Por Eros Ortega Ramos*
Recapitulando:
“De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS) el abuso de alimentos chatarra es uno de los principales factores causantes del sobre peso y la obesidad, pues su fuente es rica en grasas, sodio y azúcares. Del mismo modo, es causante de las enfermedades no transmisibles (ENT), por lo regular, crónicas y/o de larga duración y que además evolucionan lentamente como la diabetes, cardiopatías y varios tipos de cáncer. En 2015, las tres principales causas de muerte en México correspondieron a enfermedades del sistema circulatorio – sobresalen las isquémicas del corazón (13%) y cerebro vasculares (6%)-; las endócrinas, nutricionales y metabólicas (17.5%), en donde destaca la diabetes mellitus (15%) y; los tumores malignos (13%)” (PROFECO, 04/06/18).
“En 2013, cada mexicano comía en promedio 27 kilogramos de alimentos ultraprocesados y tomaba 185 litros de bebidas ultraprocesadas –refrescos– por año. Trece años antes, comía 20 kilogramos de chatarra y bebía 164 litros de refresco en promedio. “Estos alimentos son problemáticos para la salud humana por distintas razones: tienen una calidad nutricional muy mala y, por lo común, son extremadamente sabrosos, a veces hasta casi adictivos; imitan los alimentos y se los ve erróneamente como saludables; fomentan el consumo de snacks; se anuncian y comercializan de manera agresiva, y son cultural, social y económicamente destructivos”, resume la OMS” (PROCESO, 03/09/15).
“Hoy en día, alertó Rodríguez Ventura, 75 por ciento de la población adulta y 35 por ciento de los niños en México tiene sobrepeso u obesidad; incluso, hay infantes de ocho y 10 años que ya tienen diabetes tipo 2, cuando antes ese padecimiento se presentaba de los 40 años en adelante. Asimismo, explicó que se requieren 150 minutos a la semana de ejercicio para mantener el peso, y para perderlo, 300. Pero incluso quienes se ejercitan cinco horas, si están sentados más de 11 horas al día tienen riesgo de muerte cardiovascular” (GacetaUNAM, 03/09/18).
“Botanas, dulces, galletas, postres y refrescos forman parte de los alimentos con que las instituciones gubernamentales alimentan a sus trabajadores y a la ciudadanía. El gasto referido no es menor. Traído a valor presente o a pesos constantes de 2020, es 2% superior al valor de la inversión aprobada para este año por el Gobierno Federal (6,634 millones 24,304 pesos) para el programa de Atención a la Salud y Medicamentos Gratuitos para la Población sin Seguridad Social Laboral. A pesar de que la información oficial no permite saber cuál es el monto total gastado en comida chatarra desde 2002, ya que la mayoría de los contratos de insumos alimenticios no especifica los productos adquiridos por las
distintas dependencias de gobierno, la muestra realizada a través de 25,173 contratos da cuenta de una realidad nacional: el consumo de productos de baja calidad alimenticia es un problema normalizado, incluso desde las instituciones” (SinEmbargo, 05/08/20).
Como usted puede observar con las citas anteriormente expuestas, la comida chatarra provoca serias complicaciones en la salud de las personas que la consumen con regularidad, sin importar edades. En un comunicado dado a conocer por la coordinación de comunicación social del Senado de la República en 2017, con base en información proporcionada por la Asociación Nacional de Cardiólogos al Servicio de los Trabajadores del Estado, en México las enfermedades cardiovasculares provocan la muerte de más del 50% de la población nacional. Asimismo, de acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), nuestro país se posiciona en el primer lugar a nivel MUNDIAL en obesidad infantil y en el segundo lugar en obesidad en adultos.
Ante la gravedad de estas cifras rojas, de manera histórica Oaxaca se convirtió en la primera entidad federativa del país en prohibir la venta, distribución, donación u obsequio de comida chatarra o, como técnicamente se conoce: productos con altos contenidos calóricos, a menores de edad. Dicho dictamen, impulsado por el Congreso Local del estado, aprobó una reforma que adiciona el artículo 20 bis de la Ley de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes. De esta manera, con 31 votos aprobatorios, incluidos los 26 de MORENA, la venta de comida chatarra a los niños podrá ser sancionada legalmente: “La presente iniciativa busca coadyuvar a resolver los graves problemas de salud que implica para la infancia el consumo de bebidas azucaradas y alimentos envasados de alto contenido calórico (…) La presencia de estos elementos en la dieta infantil deviene en obesidad, sobrepeso, diabetes y otras enfermedades que merman considerablemente la calidad de vida de las personas e incluso ocasionan la muerte” (LaJornada, 06/08/20).
Así, quedan prohibidas las siguientes actividades de acuerdo con el capítulo tercero del artículo 20 bis de la Ley de Derecho a la Alimentación de Oaxaca:
“1. La distribución, donación, regalo, venta y suministro a menores de edad de bebidas azucaradas y alimentos envasados de alto contenido calórico, conforme a las normas oficiales que para el efecto establezca la Secretaría de Salud del estado. La medida se aplicará en instituciones públicas y privadas de educación básica y media superior.
2. La venta, distribución y exhibición de cualquiera de sus productos a través de distribuidores automáticos o máquinas expendedoras. Quedan exentas de estas previsiones las personas que realicen lo anterior en calidad de madres, padres o tutores legales hacia sus hijas e hijos o menores de edad bajo su tutela”
Como era de esperarse, el sector empresarial pegó el grito en el cielo ante tal resolución, ya que uno de sus más importantes sectores de consumidores ha sido
restringido; el infantil. De suerte que el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) consideró que esta medida, además de que no resuelve la obesidad infantil, atenta contra la economía de la entidad. Debido a esto, emitió un comunicado expresando su indignación:
“Expresamos nuestra preocupación por el decreto aprobado en el Congreso del estado de Oaxaca, que prohíbe la venta de bebidas no alcohólicas y alimentos preenvasados a menores de edad […] Daña a las cadenas de valor en plena crisis de pandemia, en particular a los pequeños comercios que obtienen la mayor parte de sus ingresos de la venta de estos productos” (CCE, 06/08/20).
Es aquí donde me pregunto, de acuerdo con la postura del CCE: ¿Vale más sacrificar la salud y el bienestar de los infantes por mantener una estabilidad económica? Yo pienso que no.
Gracias por su lectura.
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*El autor es licenciado en Sociología por parte de la Universidad Autónoma Metropolitana y actual estudiante de la Maestría en Estudios Políticos y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México |
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