Se ven tan infantiles, se creen influencers, piensan que su reputación es tan alta que una vez que emitan un mensaje el pueblo los va a seguir. Pero son tan pueriles y tontos, como el niño al que le pica la abeja y se va a patear el panal. La gobernadora Rocío Nahle ha estado en el centro de la discusión en las últimas semanas, todo por el mal manejo de las crisis que se le han presentado. Primero intentó minimizar el secuestro y homicidio de la maestra Irma Rodríguez, después llamó miserables a los que criticaron su miserable intención. Luego le cayó un motín en el penal de Tuxpan en el que hubo al menos 8 muertos, para colmó le fueron a arrojar pedazos de cuerpos en la carretera Poza Rica-Cazones. No extraña que en la encuesta de Demoscopia Rocío Nahle haya quedado en el lugar 32 de 32 gobernadores, es decir, en el último; un lugar que sólo estaba reservado para el estulto de Cuitláhuac García. Pues para revertir esta mala imagen, para contrarrestar la mala percepción que los veracruzanos tienen del gobierno de Rocío Nahle, se ha implementado una estrategia genial, única, efectiva. Si Rocío Nahle llamó “miserables” a los que la criticamos, pues sus empleados y secuaces ahora nos llaman perros. En redes sociales medios pagados por el gobierno, periodistas chayoteros, empleados de gobierno y secuaces publican, como diría la misma Rocío Nahle, estilo “nado sincronizado”, una foto con la imagen de Roció Nahle en donde se enumeran los “grandes” logros de la gobernadora: «Desde que Nahle gobierna Veracruz». Entre esos logros anotan: «Medicinas para quien más las necesita. Carreteras pavimentadas. Turismo y cultura en su máximo esplendor». No, pues con razón la señora Nahle es la peor gobernadora de la república mexicana.
Tonatiuh Márquez es el encargado de combatir el huachicol fiscal, le encontraron lujos que no podría explicar y Claudia Sheinbaum se lava las manos
Por supuesto, si fuera un alcalde o gobernador de la oposición, o un funcionario de otro partido que no fuera Morena, la presidenta Claudia Sheinbaum exigiría la renuncia del funcionario y una investigación por parte de la Fiscalía de Gertz Manero. Pero como el funcionario es de Morena, pues entonces que otro decida si sigue o no en el cargo. La respuesta de la presidenta Claudia Sheinbaum sobre el caso de Alex Tonatiuh Márquez Hernández, director general de Investigación Aduanera de la Agencia Nacional de Aduanas (ANAM), acusado de enriquecimiento ilícito y lavado de dinero, ha sido notablemente tibia y evasiva. Frente a las graves acusaciones que involucran a Márquez Hernández —quien presuntamente acumuló una colección de relojes de lujo valuada en 7.7 millones de pesos y está vinculado a operaciones irregulares por 257 millones de pesos a través de la empresa Aledo S.A. de C.V.—, Sheinbaum se limitó a delegar la responsabilidad a la Secretaría Anticorrupción y Buen Gobierno, sin pronunciarse con firmeza ni comprometerse a una acción inmediata. Esta postura contrasta con la urgencia de un caso que pone en entredicho la integridad de una institución clave como la ANAM y reaviva cuestionamientos sobre la tolerancia a la corrupción en el gobierno de la autodenominada Cuarta Transformación. La falta de una condena clara o de medidas concretas, como la separación inmediata del cargo de Márquez Hernández mientras se investiga, refleja una actitud pasiva que podría interpretarse como indiferencia ante un escándalo de alto perfil. Más aún, la revelación de que el expresidente Andrés Manuel López Obrador ya conocía estas denuncias desde 2023, sin que se tomaran acciones significativas, agrava la percepción de opacidad y protección a funcionarios cuestionados. En un contexto donde la confianza en las instituciones es frágil, la respuesta de Sheinbaum no solo resulta insuficiente, sino que arriesga alimentar la narrativa de continuidad en las prácticas de impunidad que su administración prometió erradicar.
Israel Vallarta sí se creyó lo de su inocencia. El exlíder de “Los Zodiacos” lanza acusaciones y amenazas. 20 años de prisión no le enseñaron nada
Israel Vallarta salió libre, después de 20 años de prisión, no porque un juez lo considerara inocente, sino porque la Fiscalía no presentó pruebas suficientes para mantenerlo en prisión. A pesar de eso el exlíder de “Los Zodiacos” acusado de secuestro, delincuencia organizada y posesión de drogas se creyó eso de su inocencia. Es por ello que ya libre, en lugar de buscar paz, Israel Vallarta anda buscando bronca. Israel Vallarta Cisneros, absuelto después de casi 20 años en prisión preventiva ha generado controversia con sus declaraciones. Vallarta, protagonista del montaje televisivo de 2005 orquestado por la Agencia Federal de Investigación (AFI), denunció torturas, fabricación de pruebas y manipulación mediática en su caso, señalando a varios personajes clave y criticando la inacción de las autoridades. Entre las personas a las que acusa está Genaro García Luna, acusado por Vallarta de orquestar el montaje. También está Luis Cárdenas Palomino, exmando de la AFI, señalado por torturar a Vallarta, incluyendo golpes frente a cámaras. Vallarta también despotricó contra Carlos Loret de Mola, quien transmitió el montaje en Televisa. Entre las personas a las que ha incluido se encuentran también Adán Augusto López y Olga Sánchez Cordero, ambos exsecretarios de Gobernación acusados de mentir al afirmar que había otros procesos en su contra, lo que prolongó su encarcelamiento. Según Vallarta, ambos conocían la falta de pruebas y no actuaron para resolver su caso, a pesar de las promesas de justicia del expresidente López Obrador. Como dijeran en el pueblo, el señor Vallarta le está rascando los huevos al tigre, incluso al tigre que lo puso en libertad.
Armando Ortiz Twitter: @aortiz52 @lbajopalabra
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