Caricias, obra que permite redescubrir la existencia del otro. | ||||
“Es un lugar al que vamos a entrar en crisis, diría que hasta a sufrir un poco, aunque es un sufrimiento rico, un tanto masoquista”, opina el creador escénico, quien considera que para distraerse o evadirse están las series de televisión. | ||||
Martes 24 de Septiembre de 2019 | ||||
Por: La Jornada | ||||
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“Es un lugar al que vamos a entrar en crisis, diría que hasta a sufrir un poco, aunque es un sufrimiento rico, un tanto masoquista”, opina el creador escénico, quien considera que para distraerse o evadirse están las series de televisión. “El teatro es un hecho vivo, un lugar al que una persona va a confrontarse con otros seres de carne y hueso que interpretan historias que en ocasiones resultan incómodas o hasta dolorosas, pero que reflejan parte de lo que somos. Lo que nos permite el teatro es, no entender la locura de los otros, sino la propia”. Tales reflexiones de Figueroa Pacheco se derivan del montaje de la citada obra, a la que considera una propuesta algo difícil y dura, densa, por las temáticas que aborda. Fue escrita hace 30 años por Sergi Belbel y es considerada uno de los textos más representativos de la dramaturgia española contemporánea. En ella se retrata una sociedad fallida desde diversas perspectivas que tienen que ver con la vida, la muerte, la vejez, la soledad, la homosexualidad y el maltrato. Es, define el director, un montaje de dos horas que se desarrolla en una urbe donde la violencia es inevitable como consecuencia de los actos inconscientes o irresponsables de quienes la habitan. En entrevista, aclara que la obra dista de hablar de la violencia e inclusive destaca que en el transcurso de las 10 escenas y el epílogo que la conforman sólo hay una situación explícita de esa naturaleza. “Lo que me propuse –sostiene-- fue hacer un retrato de una sociedad fallida que a pesar de sus contradicciones conserva la esperanza. Desde esa perspectiva está abordada la obra. Por un lado, mi certeza de que como especie no merecemos continuar en el planeta; pero, por otro, tener la necesidad de creer lo contrario, porque tengo un hijo”. Para Figueroa Pacheco, somos una sociedad ávida de caricias, no en el sentido del contacto físico, sino como una manifestación del reconocimiento del otro, que se puede dar también a través de una mirada o una palabra. “Una caricia nos permite sentir que existimos para el otro, aunque no haya caricias de manera manifiesta en la obra, todo el tiempo está presente la búsqueda de la intención o la interrupción de la misma”, concluye. Las funciones de Caricias son los jueves, viernes y sábados a las 19 horas y los domingos a las 18, en el Teatro El Galeón Abraham Oceransky del Centro Cultural del Bosque (atrás del Auditorio Nacional). |
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