Todos los que hemos practicado política en nuestras vidas, y millones que solo la analizan, sabemos quien fue y como fue José Mujica, el expresidente de la República Oriental del Uruguay y ex guerrillero tupamaro que recibió seis balazos en sus luchas contra la dictadura, viviendo mas de once años en una cárcel oscura de 5 metros cuadrados, sin derecho siquiera a leer.
Seria ocioso en esta entrega en su honor, detallar lo que todos conocen del jefe de Estado que durante sus 5 años de Presidente dono el 90 % de su salario mensual de 12 mil dólares (240 mil pesos al cambio actual), a organizaciones que velaban por mitigar la pobreza de los grupos vulnerables; que nunca quiso vivir en la casa presidencial, y todas las noches regresaba en su escarabajo azul cielo a su modesta chacra, que nunca abandono por mas de 35 años -vivienda ubicada en las afueras del Uruguay, parecida a la de un campesino en México- rodeada de animales domésticos (su perra de tres patas, con quien ya fue enterrado, como le pidió a su eterna compañera Lucia Topolansky), y flores, muchas flores porque también fue floricultor.
Recibió, prácticamente desde 2019, poco antes de la pandemia del covid, la amarga noticia de tener cáncer de esófago que con el transcurso de los años se le expandió al hígado. Por eso renuncio a su cargo de senador de la república para esperar, como siempre lo dijo, la muerte en su humilde vivienda, que lo alcanzo 7 días antes de que cumpliera 90 años.
En ese lapso atendió infinidad de personalidades que lo visitaban para darle solidaridad frente a la adversidad. Desde presidentes en funciones de otras naciones como Inacio Lula da Silva de Brasil, Gabriel Boric Font de Chile, así como artistas de todos los géneros como Mana, aunque la lista es inconmensurable.
Fue bautizado como el jefe de estado mas humilde del mundo por su congruencia entre el decir y el hacer. Por eso afirmo que don Pepe Mújica no ha muerto, sino que sus enseñanzas vivirán eternamente porque se ha convertido en un referente para los que desean dejar huella desde el poder publico.
Siempre quise y anhelé conocerlo físicamente. Estuve cerca de lograrlo en 1993 cuando asistí a un encuentro parlamentario en Buenos Aires, y cuando armábamos la excursión para Montevideo donde atendería a un grupo de parlamentarios de distintos partidos políticos, recibimos el aviso del presidente de la cámara de diputados de la Argentina, que Mujica no estaba y no se concreto la entrevista. Regrese a Buenos Aires en 2010 con mi hijo el doctor en matemáticas Helí Herrera López, pero era imposible accesar a el, a pesar que solo había que cruzar el rio de la plata en un ferry, porque ya era el presidente de la República Oriental del Uruguay.
Honor a quien honor merece y Afirmo. Don Pepe Mújica vive en obra, pensamiento y espíritu. Es un referente porque siempre vivió en congruencia, de esos políticos que no existen.
“hay que vivir ligero de equipaje, porque nada se lleva uno con la muerte”, mas que las causas que abrazaste en tu vida.
Y eso fue el gran Pepe Mújica. Un hombre con causas.
¡Hasta pronto viejo! Como le gritaban sus paisanos uruguayos en sus exequias.
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