MUCHO se discute si la falta de seguridad en el Estado, es mera percepción o se trata de una verdadera realidad.
La verdad de las cosas es que percibir ya no parece, solamente, una sensación de algo que se trasmite a través de los sentidos, sino más bien, una especie de primeras impresiones de una verdad que puede ser absoluta o relativa.
Pero hablando del fenómeno social de la inseguridad, todos estarán de acuerdo en que se trata de una verdad absoluta, porque el conocimiento cierto y real de una situación que se vive todos los días y en escenarios que son, en su mayoría, plenamente conocidos por quienes los relatan, demuestran que no hay fallas, que nada es inventado y que se trata de una condición que cuenta con todos los elementos para llamarse real, cierta, absoluta.
En este sentido, los veracruzanos, ya no hablan de una percepción, sino de una verdad absoluta que es captada, tanto en todos los sentidos de una persona, como los que le corresponden a los demás seres humanos que han sido o son testigos de hechos reales en una zona determinada.
Señalar que la inseguridad es mera percepción o que han disminuido los actos fuera de la ley, tan solo porque lo dice una persona con supuesta autoridad, no quiere decir que sea cierto, porque la realidad es otra, es decir, que se manifiesta con hechos concretos y a la vista de todos los sentidos de las personas que tienen pleno conocimiento de estos hechos.
La inseguridad, sigue siendo, para los veracruzanos, uno de los grandes temas a resolver, no precisamente porque se perciban solamente, sino porque son hechos reales que no admiten una respuesta en contrario, por lo que las expresiones de los responsables de la lucha contra la inseguridad no deben ni pueden tratar de cambiar la realidad, pues al contrario, tienen que aceptar que los altos índices de la violencia y otros actos fuera de la ley, son manifestaciones reales de una situación incontrolada y que se debe atender porque así lo demanda el pueblo en general.
Decir, por ejemplo, que en Veracruz, la inseguridad ha bajado en porcentajes altos y que ya no hay, como se sabe todos los días, delitos que perseguir, es contradecir a la verdad absoluta, o negar que los veracruzanos, no tienen sentidos que captan todos los días las condiciones inseguras de todo el territorio estatal y que por ese solo hecho ya no gozan de la tranquilidad que merecen, tanto por ser personas, como por vivir en un espacio que debe ser garantizado para la paz y como una obligación del gobierno.
A estas alturas, en Veracruz, ya no es percepción de inseguridad, como lo calificaron otros gobiernos y otras administraciones estatales, minimizando los hechos suscitados todos los días y a toda hora en toda la entidad, sino una mera realidad que se capta diariamente y que es casi permanente, constituyendo, sin duda, uno de los principales retos que tiene la propia sociedad y el gobierno, pero que pueden, en determinado momento, mutar hacia otras situaciones que pongan en peligro la estabilidad gubernamental y consecuentemente, la estabilidad de un pueblo que ha estado acostumbrado a vivir en paz.
No, de ninguna manera, se debe soslayar este problema, porque implica la generación de otros problemas todavía más graves y que costaría al gobierno, el doble o más de lo que ahora puede costar combatir este fenómenos social, mediante verdaderas estrategias que al final arrojen resultados evidentes y no meras percepciones, ahora sí, de que el Estado, esta en paz y que no pasa nada.
Esta frase de no pasa nada, ya se quedó como un mero pretexto de todo mundo, principalmente, en la responsabilidad gubernamental, para no enfrentarse a este problema, tratando, solamente, de calmar al pueblo con mentiras, porque la realidad, tal y como la hemos mencionado, la captan todos los días los habitantes de esta entidad, con elementos suficientes para probar que en Veracruz, si pasa algo y que no han logrado encontrar los mecanismos acertados para poder enfrentar la situación.
Veracruz, vive inseguro, tanto que la misma autoridad viaja custodiada, bajo operativos de seguridad, mientras que el pueblo observa, rogando a dios, no ser atacado, asaltado, secuestrado, violentado o simplemente robado.
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EL AGUA HA SIDO el rehén más apreciado por los grupos políticos que buscan, a costa de atentar contra la vida de por lo menos medio millón de personas, que viven en el sur de la entidad, saciar sus propios intereses.
Este es el caso de la Presa Yuribia, ubicada en el Municipio de Tatahuicapan de Juárez, donde permanentemente hay toma de instalaciones para exigir al gobierno del Estado, determinadas concesiones a los pueblos que viven en las cercanías de estas instalaciones.
En gobiernos anteriores, se buscaron mecanismos para poder enfrentar esta situación al grado de que cedieron, en varias ocasiones, a las peticiones de los grupos minoritarios que cerraban las válvulas repartidoras del vital líquido, pero estas concesiones otorgadas se volvieron casi compromisos anuales para mantener la calma en esa zona.
Y esto lo vemos en otras partes, por ejemplo, aquí en Xalapa, que cuando deciden los pobladores de Quimixtlán, municipio del Estado de Puebla, cerrar las válvulas, comienzan las negociaciones con el Municipio de Xalapa, y hasta el Gobierno del
Estado, para lograr que en determinado tiempo, abran nuevamente las instalaciones y se pueda surtir de agua a toda la población de la capital del Estado, y otras más que se surten de estos vertederos de agua que proviene de las faldas del Cofre de Perote.
Y no es, como ya comentamos, los únicos lugares donde se toma el agua como rehén favorito para negociar algunas de sus necesidades, porque en general, son intereses de unos cuantos que aprovechan, con el liderazgo de personas sin escrúpulos, cometer estos actos ilegales en contra de la población, pues el agua es vida y no puede faltar por meros caprichos personales.
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DICEN QUE LO UNICO que esta quedando de la evaluación de los primeros cien días de gobierno, tanto en el ámbito federal como estatal, es el otorgamiento del beneficio de la duda, porque de querer cuantificar avances, prácticamente, no hay suficientes elementos para hacerlo, porque se sigue pretextando que las condiciones del país son negativas gracias a los gobiernos del pasado.
De ahí que los analistas y todos aquellos que buscan encontrar en estas evaluaciones, algunos indicios de avance en el país, se han quedado sorprendidos de que no haya, por lo menos, algún método a seguir para concretar proyectos y programas que beneficien directamente al ciudadano.
Solamente, el obsequio de dinero, es lo que se ha destacado como propuestas de programas sociales que al final, no serán más que motivos para generar el retroceso del país.
Pues bien se ha dicho que en lugar de dinero, se deben implementar los empleos necesarios para que los mexicanos tengan oportunidad de crecer por sí solos y consecuentemente, respaldar el propio crecimiento del país.
Pero claro, dicen otros, estas condiciones no podrían, por si solas, generar los votos suficientes en procesos electorales venideros ni tampoco garantizar a un partido, su permanencia en el poder.
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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.
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