Es reconfortante y aleccionador -al menos para mí- leer expresiones, discursos o mensajes del Papa Francisco porque él de manera sensible y sencilla emite conceptos y puntos de vista que esclarecen asuntos diversos, dejando o sembrando en los lectores inquietudes o enseñanzas para asimilar y proceder. A propósito, en su última encíclica (Fratelli Tutti), en lo referente a la ilusión de la comunicación, asienta: “La verdadera sabiduría supone el encuentro con la realidad. Pero hoy todo se puede producir, disimular, alterar… El funcionamiento de muchas plataformas a menudo acaba por favorecer el encuentro entre muchas personas que piensan del mismo modo, obstaculizando la confrontación entre las diferencias. Estos circuitos cerrados facilitan la difusión de informaciones y noticias falsas, fomentando prejuicios y odios. Conviene reconocer que los fanatismos que llevan a destruir a otros son protagonizados también por personas religiosas, sin excluir a los cristianos, que pueden formar parte de redes de violencia verbal a través de internet y de los diferentes foros o espacios de intercambio digital (o presencial -agrego-). Aun en medios católicos se pueden perder los límites, se suelen naturalizar la difamación y la calumnia, y parece quedar fuera toda ética y respeto por la fama ajena…”
En comentario anterior advertí sobre la necesidad de que los clérigos y ministros católicos de nuestro país se compenetran del contenido de las Encíclicas papales emitidas por el actual Pontífice de nacionalidad argentina, porque tales documentos señalan derroteros o directrices para encauzar un cabal y humanístico servicio pastoral en estos tiempos críticos de violencia, pobreza, miseria y destrucción ambiental, donde todos los seres humanos debemos comprometernos para sobrevivir y lograr consensuadamente senderos de entendimiento, así como para efectuar acciones cordiales más allá de las barreras geográficas, culturales e ideológicas, “… como única humanidad, como caminantes de la misma carne humana, como hijos de esta misma tierra que nos cobija a todos…” Es de entenderse que deberán quedar en el olvido las conductas inapropiadas de párrocos que se olvidaron de su superior misión y se convirtieron en cómplices pasivos de los poderosos, de los magnates y jerarcas, sin ver a los de abajo, a los humillados, a los que sufren. En ese tenor también se hacen necesarias las autocríticas al interior del catolicismo para erradicar la misoginia, la homofobia, la pederastia, reconociendo así mismo al que piensa diferente, al que camina por otra vía ideológica y al que sufraga por alguien que prejuiciosamente se le estigmatice como un adversario maligno.
Por ello me sorprende y me preocupa que un obispo de singular nivel jerárquico de Veracruz manifieste de manera audaz aseveraciones comprometedoras vinculadas con el próximo proceso electoral del 2021, entendiendo de antemano que su mensaje “calará hondo” en la feligresía bajo su encomienda y que ello se contrapone a la legislación vigente
y al ejercicio del buen samaritano. Ni más ni menos, el arzobispo de Xalapa Hipólito Reyes Larios el pasado 9 de noviembre en su homilía dominical llamó a la población a ser sabios de cara a las elecciones del siguiente año, saber elegir a los candidatos y participar votando, puesto que todo seguirá igual de continuar siendo pasivos. Enfatizó: “A nosotros nos toca participar y a veces no queremos ni votar ni participar en este tipo de cosas, a veces decimos todo sigue igual; pues todo seguirá igual mientras nosotros seamos así tan pasivos e inactivos, que no nos interesemos por el bien de nuestra nación y de nuestra comunidad…” Adicionó que es mejor generar empleos que estar dando dádivas, así como el guardar un ambiente de paz y respeto a los demás, sin tener una sociedad polarizada. Ya encarrerado se lanzó contra las personas que luchan porque las mujeres decidan en lo inherente a su cuerpo, para culminar a tambor batiente: Consideró que los E.E.U.U. nos están dando una lección tras su proceso democrático “nos están diciendo, al final se tiene que aceptar que hay un ganador y que no valen argucias para tratar de tumbar ese veredicto que lo ha pedido el pueblo y el pueblo es el que elige…”
Con relación a este fervoroso y beatífico mensaje del arzobispo Hipólito, que un rotativo local intituló “Hay que ser sabios para votar en 2021”, expreso o comento que para nada es inapropiado sugerir y recomendar que todos los ciudadanos voten, lo cual no implica señalar por dónde encaminar sus sufragios ni tampoco se vale manipular a las personas indicando el supuesto “camino equivocado”, a fin de que los electores procedan en consecuencia y transiten por el “sendero verdadero”. Por otra parte, hacer alusión al término dádivas de manera genérica es falsear los hechos, porque el gobierno federal ha puesto en marcha varios programas sociales, cada cual con sus objetivos, metas y compromisos, lo que parece ignorar el prelado. En cuanto al empleo en esta etapa inicial del sexenio a pesar de la pandemia, no sería ocioso que el obispo de marras conociera las estadísticas respectivas para valorar objetivamente dicho rubro o asunto. Para finalizar, ya que el ministro de la Arquidiócesis aplaude lo acontecido en las elecciones de Norteamérica, le recomendaría respetuosamente que recordara lo acontecido en México en el mes de julio del 2018, cuando una mayoría significativa respaldó al candidato Andrés Manuel López Obrador que nos gobierna legítimamente y que algunos hoy ilógicamente pretenden que renuncie, a 23 meses de su mandato, violentando con ello la normatividad republicana. Ojalá la serenidad y la prudencia se alojen en esos sectores religiosos que observan con beneplácito las acciones de Frenaaa y que mejor retornen sus pensamientos a ese sueño de fraternidad y de amistad social que pregona el obispo supremo del Vaticano.
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Atentamente.
Profr. Jorge E. Lara de la Fraga |
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