El 1 de diciembre de 2012 Enrique Peña Nieto juró como presidente constitucional de México y dijo “Protesto guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanen, y desempeñar leal y patrióticamente el cargo de Presidente de la República que el pueblo me ha conferido, mirando en todo por el bien y prosperidad de la Unión; y si así no lo hiciere que la Nación me lo demande.". Y efectivamente, la Nación se lo demandó quitándole el poder al PRI partido del cual salió electo, para entregarlo en alternancia, tema de otra publicación.
Con un triunfo de 19.2 millones de votos y el 54% de aprobación en 2012, el mexiquense se veía como un paradigma de un nuevo PRI, renovado. Un presidente por y para la gente lo que hoy no comparte la mayoría de los mexicanos que califican como reprobado su mandato con un 65% en contra.
¿Qué pasó, porque esa debacle de simpatía, fue Estados Unidos y su economía la causante de ese derrumbe, varios logros en diversos escenarios dejaron de ser su fortaleza para entregar un país prácticamente igual de cómo lo recibió? Pasaron muchas cosas, entre ellas de menor importancia científica pero si política y popular, fueron los escándalos de la Casa Blanca, sus dislates consientes o inconscientes, su poca lectura, su poco ingles que no era necesario hablar, su estilo personal de gobernar en las palabras de Cossio Villegas.
Pero dos temas importantes que le hicieron merecedor de esa baja aprobación ciudadana que tiene hoy con los mexicanos a unos meses de cerrar su sexenio son básicamente dos, Pobreza y Seguridad Publica. Estudios de CONEVAL, nos dicen que en 2012 México tenía en pobreza 45.5 millones de mexicanos y pobreza extrema 9.8 millones. La Institución a su último informe de 2016 refleja que tenemos 46.6 millones en pobreza y 7.6 en pobreza extrema, que abarca un universo total de 63 millones de mexicanos, es decir más de la mitad de la población. Todo esto contraviene durante seis largos años, disposiciones constitucionales y de derechos humanos que vulneran la vida de millones y les hace sus vidas más que miserables, ante la poca o nula oportunidad de tener niveles de calidad de vida aceptables en materia de educación, empleo y seguridad social, salud, cultura, recreación y deporte entre otros.
En materia de seguridad pública y administración de justicia, al azar tomamos como referencia el indicador del Sistema Nacional de Seguridad Publica SEGOB, de 1997 en denuncias presentadas ante el Ministerio Publico sin considerar el subregistro de quienes no denuncian porque simplemente no creen en la justicia. Resulta que 1997 se presentaron ante el ministerio publico 1 millón 490 mil 923 denuncias, sin que el Sistema Nacional a1998 informe cuantas se resolvieron, es decir cuántos mexicanos obtuvieron justicia. En su primer año de gobierno de Peña Nieto, 2013, se denunciaron ante el ministerio público –sin contar sub registros advertidos- 1 millón, 704 mil 886 denuncias y, para 2017, 1 millón 807 mil 846; es decir la constante en todo el sexenio fue un aumento de 100 mil denuncias más que 1997. En los tres escenarios la constante ha sido que la tercera parte de estos delitos denunciados han sido con violencia y esa fue la constante en todo el sexenio Peñista.
A lo anterior hay que agregarle que el Nuevo Sistema Penal Acusatorio que entre otras cosas prevé un Código Nacional de Procedimientos Penales, llega tarde a México lo que hace su asimilación lenta, burocrática y cara para el justiciable. Una deuda más del sexenio es sin duda, el nombramiento del Nuevo Fiscal General de la Republica que se pretendía fuera “carnal”, deuda de la presidencia de la Republico y el poder legislativo, porque dicha exigencia esta incumplida por interese mezquinos, desde 2014. Figura de Fiscal “carnal” que se reproduce en varios estados sin que se consulte a los abogados postulantes y academia, de quienes pueden ser las mejores opciones.
Pero parece que el Presidente Peña no se dio cuenta, no lo dejaron que se diera cuenta o se dio cuenta y no le interesó lo que pasaba a su alrededor como en estos dos rubros. Una más cercana, fue el abandono que sufrieron los damnificados por los sismos de septiembre pasado, por parte del gobierno de la Republica y de la Ciudad de México. Damnificados que ganan batallas porque n o se doblegaron ante la indiferencia e ineficacia gubernamental y limanturesca. Nuevamente nos preguntamos, el presidente estuvo a la altura de los tiempos actuales. Que cada quien responda la pregunta, incluido el presidente. Actuemos.rafaelmarinmarin@hotmail.com |
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