RAMÓN ZURITA SAHAGÚN
El Partido Revolucionario Institucional es un organismo político creado hace 95 años que mantuvo la presidencia de la República durante 70 años.
Concentró todos los gobiernos estatales del país en el curso de 60 años, hasta que comenzó el avance de los partidos opositores.
Hasta la fecha muchos de los principales políticos del país formaron el ahora marchito partido tricolor.
La carencia de figuras políticas los llevó en 2018 a experimentar con un candidato presidencial ajeno al partido y ahí se forjó su debacle.
Por vez primera en una elección perdió la Presidencia de la República y el total de las nueve gubernaturas en disputa.
Los malos manejos en la administración pública, los abusos, la prepotencia, la corrupción y el saqueo del erario en el sexenio de Enrique Peña Nieto, fueron las gotas que derramaron el vaso.
De inmediato sucedió lo impensable, decenas de militantes de alto nivel se pasaron al partido ganador de los comicios y dejaron al partido que ayudaron a hundir, para obtener su sobrevivencia política.
Acicateado por la situación, Alejandro Moreno Cárdenas (Alito) optó por dejar el gobierno de Campeche y llegar con una nueva propuesta a la presidencia del partido.
La presencia de Moreno Cárdenas no fue bien recibida por los viejos cacicazgos, especialmente por aquellos beneficiados un sexenio anterior, con los que inició una fuerte disputa por el total control del partido.
Alito llegó con ideas frescas y prometiendo transformar al partido, sacarlo del marasmo en el que se encontraba e iniciar la búsqueda del poder, con nuevos personajes, algunos de los cuales no habían tenido las oportunidades necesarias.
Pasaron los años y las dos elecciones federales que han tenido en la presidencial campechano Moreno Cárdenas mostraron que no había ese relevo de caras conocidas, manteniendo los mismos nombres en el poder Legislativo, pasando de una cámara a otra.
Alejandro renovó el Consejo Político e incrustó a seguidores de él, los que le han permitido reelegirse en el cargo y maniobrar abiertamente.
Su manejo político gusta a algunos y es criticado por otros, aunque la renovación de las dirigencias estatales le permitió el ascenso de nuevos cuadros, dando oportunidad a jóvenes.
El partido parecía que crecería en los comicios presidenciales de 2024, pero sufrió una aparatosa caída, en unos comicios donde nuevamente careció de un candidato o candidata presidencial propio, lo que redundó en las más escuálidas bancadas en el Poder Legislativo.
Ahora en las últimas semanas una serie de personajes considerados como de las pocas figuras que todavía sobrevivían en el partido por diversas causas han dejado la militancia o se han alejado del organismo político.
Son los casos de Ana Lilia Herrera quien dejó la presidencia estatal del partido en el Estado de México; Enrique de la Madrid, otrora precandidato presidencial (algunos creen que debió ser el candidato); Georgina Trujillo, exdiputada y exsenadora, además de candidata frustrada al gobierno de Tabasco y por último en un extraño procedimiento, Enrique Galindo, dos veces alcalde de San Luis Potosí (está en funciones) y con posibilidades de competir por el gobierno estatal, fue expulsado del partido, aunque él asegura no haber recibido ninguna comunicación al respecto.
Si esta merma continúa o las pugnas internas se mantienen, el Revolucionario Institucional correrá un grave riesgo de extinguirse en 2027.
Los comicios locales de Veracruz y Durango el año próximo serán un buen termómetro para medir si el PRI sigue en declive o presenta signos de recuperación.
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Ramón Zurita Sahagún
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