.- Que no se sorprenda que las calles de las principales ciudades del Estado estén atiborradas de taxistas, y que si se pone a contarlos, en muchos casos circula más ese transporte que autos particulares, ya que existen en Veracruz casi 30 mil taxis “clonados”, según las cuentas del secretario de Seguridad Pública, Hugo Gutiérrez Maldonado que, a decir verdad, como que está exagerando para tener sus cinco segundos de fama a falta de resultados contra la delincuencia. Porque uno se preguntaría: Ah caray ¿y por qué tantos? ¿Qué pasó entonces con el programa de Reordenación de Transporte Público que llevó a cabo el gobierno de pasado, donde hasta los pensamientos de los choferes y dueños de taxis fueron fotografiados y les tomaron sus huellas dactilares? Pues quién sabe. El funcionario agregó que la dependencia a su cargo tiene operativos constantes para detectar a los taxis clonados a fin de retirarlos. “Todo lo que son vidrios polarizados y ese tipo de situaciones (en los taxis) lo retiramos” indica. A ver a ver a ver, no dudamos que de mil taxis uno tenga los vidrios polarizados, pero eso no quiere decir que sean clonados. Aquí en Veracruz y por seguridad, nadie o casi nadie se sube a un taxi si antes no le ve la cara al chofer. Quizá para don Hugo un taxi con vidrios polarizados sea sinónimo de taxi clonado lo que no nos extrañaría, ya que varios funcionarios de la 4T como él, confunden la gimnasia con la magnesia. Treinta mil taxis clonados serían un peligro de seguridad estatal que pondría en alerta a los mismos taxistas que ya estarían haciendo manifestaciones en la Plaza Lerdo. Si en efecto existe ese número de taxis y los tiene localizados ¿por qué no realiza un operativo para sacarlos de circulación? No dudamos que sigan las irregularidades en ese servicio, como tampoco ponemos ya en duda, la incontinencia verbal que padece el señor Secretario de Seguridad Pública. Si esta incontinencia sólo lo afectara a él no habría problema, pero afecta a una sociedad como la veracruzana que vive con miedo porque funcionarios como él han sido incapaces de brindarle seguridad. Bonita la cosa, ahora aparte de cuidarnos de los delincuentes que padece la entidad, tendremos que cuidarnos de los dislates que suelta con suma facilidad el señor Gutiérrez Maldonado, que ojalá pronto nos haga el favor de regresar a su natal Nuevo León.
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