por Raúl Caraveo @raulcaraveo
El Gobierno de Claudia Sheinbaum en su primera semana dibuja un estilo muy personal que destaca la precisión, concreción, sobriedad, respuestas claras específicas sin mucha alegoría o excesos del discurso; caso que contrasta con su antecesor. Sobre algunas determinaciones que ha informado destaca la continuidad y complementación a obras como por ejemplo el tren México-AIFA-Pachuca, cuya obra será responsabilidad de los militares, con una inversión de 50 mil millones de pesos; así como la ampliación del Tren Maya a Puerto Progreso, Yucatán otro caso es el programa de Salud Casa por Casa para atención a domicilio de los adultos mayores y/o personas necesitadas en cada casa.
Sin estridencias el primer fin de semana realizó una gira por los estados de Veracruz y Pachuca, antes ya había visitado Guerrero.
El cambio de gobierno trae consigo un poderoso ingrediente que trastoca todos los ejercicios de gobierno anteriores, por primera vez es una mujer la Presidenta y ello concita a una revaloración y empoderamiento del género de manera natural; trae oxígeno nuevo a la actual generación, y a las generaciones que vienen atrás las invita a reinvertarse para la mejor preparación profesional, técnica, cultural y artística. Por fortuna Claudia Sheinbaum tiene una preparación excepcional de manera muy bien calificada para su desempeño, lo sabe y lo ejerce con prudencia, educación y mesura. (Se imagina usted por un minuto si la presidenta fuera Xóchitl Gálvez)
La transición de gobiernos AMLO-Claudia se dio de manera atípica, iniciando desde el triunfo la primer semana de junio de forma coordinada Obrador fue llevando –prácticamente- de la mano a cada complejo escenario de obras y problemas, instruyendo y capacitando, informando, entregando y presentando a contactos confiables y responsables; todo lo que se vivió en esos cuatro meses de curva de aprendizaje seguramente algún día en muchos años Sheinbaum nos lo pueda presentar en algún libro escrito por sus manos. Sería un testimonio histórico imprescindible para entender la construcción de esta cuarta transformación.
En otras épocas las transmisiones del poder ejecutivo eran verdaderas luchas intestinas por el predominio de quien no se quería ir y el que no acababa de llegar casos repetibles cada seis años, cargados de traiciones que dejaba al país envuelto en contradicciones que afectaban la economía y finalmente el más perjudicado era el último consumidor, el ciudadano común.
La sorpresa de esta primer semana es para muchos la falta de sorpresa, es decir la conducción del poder ejecutivo sigue su transición, ahora en asentamiento, bajo una excelente conducción. Mientras esto ocurre y el asentamiento es bien recibido y aplaudido por la mayoría de los ciudadanos la oposición no encuentra un asidero para desahogarse, se fue López Obrador y parece que se quedaron huérfanos y la nueva presidenta no les da un mínimo de argumento, idea o hilo del que puedan tomarse; baste ver las respuestas que les ha dado sobre el problema que representa la señora Norma Piña impugnando la reforma judicial.
“La Corte no puede poner limitaciones en algo que ya es una reforma constitucional” Claudia Sheinbaum
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