Lo comentaba el otro día en mi columna del lunes pasado titulada, ‘Los NeoXairos’: hay un sector del electorado que se considera abiertamente conservador y que sentía que para las elecciones del año entrante no tenía representación; lo anterior, porque no ven con buenos ojos a Xóchitl a pesar de ser la abanderada del PAN.
¿Y esto por qué ocurre? Es una realidad innegable que a día de hoy el espectro de la política mexicana está claramente inclinado hacia la izquierda progresista. Es lo que vende y está de moda; por lo tanto, X. González y los partidos que forman parte de la coalición opositora del FAM han decidido apostarle 100% a esta fórmula.
El tema es que ese sector que yo mencionaba al principio no son 100 personas; nomás hay que ver la reacción que generó el registro de Eduardo Verástegui en X/Twitter México Conservador. Su destape (por la mañana algo adelantaba Ricardo Salinas publicando una foto con el actor) ha sido recibido con mucho jubilo por parte de esa fracción de la sociedad civil.
Ya sea por parte de los que se burlaron y le espetaron fuertes criticas, o por los que lo recibieron con entuasiasmo, durante muchas horas el tema fue Trendig Topic (líder en tendencias) en las redes sociales, opacando, incluso, a gente como Marcelo Ebrard que, en este punto de la película y hasta que no resuelva su situación de cara a las elecciones del año entrante, está siendo irrelevante.
Hay muchas razones por las cuales hay gente que se entusiasmó pero una de las que yo percibo con mayor recurrencia es el rechazo unanime que genera en ellos la figura de Xóchitl Gálvez. Que no se equivoque nadie: este sector está integrado por gente (en lo personal yo conozco a varios) que sé que son hombres y mujeres de convicciones muy fuertes y que bajo ningún concepto piensan votar por Xóchitl y menos aún por Sheinbaum. La razón, es porque la prioridad de la agenda de este grupo se enfoca en la defensa provida, protección general a la niñez y la lucha en contra de la ideología de género, entre muchas otras. No está por de más mencionar que ninguna de esas causas es prioridad en la agenda de la exJefa Delegacional de la Miguel Hidalgo.
También parte de ese rechazo proviene por la culpa de la mayoría de los seguidores de Gálvez a los que muchos de nosotros hemos denominado los ‘NeoXairos’. Su actitud, cada vez más morenizada, es de insultos y desprecio cada vez que alguien cuestiona a la candidata.
Y como algunos les han manifestado: «con burlas e insultos MENOS me vas a convencer». Y es muy cierto, esa no es la manera de persuadir a un indeciso.
De acuerdo con el INE, en México hay registrados en las listas nominales 92 millones 805 mil 424 mexicanos, de los cuales, según una encuesta realizada por Grupo Mitofsky, aproximadamente el 28% se definirían como indecisos. Esto quiere decir que llegarían al proceso electoral del año entrante sin preferencia fija y si ningún candidato los convence bien podrían anular su voto o simplemente caer en el abstencionismo.
Creo que es un grave error subestimar a un sector que, a día de hoy, fácilmente podría aportar más de 300 mil votos. A gran escala suena a poco, pero de manera organizada, podrían llegar a la nada despreciable suma de más de un millón votos. Me explico: para que Verástegui consiga la constancia que le acredite como candidato ciudadano independiente, el INE le requiere un mínimo del 1% de firmas de la lista nóminal; o sea, casi un millón de firmas, en 120 días. No es una empresa sencilla para el actor que no tiene partido ni respaldo político pero el entusiasmo que de entrada ha generado su registro es notorio. Planteando el hipotético escenario de que enfrentemos una elección muy cerrada, similar a la que vivimos en el 2006 entre las candidatas punteras, podemos coincidir en que al FAM esos votos no le vendrían nada mal, ¿a que no?
Hay que recordar que México es un país muy católico y Verástegui se define a sí mismo como tal. Todas las noches, a través de sus redes sociales, tiene la costumbre de rezar un rosario en streaming y siempre se le ha asociado con actividades cercanas con la Iglesia Católica. Normalmente, todo este target ciudadano que él podría representar debería estar más cercano al PAN; sin embargo, este sector al que he hecho mención, siente que Accción Nacional les ha dado la espalda al postular a una candidata que es surgida desde la izquierda.
En lo personal, siempre he considerado que ya va muy tarde. Es innegable que tiene buenas conexiones políticas en el extranjero y que apelando a un discurso eminentemente patriota y conservador podría construir un contramovimiento que ahora mismo en México no tiene representación. Pasó en EUA, con el fenómeno Trump; o en Argentina, con el libertario Milei, que está a nada de convertirse en presidente de esa nación. La diferencia es que ellos trabajaron su plataforma casi con más de un año de anticipación y Verástegui está intentando colarse en la recta final.
Pase lo que pase, estoy seguro que no será la última vez que oigamos de él.
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