“México no es piñata de nadie”, dijo la presidenta Sheinbaum después de difundirse que el gobierno de los Estados Unidos revocó acuerdos de aviación para que aerolíneas mexicanas operen en 13 rutas, entre otras, hacia Houston, Mc Allen, Austin, Nueva York, Newark, Chicago, Denver, Dallas, Los Ángeles, Miami, Orlando, más una de Aeroméxico a San Juan de Puerto Rico. El golpe vino desde el Departamento de Transporte (DOT) a cargo de Daniel J. Edwards. En 2015 el gobierno de Peña Nieto suscribió un Acuerdo con el de los Estados Unidos para que aerolíneas estadounidenses y mexicanas volaran a diferentes rutas en ambos países, ese Acuerdo otorgaba permiso a las aerolíneas estadounidenses a operar vuelos de carga “desde cualquier punto” de México, en reciprocidad autorizaba a las mexicanas vuelos con destino a aquel país. Pero en 2023 por la vía de un Decreto López Obrador obligó a las aerolíneas a mudar sus vuelos de carga del AICM hacia el AIFA desatendiendo el referido Acuerdo. La intención era darle vida al AIFA que después de haber sido inaugurado se encontraba en punto muerto. Por ese antecedente, ahora el Departamento de Transporte aplica sus restricciones en respuesta a la “inacción e incumplimiento continuado” del Gobierno mexicano en materia de reciprocidad aérea”.
Pudiera argumentarse que López Obrador emitió su Decreto en base a una acción soberana, sin embargo, mediaba un Acuerdo previo que la disposición presidencial hizo a un lado, el gobierno de aquel país aguantó el golpe y ahora lo devuelve invocando el Acuerdo suscrito en 2015, aunque la presidenta Sheinbaum lo califica de “una medida unilateral e injustificada”. Acto soberano el de México, sí, también el estadounidense. La restricción estadounidense se implementa coincidiendo con el reiterado envío “solidario” de petróleo a Cuba, con la votación de México en la ONU en contra del “bloqueo económico” a la Isla, y su declarado respaldo diplomático a Nicaragua, Venezuela y Cuba. Mucho se teme que aún vendrán más obuses desde la muy nutrida artilleríaestadounidense, aunque México no sea piñata de nadie. El escenario muestra un entorno económico nacional nada bonancible, lo reconoce Hacienda: “La economía global moderó su ritmo de crecimiento respecto al periodo previo en un entorno de incertidumbre acumulada y volatilidad financiera” (léase aranceles), y para explicar el retroceso de 0.3% de la economía nacional en el tercer trimestre del año, alude a las amenazas arancelarias del presidente Trump, pero también a lluvias y bloqueos. Mal andamos cuando una de las economías más sólidas del orbe es altamente susceptible de cimbrarse por las lluvias. Así andamos. |
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