ANDRES MANUEL López Obrador, Presidente electo de México, ha adoptado, como parte de su campaña política y ahora, en su gobierno, a partir del primero de diciembre, una actitud populista, sí, pero con la propuesta de ser el mejor mandatario nacional que haya tenido la historia política de México.
Populista, porque encuentra, en este marco político, la oportunidad de llegar hasta los estratos sociales más abandonados, más marginados, los más pobres y los más humillados, quienes lo han adoptado como su propio mesías y lo protegen de todos los males que le pudiera ocurrir.
Es el primero y esto lo estuvo estudiando varios años, que se dirige totalmente a las masas más olvidadas, encontrando, por ese solo hecho, el respaldo total para lograr llegar a la Presidencia de México, su más ansiada meta. López Obrador, logra ser el hombre más reconocido por este solo hecho, cuestión que, en verdad, todos olvidaron y fue por donde el famoso Peje, pudo adelantarse a todos los políticos de este tiempo.
López Obrador, habla de una cuarta transformación del país, comparándose, indudablemente, con personajes de la historia de México, que dejaron su propia huella, como fue el caso del Padre de la Patria, Don Miguel Hidalgo y Costilla, quien iniciara el primer movimiento revolucionario en busca de la independencia de México. Fue, más tarde, el Presidente de la República, Benito Juárez García, a quien todos reconocen, incluso, fuera de nuestras fronteras, como el Benemérito de las Américas, aplicando, de alguna manera, la segunda transformación con las leyes de reforma.
Y viene la revolución mexicana, otro movimiento social que pone su propio grano de arena en la transformación del país, quizá, la más grande e importante que pueda considerarse, porque dio paso a una vida política más estable del pueblo mexicano, con gobiernos constitucionales y con instituciones que le dieron la oportunidad de crecer a tal grado de que hoy, como el resto de los países del mundo, se encuentra inmerso en su propio desarrollo nacional, con infraestructura moderna y bajo un proceso de transformación que lo lleva a situarse en una nueva dimensión política y económica.
Pero aún así, no dejó de tener, entre sus propios proyectos, el virus de la corrupción que lo detuvo considerablemente y que no ha permitido que todo aquello programado, tenga su propio desenvolvimiento. El país, poco a poco fue cayendo en este tremendo hoyo, donde sus gobiernos, en todos las esferas conocidas, optaron por hacer de sus propios recursos, un permanente saqueo, a tal grado de que en estos momentos vive una más de sus crisis políticas, económicas, y sociales, donde todo parece indicar que no esta en el camino correcto y que la propia violencia, generada por el proceder de sus gobiernos, lo
esta hundiendo más cada día, sin que haya la esperanza de que pueda resurgir y continuar el proceso de transformación que se fijó desde que se iniciara el movimiento de independencia.
Hoy, López Obrador, se erige, como el continuador de este proceso y llama a su periodo político y de gobierno, la cuarta transformación de México, basando su gestión en el respaldo a las clases populares más abandonadas, a los pobres que suman más de cien millones, porque claramente se ha visto que el dinero solo circula en un porcentaje muy reducido de mexicanos, quienes detentan el poder político y económico del país.
Pero López Obrador, navega, pues, en estos momentos con esta bandera, donde las dudas han comenzado, también, a ser parte de la preocupación de todos los mexicanos que votaron por él, considerando que las presiones son tan fuertes, que aún con todos los compromisos que ha hecho durante todo este tiempo, sean difíciles de cumplir.
Para ello, ya se ha visto, por ejemplo, que las condiciones políticas lo han estado obligando a tomar decisiones equivocadas, así calificadas por expertos en la materia, además de aceptar ser, en cierta forma, parte de todo aquello que pretende combatir.
No será fácil concretar la cuarta transformación en un sexenio, como el que comenzará en diciembre, pero siembra, de alguna manera, los principios y las bases para que los mexicanos, inicien la debida reflexión a la cual se negaron en procesos políticos del pasado.
La cuarta transformación, es un proceso político ambicioso, que lo mismo tocará a los poderosos, dueños del dinero, que a los más necesitados del país, pues como las vacunas, antes de surtir sus efectos positivos, tendrán que pasar por diversas reacciones secundarias.
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JAVIER DUARTE DE OCHOA, como cualquier mexicano, tenía derecho a defenderse y buscar, a través de su defensa, las mejores condiciones de sentencia.
De esto no hay duda, aunque todo esto ha servido como una especie de desviación de la atención que los propios mexicanos y veracruzanos, en especial, tienen con respecto a este importante caso.
Todo mundo habla de la sentencia dictada al Ex mandatario veracruzano, pero pocos se han tomado el tiempo suficiente para pedir que se investigue dónde esta el dinero sustraído de las arcas del Estado. El Gobernador de la entidad, Miguel Ángel Yunes Linares, ha puesto atención, desde luego, en los bienes que se han
incautado, pero dichos bienes no son, ni siquiera la mitad de lo que se dice fue el robo más grande de la historia.
Unos hablan de hasta setenta y cinco mil millones de pesos, que el ex mandatario estatal, logró desviar de las arcas del Estado, lo que, de ser cierto, es una extratosférica cantidad que ningún ciudadano de este país, puede concebir, así, de rápido.
Los veracruzanos, de acuerdo a las opiniones vertidas por todas partes, no les interesa tanto la sentencia, en la cual han fijado todos su atención, sino en la devolución de estos recursos en donde quiera que se encuentren.
Lo principal, dicen los veracruzanos, es que se regrese el dinero, por lo demás, será cuestión del ámbito jurídico, lo que se le quiera imponer como castigo al Ex gobernador, aunque viéndolo de esta manera, el castigo más fuerte, sería devolver la riqueza acumulada por estos robos.
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YA SE DICE QUE la Procuraduría General de la República, esta en vías de perseguir a todos los ex colaboradores del Ex gobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, porque éstos poseen grandes cantidades, entre todos, que son parte, quizá, de la cantidad que se ha acumulado como saqueo atribuible al ex mandatario.
Es decir, que son sus cómplices en el robo más grande de la historia política de Veracruz, los que tienen guardado gran parte del botín y que lo mismo que al ex gobernador, se les debe obligar a que retribuyan al erario público, las cantidades que se llevaron. Para eso será necesario que se integre alguna comisión especial que se encargue de darle seguimiento al retorno de estos recursos, porque si se hace directamente al gobierno, se corre nuevamente el riesgo de que se puedan perder, como ya se ha estado pensando respecto de los recursos que ya fueron, supuestamente, devueltos al gobierno estatal, durante el ejercicio de este gobierno bianual, pero de los cuales no se ha dado debida información de su destino.
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Y EL LUNES, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.
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