Por Edgar Hernández*
A no dudar, los dos mejores ejemplos de la gobernabilidad con sabiduría y destreza nos la dieron Jesús Reyes Heroles y Fernando Gutiérrez Barrios, quienes siempre apostaron por la mano firme con guante de terciopelo, por el diálogo antes que la violencia, por el saber escuchar con respeto en tiempo y forma.
Evocar a Reyes Heroles es recordar que en política forma es fondo y regresar a la memoria a don Fernando Gutiérrez Barrios -a 25 años de su muerte- es no olvidar que “gobernar exige experiencia, serenidad y vocación”.
“Gobernar -insistía- es tener la mirada y el oído alertas; gobernar es un oficio superior que no pueden desempeñar los improvisados y mucho menos los improvisados soberbios”, decía.
Hoy que la crisis de gobernabilidad atropella a Veracruz no solo es importante, sino urgente, regresar a la calma, al buen gobierno, al diálogo y la concertación, a la aplicación de las enseñanzas de nuestros sabios ancestros ciertos de que es posible gobernar con mano firme, pero con guante de terciopelo.
A regresar al presente al tuxpeño Reyes Heroles quien era un convencido de que “En política siempre se elige entre inconvenientes" y el "seremos inflexibles en la defensa de las ideas, pero respetuosos en las formas. Imposible alejarse de la urbanidad en las relaciones políticas, requisito insoslayable para la convivencia política".
Dos años como gobernador de don Fernando fueron suficientes para dejar en claro que la política del garrote en el 68 trajo resultados funestos, "huellas indelebles" y que el mejor camino era rodearse y escuchar la conseja de los mejores veracruzanos.
Reyes Heroles por su parte, era un fiel devoto de que "La urbanidad en las relaciones políticas es requisito para la convivencia política", en tanto que para el porteño Gutiérrez Barrios “todo gobernante requiere de un poco de impopularidad para que se le crea”.
"Es más fácil ser dogmático que negociador y para cumplir nuestras tareas todo nos podrá faltar, menos esperanzas", era el argumento del recio don Jesús quien por 43 años nos dejó un legado de enseñanzas en favor de las mayorías.
Mientras para “El Centinela de la Nación” Gutiérrez Barrios “solo el camino del diálogo y la conciliación nos permitirán alcanzar la paz social”.
Son expresiones que en los hechos cobran relevancia para la construcción de un buen gobierno en el día a día, sin enojos ni desplantes, sin malos modos ni alteraciones.
La política, decía el “Caballero de la Política” no se construye a “Gritos y Sombrerazos”, en tanto que Reyes Heroles enriquecía la expresión con la sentencia de que "Es más fácil ser dogmático que negociador".
Y ante las emergencias y necesidades sociales el primero arriba enunciado, quien solo nos gobernó dos años, su lema de vida era que "Para cumplir nuestras tareas todo nos podrá faltar, menos esperanzas".
Imposible además olvidar su oficina en Palacio de Gobierno. Grande, sobria, con muebles de cuero y acompañada de los tres símbolos de la república: bandera, escudo y presidente.
Una estatua de cuerpo entero de bronce de no menos de medio metro de don Benito Juárez lo acompañaba.
En contra sensu, hoy que la chancla y los jeans acompañados de chaleco o blusa marrones, sin olvidar falta de aseo y desplantes de arrogancia caracterizan a las gentes en el poder queda para el olvido que la política es un arte, una misión que merece respeto.
“A la institución hay que servirle, pero también respetarla”, decía son Fer, quien siempre cargó con la consigna de la puntualidad. “Hay que ser respetuoso del tiempo de los demás en la misma proporción al tuyo… y ser hombre de palabra”.
“¡La palabra se honra!”, decía.
Fue don Jesús Reyes Heroles quien recomendó algún día a don Fernando -ambos trabajaban juntos, uno en la Secretaría de Gobernación y el otro en la Dirección Federal de Seguridad- “Las enseñanzas de Don Juan” y para los ratos libres a Boudelaire.
Su dogma de fe era el juramento Yaqui, que no era otra cosa que el compromiso de sangre que debería asumir todo gobernante.
“Para ti no habrá sol, para ti no habrá muerte, para ti no habrá calor, ni sed, ni hambre, ni lluvia, ni enfermedad, ni familia. En el puesto que has sido asignado te quedarás en la defensa de tu nación, de tu gente, de tus costumbres y de tu religión”.
Con don Fernando, al paso de los años en su casa de San Jerónimo, un día me dijo que, en su fuero interno siempre deseo quedarse en Veracruz los seis años y no dos para ir a ocupar la Secretaría de Gobernación. “Ahí tienes todo: alegría, riquezas naturales, cultura, variedad gastronómica, eres dueño de tu tiempo y como dice la canción Veracruz sabe reír y cantar”.
¡Esa es la diferencia!
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo
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