Andi Uriel Hernández Sánchez
Vocero del Movimiento Antorchista en Veracruz
Como cada año, en estas fechas, en todo el país se realizan las ceremonias de fin de curso de preescolares, primaras, secundarias, bachilleratos e instituciones de nivel superior que a lo largo y ancho del país ha impulsado y fundado la lucha de la gente humilde organizada en las filas del Movimiento Antorchista Nacional y que son escuelas que tratan de poner en práctica el proyecto educativo de nuestra Organización, a pesar de las carencias, la falta de infraestructura y las malas condiciones socioeconómicas de los pueblos y colonias en las que se ubican.
Por estas razones, por ser ejemplo de tenacidad, esfuerzo y persistencia, es que desde este espacio el Comité Estatal del Movimiento Antorchista en Veracruz, dirigido por el Ing. Samuel Aguirre Ochoa, externa una felicitación y un reconocimiento sincero a todos los niños y jóvenes que egresan de estas instituciones, lo mismo que a sus padres de familia y maestros, varios de los cuales son antorchistas, compañeros nuestros con los que todos los días luchamos y trabajamos arduamente en la brega.
Así pues, cada año los antorchistas acudimos gustosamente a las ceremonias de clausura de estas escuelas y, en varias de ellas, los maestros, padres y/o estudiantes nos hacen el honor de invitar a varios de los dirigentes del movimiento como padrinos de generación, precisamente como un gesto de reconocimiento y gratitud no a las personas individualmente sino, principalmente, como una distinción para la organización social de gente trabajadora y humilde que todos los días lucha por construir un país mejor, donde la riqueza se distribuya de forma más equitativa.
Este año, de manera particular, la mayoría de las escuelas fundadas por el Movimiento Antorchista llevan como nombre de la generación que egresa: ¡Exigimos justicia por Conrado, Mercedes y el pequeño Vladimir!, por la enorme indignación que generó el hecho de que dos luchadores sociales, honrados y queridos, fueran cobardemente asesinados en Guerrero, junto a su niño de tan solo 6 años. Crímenes atroces que continúan impunes y por los cuales se exige justicia pronta también en estas ceremonias de graduación.
La generación que egresa este año tiene la particularidad de haber tenido que cursar sus estudios la mayor parte del tiempo en condiciones aún más adversas que las habituales, impuestas por la pandemia de covid-19, el confinamiento, las clases a distancia y, sobre todo, por la indiferencia de las autoridades educativas que no supieron reaccionar correctamente ante la contingencia.
Los resultados de 5 años de políticas retrógradas en el terreno educativo son sumamente nefastos y son responsabilidad ineludible del gobierno morenista de Andrés Manuel López Obrador, cuya prometida transformación nunca llegó. Actualmente, la Unesco ubica a México en el lugar 48 de 75 países evaluados en materia de educación básica y, particularmente, en la asignatura de matemáticas; solamente una cuarta parte de los jóvenes de 15 años de edad tiene los conocimientos necesarios en esa etapa de la vida y, a pesar de esto, recientemente se anunció que la Secretaría de Educación Pública prepara unos libros de texto gratuito, en los cuales se ha reducido el número de páginas de las matemáticas, al pasar de 258 páginas a 24 páginas.
Con esto se condena a nuestro país al subdesarrollo, a continuar siendo una nación atrasada en el terreno económico, tecnológico y científico, que no puede empujar el avance de sus fuerzas productivas y, de forma concreta, se afecta el futuro de los niños y jóvenes estudiantes, pues tal parece que se les prepara no para un brillante futuro profesional sino para el trabajo mal pagado y altamente explotador que practican las fábricas, cadenas comerciales y empresas extranjeras que vienen a instalarse en el país.
Durante la pandemia, el rezago que ya existía en México se profundizó tres veces más. El Inegi informó recientemente que son más de dos millones de niños y niñas que no acuden a la primaria, de los cuales el 26% tiene que trabajar en el sector informal para ayudar a sus familias. En tanto que en la educación media superior la situación es aún más deprimente: solo 6 de cada 10 jóvenes en edad de ir al bachillerato están matriculados en alguna escuela y, de éstos, solo el 70% concluye este nivel educativo.
Y en medio de tantas carencias y dificultades diarias, en las escuelas fundadas por Antorcha se intenta inculcar en los niños y jóvenes el cariño y la pasión por el conocimiento, incitarlos a la práctica del deporte y de las bellas artes, se intenta vinculárseles con sus comunidades y se les permite, en el caso de las secundarias y bachilleratos, organizarse de forma colectiva para luchar por mejoras en sus escuelas. Y, lo más importante, se les forma con un espíritu crítico sobre la realidad, se les sensibiliza para que se den cuenta de la terrible desigualdad social en la que vivimos, para despertar en ellos el deseo de transformar esta realidad.
Por eso reconocemos el trabajo de los docentes antorchistas y de los trabajadores de estas escuelas, pues todos los días dan la lucha en contra de la indiferencia del sistema, porque luchan por formar a hombres y mujeres diferentes, con todas las carencias de las que están rodeados, venciéndolas y sobreponiéndose ante ellas la inmensa mayoría de las veces.
Este mes egresa una nueva generación de niños y jóvenes de las escuelas progresistas (que están a favor del progresos social y económico de los pueblos y colonias), es motivo de orgullo y felicidad, pero también es una razón poderosa para recordarnos a todos que debemos redoblar la lucha por una mejor educación para los hijos del pueblo trabajador. Solo éste, organizado y consciente puede hacer los grandes y profundos cambios económicos, sociales y políticos que exige nuestro país y la educación científica y crítica es sin duda un gran método para crear la conciencia política que se requiere. |
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