizan actividades informales, como recoger la basura, ayudar a comerciantes informales a colocar y levantar sus puestos en la vía pública, entre otros. Además, generalmente acuden a terminales del transporte público mercados, donde hay una gran cantidad de transeúntes, son insalubres y en algunos casos hay venta de drogas y prostitución. Concluyó que es en esos lugares en donde trabajan, descansan, se alimentan y es donde deberían estudiar o desarrollarse.