Un 16 de marzo del año pasado, el Mons. Luis Felipe Gallardo, obispo de Veracruz, sin mayor empacho aseguró que el clérigo Alejandro Solalinde “recibe mucho dinero” por lo tanto no tenía permitido celebrar misa en su diócesis.
¡No totol!
El prelado en esa fecha señalo que dicha determinación fue un asunto de coherencia de Fe.
Seguramente en porteño debió haber tenido los pelos en la mano por eso externaba tales afirmaciones.
El pontífice fue más allá y al referirse de nueva cuenta a Sosalinde Guerra dijo que “él tiene subsidios, y subsidios muy fuertes, tiene economía, tiene dinero", “lo que sé es que recibe mucho dinero” de “organizaciones, incluso ONGs que se dedican al tema” de los migrantes.
¡Con eso!
Bueno pues ahora el sacerdote perteneciente a la diócesis de Tehuantepec le da un giro de 180 grados a su carrera sacerdotal. Sí, así como lo leyó ahora olvida a los migrantes, ahora les da la espalda.
Los deja de lado y se entrega en cuerpo y alma al tabasqueño, al dueño de “La Chingada”.
Todo indica que en la actualidad el señor López Obrador es su figura máxima, es quien lo surte de agua bendita y hasta lo considera como su faro de luz.
Por favor.
Que tristeza observar que aquel personaje que edifico su liderazgo social apoyando a estas almas, ahora blasfeme contra ellos y solo muestre interés por saciar sus ambiciones personales.
Ya varios actores políticos lo han calificado de farsante y traidor de los migrantes.
Otros coinciden en que Solalinde Guerra es un fingidor, incorrecto, que se ha servido de los migrantes para acumular riquezas con los acaudalados subsidios que presumiblemente recoge.
Lo cierto es que Alejandro ya había construido un buen liderazgo basado en su labor, mismo que invariablemente le proporcionaba un poderío acreditado irrefutable. Pero tristemente ahora vemos que ya es otro chairo más, ya forma parte de la retahíla.
Reiteramos Alejandro Solalinde ha resuelto mudar de aires y ahora su ídolo es el señor López.
Actualmente subordinado a las pasiones del mundo terrenal, pero afable para las faenas de la eternidad, el capellán aprecia ahora el cosmos como un terreno en el que se escoge entre el cielo o el infierno, entre el bien y el mal.
Seguramente en su mentecita ronda la idea de que el bien ha encarnado en el señor López por lo tanto hay que estar de su lado.
Reproduciendo a los misericordiosos individuos del clero político, entre las víctimas y el poder ha elegido por el poder.
Provecho.
RAMOS ALOR.
En su cara se lo vino a decir.
Sí, el alcalde de Tezonapa, Luis Arturo Sánchez García, destacó que el Dr. Besitos, perdón el secretario de Salud en la entidad, Roberto Ramos Alor, vive en un sueño, al aseverar que el tema del dengue se atendió de manera oportuna.
Lo cierto es que en su municipalidad, ya se tienen registrados más de 2 mil casos y, agárrese, al menos 10 defunciones por la falta de atención, y por supuesto lo anterior es algo que no reconoce el neumólogo pediatra.
Según cifras dadas a conocer por la dependencia que regentea el sureño en Tezonapa únicamente se contabilizan 35 casos cuando el dígito rebasa fácilmente los dos mil.
Lo que realmente es atroz es que a dicho municipio no haya llegado ni un peso para atender la emergencia del dengue. Pero eso no es todo el titular de Salud en Veracruz no tuvo la delicadeza de agendar una plática con el alcalde.
Que escasa progenitora. Claro que sí.
Y como bien dice destaca Sánchez García, es asombroso como aun el hijo de Atanasio, junto con su pandilla, continúa repartiendo yerros a las administraciones pasadas en lugar de ponerse a trabajar y atender el grave problema de salud que padecen los veracruzanos.
PODER JUDICIAL.
La Magistrada Presidenta Sofía Martínez Huerta, en representación del Poder Judicial de Veracruz, asistió al H. Congreso del Estado, a la comparecencia del hijo de Atanasio, con motivo de su Primer Informe de Labores.
Le acompañaron los magistrados Claudia Reséndiz Aguilar, Sergio Jiménez Maraboto, Lizbeth Hernández Ribbón, Bertha Inés Chávez Méndez, Denisse de los Ángeles Uribe Obregón, Rosalba Hernández Hernández, Martha Ramírez Trejo, Isabel Inés Romero Cruz y Roberto Dorantes Romero.
Bien por Martínez Huerta.
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