CUANDO VAN transcurriendo seis meses de la presente administración estatal, el territorio veracruzano, sigue siendo un verdadero campo de batalla, donde los que más pierden son sus habitantes que no han logrado ver la tranquilidad desde hace varios años.
El gobierno de Cuitláhuac García Jiménez, prometió, entre otras cosas, terminar con la inseguridad, pero es a estas fechas en que no se ha movido un solo dedo para cumplir con esta promesa, más cuando la delincuencia ha tomado como suya la gobernabilidad de la entidad, entendiendo a ésta como la forma de establecimiento de sus propias reglas.
Hasta este momento, casi seis meses en total, no se han visto avances en esta materia y el pueblo sigue transitando entre el miedo y la inseguridad, problemas que el gobierno del Estado, no ha logrado bajar de sus altos índices que se han detectado permanentemente.
Los veracruzanos, acusan y con cierta razón, que las promesas fueron para establecer un cambio, donde las autoridades se harían cargo del combate a la inseguridad, mediante las estrategias debidamente diseñadas por profesionales y con cuerpos policiacos a toda prueba, pero nada, nada de esto ha sucedido y el Estado, se hunde irremediablemente, al no tener, en estos tiempos, ni la esperanza de que un día logre pacificarse, sobre todo, porque no existe interés en quienes son los responsables de esta importante área.
En los recientes días, se han incrementado los crímenes, incluso, perpetrados a plena luz del día y en lugares altamente concurridos. Xalapa, es un ejemplo del avance que han tenido los delincuentes, de tal manera, que ya no hay respeto por la vida, sea de quien sea, porque la perdida de valores, ha llevado, hasta estos límites inimaginables a toda una población que solo es espectadora de los hechos que ocurren diariamente y donde corren grandes riesgos tanto las personas mayores como los propios niños.
Veracruz, se hunde, porque la desidia de sus gobernantes, se hace cada día más evidente y solamente se deja hacer, se deja pasar, sin que haya una verdadera preocupación por hacer las cosas bien y sobre todo, que tengan los efectos positivos que se quieren y sobre todo, que se necesitan para vivir dentro de la sana convivencia y la plena garantía de seguridad de los veracruzanos, tanto en sus vidas, como en sus bienes.
Y es que en seis meses, se han multiplicado los hechos delictuosos, de tal manera, que ya no son tiempos, ni siquiera, de seguir echando la culpa al pasado o a los gobernantes que tuvieron el poder y el mando en la entidad, pues esos tiempos ya pasaron y es el presente el que exige que haya atención a este tema tan terrible que sigue empañando más y más al propio Estado de Veracruz, que a pesar de sus grandes fortalezas, la inseguridad, lo sigue minando, tanto, que muchos habitantes han preferido y siguen prefiriendo salir
de estos límites territoriales para buscar un mejor destino en otra parte, donde también, hay este problema de la inseguridad, pero donde ven un poco más de interés por solucionarlo.
La prioridad de los gobiernos de las tres esferas de competencia, es decir, el federal, estatal y municipal, están plenamente comprometidos a cumplir con el mandato ciudadano, pero como el poder los obnubila, se vuelven, incluso, parte del mismo problema que padecen los gobernados.
En pocas palabras, el cambio prometido, no se ve, no se siente y esto pesa demasiado en una sociedad cada día más exigente, pues el cambio prometido, ya lo ven como sinónimo de lo mismo, es decir, que tal cambio no existe, ni parece que pudiera existir en corto tiempo, porque no se ven los esfuerzos necesarios para enfrentar estos problemas de la inseguridad, de los cuales se habló en campaña para encontrarles solución.
El engaño, la traición y el menosprecio a un pueblo trabajador, como lo es Veracruz, tendrá, desde luego, sus grandes consecuencias y esas se verán, porque se harán presentes, en las próximas elecciones intermedias, cuando venga la primera prueba de los actuales gobiernos frente a los ciudadanos que seguramente reflexionarán su voto, ahora más que nunca, ante la desesperanza y la ingratitud de un gobierno que no quiere saber nada de ellos.
Veracruz, se hunde y no aparece el poder humano que lo quiera rescatar, salvo que en poco tiempo haya cambios que el mismo Presidente de la República, ya analiza para seguir contando con la aceptación y la confianza de la mayoría de los veracruzanos, aquellos que creyeron en el cambio y que hasta ahora, nada de eso se les ha proporcionado.
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LAS BUENAS NOTICIAS DEL IMPERIO, es que se ha concretado el nombramiento del ahora Ex senador de la República, Ricardo Ahued Bardahuill, para que se haga cargo de la Dirección General de Aduanas, posición que es importante para el político veracruzano, pero que tiene, desde luego, el reto de lograr superar miles de obstáculos y grandes problemas de carácter interno.
Sin embargo, y ante miles de opiniones de expertos en materia de análisis político, quienes consideran que el nuevo nombramiento tiene el objetivo de mantenerlo alejado del asunto que se llama Veracruz, surgen versiones más apegadas a la verdad, en el sentido de que Ahued Bardahuill, se ha convertido en uno de los hombres más valiosos con los que cuenta el propio Presidente de la República, para la sucesión en Veracruz.
Y aunque pareciera que se adelanta este proceso, el hablar de sucesión significa que desde ahora se le va perfilando aún más para posicionarlo en el ánimo de los electores veracruzanos, por un lado, pero que también puede ser, como ya lo hemos comentado en otros espacios de esta misma columna, que se le esté preparando más para sustituir al Gobernador de Veracruz, dentro de
años y medio, fecha en que el mismo mandatario nacional, podrá mover sus piezas del ajedrez político, con la finalidad de asegurar los votos del Estado de Veracruz, como es su preocupación desde hace mucho tiempo.
No hay que olvidar que sobre los afectos personales, se encuentra el interés político y éste es evidente para el Presidente, ante la posibilidad de que ya no cuente en el futuro con los votos suficientes para retener el gobierno de la entidad.
¿Quién más podría garantizarle que Morena, volviera a ganar en Veracruz?, pues nada menos que el ahora Director General de Aduanas, Ricardo Ahued Bardahuill, el político que se ha vuelto en el hombre de más confianza que tiene López Obrador, en Veracruz.
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NO ES, DESDE LUEGO, COMPETENCIA, pero están surgiendo empresas de seguridad privada que están ofreciendo sus servicios, tal y como lo hace, desde hace muchos años, el Instituto de la Policía Auxiliar y Protección Patrimonial del Estado de Veracruz.
La diferencia podría ser que mientras otras instituciones policiacas que quieren hacer lo mismo que el IPAX, este Instituto goza de enorme prestigio ganado a pulso y por su constante renovación de sus equipos y el adiestramiento de sus miles de elementos que cubren las necesidades de protección del patrimonio de muchos veracruzanos.
Tan solo el Comisionado, Licenciado Héctor Manuel Riveros Hernández, es un policía de altos vuelos, es decir, que tiene toda la experiencia del mundo en estos quehaceres públicos y que ha pasado por todas las pruebas necesarias a fin de garantizar las funciones que tiene ahora el Instituto a su debido cargo.
Y es que la inseguridad que se vive actualmente, ha generado la posibilidad de que muchas empresas de seguridad privada, quieran emprender esta misma función, aunque, como se sabe, los filtros que tienen que pasar son estrictos y difíciles de cumplir cabalmente.
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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.
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