El 90% de productos de consumo humano diario son transgénicos; salud de la población está en riesgo: experto
MEMORANDUM 1.- De acuerdo con Agustín Corona, especialista en agronegocios y temas agroindustriales, el 90 por ciento de los productos de consumo humano diario son transgénicos y con ello, la salud de la población está en riesgo, “hasta la cerveza, de consumo nacional, contiene granos modificados”, advierte. De entrada, dijo que “el mercado nacional está invadido de productos transgénicos. Granos básicos como la soya, la canola, el maíz, el trigo e incluso la cerveza se producen o se importan con modificaciones genéticas que pasan inadvertidas para la mayoría de los consumidores. En México, cada año ingresan más de 25 millones de toneladas de maíz provenientes de Estados Unidos, de las cuales cerca del 90 por ciento son transgénicas. A esto se suman toneladas de soya, canola, trigo y cereales procesados que saturan la oferta en supermercados y tiendas de conveniencia”, señaló. Lo más alarmante “es que hay organizaciones de la sociedad civil, que advierten que el 97 por ciento de la población desconoce lo que realmente está comiendo, ya que la normatividad mexicana no obliga a las empresas a etiquetar sus productos con la advertencia de que contienen ingredientes transgénicos y aun cuando hay reclamos para que coloquen etiquetas preventivas, no se hace”. Refirió que colectivos ambientalistas y asociaciones de consumidores han intensificado su exigencia al gobierno federal para que establezca regulaciones más estrictas, “y ellos piden que los empresarios coloquen etiquetas claras que adviertan si un alimento está elaborado con organismos genéticamente modificados. La gente tiene derecho a saber qué se lleva a la boca. No solo se trata de maíz o trigo, también hablamos de bebidas como la cerveza, que está elaborada con granos transgénicos y que se consume de manera masiva sin que nadie lo informe”, denunció. En ese sentido, aseguró que “hay especialistas que han documentado que el consumo frecuente de transgénicos puede traer consigo diversas afectaciones. Entre ellas destacan la generación de nuevas alergias, el debilitamiento del sistema inmunológico, alteraciones hormonales e incluso el desarrollo de resistencia a los antibióticos. “Cuando un alimento transgénico ingresa al organismo, no solo aporta nutrientes; también introduce modificaciones que pueden alterar funciones naturales del cuerpo humano”, explicó. “Esto ocurre porque el ADN del producto fue manipulado en laboratorio y rompe con la cadena natural de los alimentos”, refirió. La introducción masiva de semillas transgénicas al campo mexicano afecta la biodiversidad, desplaza cultivos nativos y genera dependencia de los agricultores hacia corporaciones trasnacionales, que controlan las semillas patentadas. A diferencia de países europeos donde el etiquetado de transgénicos es obligatorio, precisa, “en México la legislación avanza lentamente. Las empresas pueden colocar en sus empaques frases como 100 por ciento natural o producto orgánico aun cuando contengan ingredientes modificados genéticamente”. Agregó que la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) reconoce la presencia de OGM en los alimentos, pero se ha limitado a señalar que “no existen evidencias concluyentes” de daños graves en la salud, aunque organismos independientes insisten en lo contrario. En supermercados de todo el país, desde cajas de cereales para niños hasta aceites de cocina, galletas y panes, contienen maíz, soya o canola transgénicos. Sin embargo, la mayoría de los consumidores nunca lo sabrá, previene. “El problema no es solo la ingesta, sino el desconocimiento. Nos están imponiendo una dieta modificada sin nuestro consentimiento”, reclamó. Uno de los productos que más sorprende a los defensores del consumo informado es la cerveza. Elaborada con cebada y, en algunos casos, con adiciones de maíz y trigo, la bebida favorita de millones de mexicanos también se encuentra en la lista de productos con alto contenido transgénico. Pese a ello, las marcas no tienen obligación de informar sobre los ingredientes modificados genéticamente. México “enfrenta un escenario complejo por un lado, la dependencia de granos importados, en su mayoría transgénicos y por otro, la falta de transparencia en el etiquetado, además, prosigue, hay organizaciones sociales que exigen al gobierno federal que se coloque al consumidor en el centro de la discusión y se garantice su derecho a saber lo que consume. De no hacerlo, el país seguirá sometido a una invasión silenciosa de alimentos que no solo transforman la dieta, sino que podrían estar afectando la salud de millones de mexicanos.