Ya cumplió un año el “secuestro” y expatriación del Mayo Zambada, también la insistente petición del gobierno de México al de Estados Unidos de información relativa a ese evento, considerado como un parteaguas porque coincide con el radical cambio de estrategia para combatir a la delincuencia organizada en este país. Por supuesto, la respuesta a dicho requerimiento no ha llegado, tampoco hay señales de que llegará, por el contrario, el presidente Trump sigue apretando tuercas para evitar, según ha dicho, la embestida directa del crimen organizado a sus fronteras. Las exigencias trumpistas se combinan con la aplicación de aranceles sobre México para presionar aun más a nuestro gobierno a tomar la decisión de ejercer acciones contra quienes desde las áreas del poder económico y político han entrado en complicidades con la delincuencia organizada. Mientras tanto, la expectativa gira en torno a lo que vayan a decir en la Corte estadunidense los hijos de El Chapo y el Mayo Zambada, porque, aquí reside la paradoja, al parecer el gobierno de los Estados Unidos tiene igual o mejor información acerca de quienes son los políticos y empresarios mexicanos vinculados a la delincuencia organizada. Esa información la han obtenido a través de sus órganos de inteligencia y la ya aportada por los hijos del Chapo y Zambada.
Como es arriba, es abajo. En tiempos actuales ejercer el poder ya no es un coto paradisiaco de gozo por canonjías, ahora se acompaña con pesadas tribulaciones. Interrogada sobre el secuestro y muerte de la profesora veracruzana Irma Hernández, la presidenta lo calificó de lamentable y ofreció que no habría impunidad. Previamente, en la misma semana un periodista había acusado ante la presidenta al titular de la JUCOPO en Veracruz de inhibirle su libertad de expresión, dos señalamientos en ese nivel siempre operan con fuerte presión, por lo que de inmediato la gobernadora Rocío Nahle salió al quite y declaró que en Veracruz se respeta la libertad de expresión. El secuestro de la profesora Hernández expuesto en la mañanera oblig+o a la autoridad estatal a ponerle atención al caso y resolverlo cuanto antes. Insólitamente ya hay dos detenidos (inesperado por los elevados índices de impunidad en todo México y Veracruz no es la excepción), cuando hay casos bastante añejos clamando por ser resueltos. Por si no bastara, a ese “sospechosismo”, obviamente de manera involuntaria, la gobernadora aporto un ingrediente que no gustó a la opinión pública al aludir que la profesora murió por un infarto, cuando había evidencias que la occisa había sido salvajemente torturada. Aparentemente el asunto ya está policialmente resuelto, pero, al igual que el monstruo de mil cabezas, ahora en Tuxpan secuestran a otro taxista y balean al pasajero. |
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