Llama Arquidiócesis a no “manipular” la reconciliación. | ||||
En la editorial que publica hoy en su semanario Desde la Fe, expuso que uno de los caminos requeridos por el ser humano y esenciales para su crecimiento —independientemente de la situación histórica o de la latitud geopolítica— es la reconciliación. | ||||
Domingo 02 de Junio de 2019 | ||||
Por: La Jornada | ||||
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En la editorial que publica hoy en su semanario Desde la Fe, expuso que uno de los caminos requeridos por el ser humano y esenciales para su crecimiento —independientemente de la situación histórica o de la latitud geopolítica— es la reconciliación. No obstante, pidió que se tenga cuidado al abordar este concepto, “pues el mero hecho de referirlo desde los más altos escaños o púlpitos del poder público, hasta el ambiente íntimo de la familia o la amistad, reconciliación es una palabra que compromete y vincula, que exige seriedad y respeto”. Llamó a no caer “en la burda tentación de manipularla a capricho, de utilizarla como mero adorno retórico para hacer más vistoso el disfraz populista, o de enarbolarla con fines hipócritas”. Quien deje la reconciliación en el plano de “borrón y cuenta nueva”, o quien la establezca como escenario libre de otros actores para su lucimiento personal o de grupo, o pida paz "cuando se ha pasado años polarizando o provocando violencia –velada o explícita- sencillamente provocará la duda", abundó la Iglesia en la capital del país. Preguntó: ¿Cómo se puede promover la auténtica reconciliación cuando la salida fácil para las responsabilidades asumidas es acusar de todo problema a los de atrás ¿Es serio decir que se ofrece la mano para reconciliar cuando se descalifica, se denigra o se borra todo lo hecho por generaciones anteriores? ¿Qué pacifismo superficial o simulado es el que inspira una reconciliación que sigue haciendo de cada debate una ocasión para ganar popularidad?” Mal haremos, continuó, “en opinar sobre un valor capital: la reconciliación es -sin duda- volver a un camino común a pesar de las diferencias, es retomar el pasado en sus valores para abrazar el futuro -de todos- con honestidad; no con promesas seductoras, pero imposibles”. Es “dar reconocimiento también a los ‘otros’ y defender la dignidad de todos”. Destacó que este concepto “no puede quedarse en anhelo romántico de una transformación autorreferenciada o de movimientos de tablero que ignoran la estrategia del competidor. Pongamos bases para una reconciliación en serio. Un buen principio consistirá en aceptar el propio error y en abrirse a la capacidad de corrección. Y las opiniones superficiales, sencillamente habrá que dejarlas muy lejos”. |
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