.- De 55 millones de personas ocupadas en el País, 17.6 por ciento labora en como si estuviera en la informalidad. Estas cifras, indica el presidente de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (Conasami), Andrés Peñaloza Méndez, son de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) correspondiente al cuarto trimestre del 2019. Y es que destacó que los pequeños negocios son los que más reproducen ese esquema de contratación, con 25 por ciento. Sin embargo, en segundo lugar están los gobiernos estatales y municipales, con 17.78 por ciento. Las grandes empresas tienen 3.3 por ciento de empleados en esa condición. Por sectores de la economía, los que tienen un rango mayor de contratación sin prestaciones son: Agricultura, ganadería, silvicultura, caza y pesca (39.5 por ciento); Restaurantes y servicios de alojamiento (20 por ciento); Gobierno y organismos (17.8 por ciento); Profesionales, financieros y corporativos (15.9 por ciento); Servicios sociales (15.6 por ciento). En ese tenor, más de 9.8 millones de trabajadores en empresas formales laboran bajo condiciones equivalentes a las que una organización informal les ofrecería. De acuerdo con el presidente de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (Conasami), Andrés Peñaloza Méndez, esa población trabaja “sin contar con las prestaciones sociales que marca la ley”. Adán Rivera García asegura que las y los micro y pequeños empresarios de la transformación “continuarán empeñándose en ofrecer trabajos dignos y mayor capacitación para su base laboral”. De acuerdo con el presidente de la Consami, del total de la fuerza laboral que gana apenas un salario mínimo, el 95.9% no recibe capacitación. Es decir, casi la totalidad de esa población carece de herramientas para mejorar sus habilidades y desarrollar competencias que les haga conseguir un empleo mejor remunerado. El caso de las microempresas “la situación es más grave”, apuntó, pues sólo 3.1% es instruido. En las pequeñas empresas el porcentaje sube a 6.4%, pero aún “falta mucho para atender las necesidades de capacitación laboral que reclama la transformación tecnológica”. Peñaloza Méndez asegura que el compromiso del gobierno de México con el bienestar de las y los trabajadores ubicados en la base de la pirámide salarial –los que menos ganan— conlleva esfuerzos “que van más allá de la fijación de los salarios mínimos”.
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