Brenda Caballero
Si algo le reconozco al gobierno de López Obrador es su interés por incrementar el salario mínimo en el país, aunque eso también represente una polarización en la población: trabajadores contra empresarios.
Desde que inició su mandato, cada año se ha incrementado el salario mínimo. Y para 2021 el aumento equivaldría al 60 por ciento. Recordemos que al llegar en 2018, estaba en 88 pesos con 36 centavos y para 2019 propuso un incremento de 15 por ciento quedando en 102 pesos con 68 centavos; para 2020, 123 pesos con 22 centavos, y para 2021 será de 141 pesos con 70 centavos. Así lo informó la Conasami. Éste es el mínimo que nos aplica a los veracruzanos. Para la zona de la frontera norte pasará de 185 pesos con 56 centavos, a 213 pesos con 39 centavos.
De acuerdo con la encuesta telefónica de Ocupación y Empleo del Inegi actualizada al mes de junio de 2020, 24 de cada 100 personas ganan un salario mínimo, mientras 37 de cada 100 ganan dos salarios mínimos. Con ello estaríamos diciendo que 61 de cada 100 personas en el país ganan máximo 2 salarios mínimos. Esa es una razón por la que la Coneval dice que más del 50 por ciento de la población vive en la pobreza.
¿Y para qué sirven 123 pesos diarios, si posiblemente 23 pesos se usen en transporte? Estaríamos hablando que quedan 100 pesos al día para comer. Pero ¿Qué pasa cuando se tienen hijos? Realmente no alcanza para comer, vestir, educación, servicios y menos para entretenimiento de una familia. Y ni siquiera contemplé arrendamiento.
Sin lugar a dudas es totalmente necesario un aumento salarial ya que dicha cantidad ni para la canasta básica alcanza.
Entonces ¿Por qué algunos empresarios se rehúsan a la propuesta de incremento? En realidad, el aumento del 15 por ciento en el salario base implica mucho más para ellos, ya que para darlos de alta en el IMSS debe ser con el salario diario integrado que contempla las prestaciones sociales como 15 días de aguinaldo, 6 de vacaciones por el primer año y 25 por ciento de prima vacacional. Por lo que en realidad, el salario de 141 pesos con 70 centavos se convierte en 148.10. Con ese salario se pagarán las cuotas al IMSS y al Infonavit. Aparte súmele la parte correspondiente del Impuesto Sobre Erogaciones del 3 por ciento. ¿De verdad el empresario puede pagar todo ello?
Si bien hay empresarios que tienen el poder adquisitivo para solventar los aumentos de salarios y cuotas sociales, hay otros para los que es imposible y más estando en temporada de pandemia, donde no hay ingresos y lo que va saliendo sirve apenas para cubrir impuestos, gastos fijos y algunas materias primas.
Por lo tanto, mientras para los trabajadores es bueno, para los empresarios puede ser malo, y no porque sean abusivos y hasta usureros, sino porque simplemente no les da para pagar. Así lo han manifestado representantes de comerciantes y empresarios.
Este hecho sin duda ha abierto discusiones y polarizado el ambiente, pues impactará en primer lugar a las micro, pequeñas y medianas empresas quienes al no poder pagar los salarios y las prestaciones de los empleados se verán obligados a reducir su plantilla laboral, originando desempleo y hasta el cierre de sus puertas.
Entonces ¿el incremento al salario es malo o bueno? Todo dependerá desde el lugar donde se mire (empresario o trabajador), pero al final traerá repercusiones negativas tanto en patrones y trabajadores.
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