BIEN SE sabe que una de las empresas mexicanas de televisión que más se encuentra protegida por el gobierno federal, es precisamente Televisión Azteca, quien además goza de supuestos buenos contratos económicos con la actual administración federal.
Sin embargo, el trancazo mediático del fin de semana pasado, en voz de su comentarista político Javier Alatorre, en contra de uno de los más destacados, por ahora, funcionarios de la cuarta transformación, responsable del combate nacional en contra de la pandemia, Hugo López Gatell, puso al gobierno de López Obrador, en cierta forma, contra la pared.
Este golpe, le dolió hasta el alma al mismo Presidente de la República, que no entendió, de pronto, qué estaba sucediendo con uno de los poderosos empresarios de los medios de comunicación, limitándose, solamente, a considerar un error del comentarista y tomar el asunto, como siempre, sin la mayor importancia.
¿Qué se puede sacar como conclusión?
Se dice, en principio, que debido a las instrucciones presidenciales de concretar la famosa austeridad republicana, se tuvieron que hacer los recortes necesarios y hasta dejar de pagar algunos compromisos ya contraídos, es decir, que por aquí podría estarse entendiendo este episodio de contracción de la empresa con el gobierno federal.
Pudo darse la posibilidad de que se ordenara no pagar los contratos con Televisión Azteca, o bien, diferirlos por unos meses más hasta en tanto no pasa la crisis de salud y desde luego, la económica. Pudiera ser, de la misma manera, que se haya ordenado el recorte de los apoyos destinados para este importante medio, lo que dio lugar a que saltara la liebre y se le hiciera saber al Presidente, y a su gobierno, que lo compromisos se cumplen y que a pesar de estar juntos en algunos proyectos de la cuarta transformación, también hay disidencias que pueden ponerse en la balanza de los buenos entendimientos.
Otra posibilidad que se maneja, también pudiera estar de por medio, aunque la verdad de las cosas, ésta no sería importante para los propios intereses del gobierno y de la empresa a que nos hemos referido, es decir, que pudiera estarse considerando el constante ataque que el Presidente, manifiesta contra los medios de comunicación en general, afectando algunos intereses de otros empresarios que son aliados de la propia empresa de televisión Azteca, aunque estos, como se comenta, no estaría tan determinante como el asunto anterior ya analizado.
Se produce, pues, una especie de rompimiento entre las dos entidades, debido, principalmente, al cumplimiento de los compromisos económicos. No se puede pensar en otra cosa, puesto que si Alatorre, dijo lo que dijo, es porque detrás de él seguramente que hubo instrucciones, pues a ese nivel de los medios de
comunicación, no se puede entender que el comentarista haya actuado por cuenta propia, sabiendo de antemano que corría el riesgo de ser despedido de la empresa para la cual trabaja desde hace muchos años y gozando, desde luego, de la cercanía con el dueño de este importante medio de comunicación.
Así que no fue un error involuntario de Javier Alatorre, que el mismo Presidente de la República, sabiendo el origen de este sorpresivo ataque, lo tomó con cierta paciencia que llegó, incluso a decir públicamente que Alatorre, era un hombre bueno y que seguramente cometió un error, como cometemos todos en algún momento, casi perdonando el hecho, aunque no dejó de mencionar que podría ser motivo de sanción esta conducta pública, ya que el ataque en contra de López Gatell, era también en contra de la investidura presidencial, haciendo suyo el golpe mediático nacional
Así las cosas, vinieron las reacciones inmediatas, incluso de los propios gobernadores del país, que ahora son oposición al gobierno federal, lo que, finalmente derivó en el desistimiento de la administración de López Obrador, para la aplicación de la sanción anunciada, haciendo hincapié en el respeto a la libre expresión, aunque la de Televisión Azteca, fue calificada como grave ante la situación de emergencia que vive el país.
La cuña, de esta manera, vino del mismo palo, entendiendo, como ya lo comentamos que entre la empresa de Televisión Azteca, y el Gobierno de López Obrador, hay buen entendimiento en los intereses que ambos persiguen durante este sexenio.
Y aunque el asunto, seguramente que no parará en el perdón presidencial y la aceptación del error de la empresa de Televisión Azteca, este hecho fortalece, de paso, a la misma libertad de expresión, pues aunque sea, por lo pronto, un buen entendido entre las partes en conflicto, se manifiesta, desde luego y ante los ojos de la vida nacional, el respeto por los medios, vilipendiados permanentemente por el mismo Presidente, haciendo uso de constantes descalificaciones.
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LA FUERZA PUBLICA, UN EXCESO.
PUEDE SER que las autoridades de los gobiernos estatales que se han manifestado en contra de algunas disposiciones del gobierno federal, sobre todo, en la forma en que se combate a la pandemia que hoy nos ocupa a todos los mexicanos, estén verdaderamente preocupados por la situación de emergencia y que en determinado momento quieran hacer uso de algunas facultades para obligar a los ciudadanos a cumplir con las recomendaciones del sector salud, olvidándose que dichas medidas pudieran ser violatorias de las garantías constitucionales de los gobernados, que la aplicación de ciertas medidas podrían caer en el exceso de la autoridad, aunque las condiciones de salud lo requieran.
No se pueden restringir estos derechos, aplicando la fuerza pública, sin antes haberse dictado declaración alguna de la desaparición de las garantías en acato de la pandemia que cubre casi todo el país.
Cierto es que buena parte de la ciudadanía no ha tomado con verdadera conciencia lo que está pasando, pero hasta ahora, solamente se han dictado recomendaciones, pero sin ninguna obligatoriedad, más aún sabiendo que esta pandemia tomó por sorpresa a todos, incluyendo al mismo gobierno, en sus tres esferas de competencia, por lo que muchas familias tienen que salir, necesariamente, a trabajar y buscar el sustento familiar
Las medidas de obligar a las personas a mantenerse en sus casas, son, hasta cierto punto comprensibles, pero no adecuadas en este momento, ni tampoco legalmente aplicables si no hay instrucciones presidenciales, pero sobre todo, del propio Congreso federal.
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CUITLÁHUAC, COMO ANILLO AL DEDO.
CUENTAN QUE eso del anillo al dedo, podría aplicarse al Gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García Jiménez, que por la presencia del coronavirus, la atención que se tenía en su administración, pero sobre todo, en el clamor popular para que al final del mes de noviembre, presentara su licencia para separarse del cargo que ahora tiene, se desviara tanto que por ahora ya nadie se acuerda de este asunto que vino ocupando muchos espacios en los medios de comunicación en los meses pasados.
La pandemia, vino, de alguna manera, a suspender esta necesidad de los veracruzanos, posponiendo, quizá, para más tiempo este hecho político que requiere Veracruz, en general.
Si el Gobernador del Estado, no aprovecha esta oportunidad que le dan las circunstancias, generadas por la crisis de salud, cuando pasen los efectos de esta pandemia, volverá la insistencia de los gobernados en la entidad veracruzana, para que el gobernante veracruzano, opte por pedir licencia.
En el altiplano, donde se decía que había, incluso, instrucciones presidenciales para darle seguimiento al gobierno de Veracruz, y tomar las medidas conducentes, también se ha quedado en espera este proyecto, por lo que García Jiménez, debe aprovechar su tiempo y fortalecer su presencia política.
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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.
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