De Veracruz al mundo
Conoce a Salmy, el perrito científico de la UNAM que ayuda a convertir el aceite vegetal en jabón.
En la Facultad de Química de la UNAM tres expertos juntaron sus especialidades para crear un proyecto de economía circular con el acopio de aceite vegetal usado. Salmy, un perrito rescatado, lo acopia mientras que científicos lo transforman en jabones para evitar la contaminación de miles de litros de agua.
Domingo 24 de Noviembre de 2024
Por: animalpolitico.com
Foto: X.
Ciudad de México.- Los viernes son los días favoritos de Salmy, un perrito rescatado, porque desde las 10:00 hasta las 14:00 horas, junto con la química en alimentos Juana Villeda, instalan en la Facultad de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) un centro de acopio de aceite vegetal usado y un taller para realizar figuras de jabones, que resultan de los litros del aceite que la comunidad universitaria recicla en casa.

Con rigurosos procesos en el laboratorio, el aceite vegetal reciclado es analizado para después procesarlo a partir de un procedimiento conocido como saponificación y así dar origen a la materia prima de los jabones que crearán.

Esto significa que el aceite que usado para cocinar y que sobró en casa o negocios es convertido en jabones. La fabricación y moldeado de este producto ha tenido beneficios en los estudiantes de la UNAM, ya que se convierten en un momento de terapia para las y los jóvenes, incentivando su creatividad.


Para Salmy y Juana Villada, los viernes son un día importante porque reciben el aceite usado que recolectan de los negocios de comida y cafeterías que se encuentran alrededor de la Facultad de Química y dentro de la periferia de Ciudad Universitaria.

El Inventario de Residuos Sólidos 2021 de la Secretaría de Medio Ambiente de la Ciudad de México (Sedema) señala que las grasas y aceites de origen animal y vegetal son residuos que deben manejarse de forma distinta a los residuos orgánicos e inorgánicos.


Esto se debe a los daños que puede causar para el medio ambiente, la infraestructura pública y la salud. Según datos de la Sedema, un litro de aceite usado puede llegar a contaminar hasta 40 mil litros de agua potable. Una vez frío se endurece y puede obstruir tuberías o cañerías, impidiendo el acceso al agua o taponamientos.


Salmy, el encargado de recolectar el aceite

Desde un carrito, tipo triciclo, diseñado especialmente para Salmy por Gustavo Coca, maestro en desarrollo industrial, este simpático perrito viaja mientras recolecta el aceite reciclado, acompañado de la química Villada y las cinco estudiantes de servicio social que son parte de este proyecto.

Salmy comienza su trabajo desde “El búho”, una estatua que representa al animal que identifica a esta facultad, a tan solo unos pasos del estacionamiento.

Comerciantes y dueños de locales de comida ya saben que los viernes Salmy, junto con el equipo de científicas, llegan hasta ellos para recibir el aceite acopiado. En recompensa por su valiosa labor, recibe un delicioso desayuno a base de avena y verduras.


El proyecto de economía circular que las químicas en alimentos Juana Villada, la doctora Amelia Farrés y el maestro en Ciencias Juan Carlos Ramírez lideran, se denomina “Quitando grasa, sacando espuma”, el cual se enfoca en el reciclaje de aceite requemado para descontaminarlo bajo procesos controlados en laboratorio como la saponificación para después, convertirlo en jabones.


¿Cómo nos afecta el aceite usado?
El aceite requemado tiene un uso doméstico principalmente, pero también se ocupa en restaurantes, locales de comida y puestos ambulantes para freír alimentos como garnachas, tacos, carnes, pollo, incluso papas fritas y panes como donas y churros.

El problema comienza cuando el aceite se usa más de una vez y se mezcla con otros alimentos en el mismo recipiente donde cocinaron, por ejemplo, papas fritas o antojitos como flautas o gorditas con donas, según lo que documentó en la alcaldía Juana Villada.

Amelia Farrés, doctora en biotecnología y catedrática de la Facultad de Química de la UNAM, explica que usar más de una vez el aceite es un problema doméstico y de sitios como restaurantes y puestos ambulantes de comida con un alto grado de consumo.

“El problema es cada vez más grave”, comenta Farrés, ya que al ser el aceite un elemento invisible con el agua, cuando se tira por la tubería, este se enfría y se forma el taponamiento que llega a causar problemas porque los filtros se bloquean y el agua migra mucho más despacio.

“Lo que hemos hecho en conjunto ha sido estructurar y aprovechar la información que ha colectado [la química Juana Villada] en un trabajo muy amplió en varias alcaldías de la CDMX”, señala en entrevista para Animal MX, Amelia Farrés.

Los pilares del proyecto “Quitando grasa, sacando espuma” son aprovechar esos residuos y educar a la gente para evitar la acumulación de taponamientos por vertimiento de grasa en las tuberías. De esta manera, la ciudadanía “se hace consciente del riesgo que representa ingerir producto maltratado”, menciona la experta.

Reciclaje sí, drenaje no
En la Ciudad de México, el gobierno de la CDMX junto con la Sedema implementaron una norma para atender este problema.

Se trata de la creación de la Norma Ambiental para el Distrito Federal NADF-012-AMBT-2015, que establece las condiciones y especificaciones técnicas para el manejo integral de grasas y aceites de origen animal y/o vegetal residuales en el territorio de la Ciudad de México. En ella también se contempló invertir en infraestructura para el manejo correcto de estos residuos.

Juan Carlos Ramirez Orejel, técnico académico titular de tiempo completo en la Facultad de Medicina Veterinaria Zootecnia en el departamento de nutrición animal y bioquímica, advierte que utilizar aceite quemado más de una vez trae afectaciones para la salud.

“Si se llega a utilizar aceite quemado, [éste] a través del proceso de calentamiento [y] la exposición con el oxígeno, comienza a generar reacciones de oxidación que son propias de la matriz alimentaria. De alguna manera, estas reacciones de oxidación lo que nosotros percibimos como un aroma a rancio”, explica Ramirez Orejel.

El experto añade que detrás de ese “aroma a rancio”, hay generación de radicales, es decir, grasas insaturadas que al reaccionar producen compuestos tóxicos que si las personas o sus mascotas llegan a consumirlos puede causar problemas de salud.

En el caso de consumo de radicales libres que son moléculas que en ocasiones se acumulan en las células, “pueden llegar a causar incidencias de cáncer y eso es algo importante de comentarlo porque estos radicales libres reaccionan de manera rápida y pueden afectar la salud del consumidor”, advierte el químico.

¿Cómo se crea jabón a partir de aceite usado?
Para combatir este problema, Juana Villada junto con Salmy y cinco estudiantes reciclan el aceite quemado que pasará por procesos químicos para convertirlo en jabones de uso doméstico.

El aceite que las químicas reciben llega en estado líquido. Una vez en el laboratorio, se analiza y somete a una reacción conocida como saponificación y ocurre cuando este lípido vegetal es colocado en un ambiente alcalino con hidróxido de sodio o hidróxido de potasio.

Una vez que se produce la reacción de saponificación, el líquido adquiere un aspecto maleable para que, poco a poco, se le pueda dar la forma que se deseé hasta formar un jabón sólido.

“El aceite cuando es desechado en el drenaje puede causar contaminación, en este caso, mi función es llevar los análisis fisicoquimicos al aceite que es recolectado con la intención de tener una evidencia científica de que este aceite no puede ser utilizado para alimentación”, explica Villada.


¿Cómo se hace un jabón de aceite?
Una vez concluido el proceso de saponificación en el laboratorio, la masa resultante la llevan al taller que la química Juana Villada instala junto con Salmy frente a la estatua de “El búho”.

Ahí los estudiantes llegan con el aceite reciclado que traen de casa y toman asiento para comenzar su taller. Uno de los alumnos que ha estado desde el inicio es Alan Antonio Correa Ramirez, quien cursa el séptimo semestre de la carrera de ingeniería química.

“Fui de las primeras personas que estuvo en el taller y la primera temática fue elaborar un cactus. También se elaboró pan de muerto, tlacuaches y ahora fauna endémica de Ciudad Universitaria. Personalmente me ha gustado mucho”, relata el estudiante.

Para Alan, este proyecto lo atrajo no solo por las afectaciones que trae el tirar aceite al drenaje, sino también porque no se tiene una norma de tratamiento para saber cómo controlar su uso y disposición.

“Me interesa que con esta recolección se anime a la gente y a la comunidad estudiantil a hacer conciencia para que, a través de los talleres se animen para recolectar o elaborar los jabones”, añade.

Crear estos jabones consiste en dos procesos. Primero, dar forma a la figura que quieres realizar, y según Alan Correa, esto puede tomarte entre 15 y 20 minutos donde los estudiantes toman un poco de la fórmula saponificada que parece masa y un poco más de una segunda fórmula que es más sólida. Con ayuda de un rallador se obtienen tiras delgadas que dan firmeza a la figura que construyas.

La parte creativa viene después, ya que con bloques diferentes con color añadido llega el momento de forrar tu figura. Este proceso puede llevar 20 minutos más y depende de las habilidades de cada persona.

El jabón que resulta se puede usar para tener piezas estéticas en diferentes espacios, como las esculturas de cactus que se encuentran dentro de la facultad. Pero también para desinfectar o limpiar.

Alan, al igual que las personas que se han unido a este taller, ve en esta iniciativa una oportunidad para cuidar de la salud de las personas y del ambiente.

“Lo que recolectamos lo descontaminamos, lo saponificamos y lo convertimos en jabones. Queremos que los estudiantes vean que la química es divertida, tiene aplicación en lo social y podrías dar muchas soluciones a favor del medioambiente”, resalta Juana Villada.

El aceite vegetal no se reutiliza
El proyecto “Quitando grasa, sacando espuma” enfrenta retos importantes, uno de ellos es sensibilizar a comerciantes de locales de comida, puestos ambulantes y cafeterías para obtener el aceite que usan.

En el aceite que reciclan los estudiantes desde casa se puede ver que llega en ocasiones en tonos amarillos y naranjas. Mientras que en el aceite de los locales de comida, el tono que tienen es de un café más oscuro.

Juana Villada explica que el aceite vegetal que retiran de los comercios gracias a la participación de reciclaje lo devuelven en forma de jabón.

“Algunos nos decían que ya lo vendían o llevaban a otro lado. Por eso iniciamos aquí mismo, en las cafeterías. Vemos que ya hay quienes tienen gestión de residuos y nos lo están llevando porque, lo importante es que no se vaya al drenaje”, explica.

Al inicio de este proyecto reciclaron 20 litros de aceite vegetal usado, con el tiempo esa cifra ha aumentado y tenido algunas variaciones a tal punto que en una semana han recolectado entre 50 y cien litros.


¿Cómo saber cuando el aceite ya no debe usarse?
Villada advierte que cuando se tira aceite al drenaje de manera constante este comienza a crear placas de esa grasa que se ha enfriado. Esto influye mucho porque la descarga no siempre es la misma.

“Un litro de agua, puede llegar a contaminar mil litros de agua”, advierte la química y para identificar cuando un aceite ya cumplió con su vida útil, pide que ya no sea consumido ni reutilizado para cocinar.

El aceite vegetal ya no debe utilizarse de nuevo cuando el color cambia a un tono oscuro. Además, al calentarlo genera humo y espuma.

La doctora Amelia Farrés añade que cuando cocinamos con aceite vegetal, “lo mejor es no reutilizarlo”. Además del color y el humo que arroja, se recomienda observar la viscosidad como un indicador del daño que presenta.

“Hemos encontrado cosas muy desagradables que, incluso, hemos encontrado a personas que lo reutilizan hasta seis meses. No te dura el aceite seis meses, es decir, el aceite que usan le agregan más y más y tú mismo vas contaminando”, advierte Villada.

¿Cómo y dónde acopiar aceite vegetal?
En el 2019, la Sedema lanzó el proyecto “Mi cocina no contamina”, con el que llama a la ciudadanía a tener mejores prácticas de acopio de estas grasas.

Para saber cómo acopiar el aceite que te sobró y no vuelvas a usarlo, por el bien de tu salud, solo sigue las siguientes instrucciones para separar y resguardarlo desde casa;

Deja enfriar el aceite antes de separarlo.
Filtrar a través de una coladera y/o trapo limpio para retirar los restos de alimentos.
Emplear un embudo para trasvasar el aceite a su contenedor, llenar hasta el 95% de su capacidad
Cerrar herméticamente y rotular con la leyenda “Aceite Vegetal Usado”

Tirar aceite al drenaje está penado en la Ciudad de México. La Ley de Cultura Cívica de la Ciudad de México establece una serie de faltas administrativas por arrojar en la vía pública desechos y sustancias peligrosas para la salud de las personas o que despidan olores desagradables.







Por: Verónica Santamaría

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