XALAPA.- Luego de que un ex sacerdote católico fue imputado como presunto autor material de feminicidio en 2017, cuando la víctima fue encontrada en el interior de la cajuela de una camioneta en la Reserva Tarimoya, en el puerto de Veracruz, por lo que fue detenido, el obispo de la Diócesis de Veracruz, Carlos Briseño Arch negó que ese caso sea la generalidad en la Iglesia Católica y lo consideró insólito. El prelado señaló que compete a la autoridad judicial determinar la situación jurídica del exsacerdote Alfonso "N", quien se encuentra detenido por feminicidio. Versiones extraoficiales señalan que el ex sacerdote sostenía una relación sentimental con la víctima, quien le dijo que la haría pública ya que no se decidía a renunciar a su oficio, por lo que en una discusión tuvo un arranque de ira y la asesinó. El Obispo aclaró sin embargo, que el caso nada tiene que ver con el celibato persistente en la religión católica y pidió a los fieles rezar por los sacerdotes e incluso exigirles ser mejores. El clérigo hizo hincapié en que casos como el de Alfonso "N" no son una constante en el catolicismo y aclaró que la situación jurídica de esa persona está en manos de la Fiscalía. Admitió que la Iglesia Católica se ve involucrada en ese caso por tratarse de un exsacerdote, pero recordó que el señalado todavía no recibe sentencia como culpable. “Éste es un caso insólito, para mí es completamente insólito que no tiene comparación con ninguno. La verdad, fue una cosa para mí mucho muy impactante", subrayó Briseño Arch. Aceptó que algunos curas dejan los hábitos, pero insistió en que no se suele ver casos como el referido, aunque reiteró que esa persona aún no ha sido sentenciada cómo culpable. Al cuestionarlo sobre si habría que revisar la restricción matrimonial de los curas católicos, el obispo de Veracruz no lo consideró fundamental. "No, esto no tiene que ver con el celibato, definitivamente; es un tema que va más allá. El celibato te potencia para la realidad contraria, para amar con mayor plenitud", subrayó. Briseño Arch admitió finalmente que este caso es una llamada para todos los sacerdotes y obispos. "Es una llamada a ser más fieles a nuestra vocación, para cuidarnos de los peligros, de las cosas peligrosas que hay en el mundo, para ver también nuestra persona, ayudarnos unos a otros para ser buenas personas, ser mejores", subrayó.
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