"Gana una oposición y acusa al corruptor anterior. Vuelve la otra parte y acusa al corruptor previo, y los dos tienen algo de razón. El juego político es muy difícil". El desarrollo de los acontecimientos conduce a puntualizar que no tienen desperdicio las palabras vertidas por el Papa Francisco hace poco menos de tres semanas durante su visita a Perú. "No descuidemos eso, porque si caemos en manos de personas que sólo entienden el lenguaje de la corrupción, estamos fritos", enfatizó el Sumo Pontífice.
Advirtió Francisco que la corrupción, la soberbia y el egoísmo son “enfermedades del corazón”. En gran parte de Latinoamérica, "la política está enferma, muy enferma", precisó en el marco de un encuentro informal con los obispos peruanos.
Pidió a los obispos que no tengan miedo "a denunciar los abusos y los excesos", como hizo santo Toribio Mogrovejo, durante un encuentro en el arzobispado en la tierra de Mario Vargas Llosa. El Vicario de Cristo llamó a luchar contra el "virus" de la corrupción, que lo "infecta todo".
Después de que por muchos años la mayoría de los obispos estaban contagiados por el mutis, el mensaje de Jorge Mario Bergoglio fue contundente. No estaba dirigido únicamente a los prelados peruanos, era para todos alrededor del mundo. La invitación fue captada y los ha movido. Sin duda.
Con el título Hartazgo Electoral, el editorial del semanario Desde La fe, editado por la Arquidiócesis de México, se fue con todo, al calificar al Instituto Nacional Electoral, INE, como una “autoridad desdentada y débil, que tiene encima una maraña casi imposible de deshacer de forma pronta y expedita por el bien de millones de personas hastiadas de una farsa democrática y de un aparato electoral groso, que exige más y más dinero, mientras el votante soporta la inflación diaria y el repunte de precios que siguen impactando la magra y empobrecida economía de las familias mexicanas”.
El semanario afirma que con las precampañas se realizó una simulación, porque dio a entender que realmente no existe diferencia alguna entre precampañas y campañas y que ni siquiera implicó algún ahorro de recursos.
En el Vaticano hay indignación, por dos razones, primero por el asesinato de otros dos sacerdotes en territorio mexicano: Germain Muñiz García, párroco de la iglesia de San Cristóbal, en el poblado minero de Mezcala, e Iván Añorve Jaimes, párroco de la iglesia de la Sagrada Familia en el poblado de Las Vigas, municipio de San Marcos, en la región de la Costa Chica. En seguida debido a que las autoridades del gobierno de Guerrero que encabeza Héctor Astudillo Flores han pretendido –lo que se ha hecho una costumbre- criminalizar a los clérigos liquidados a balazos en una emboscada, al regreso de la celebración de la virgen de La Candelaria; cuatro personas más resultaron heridas. Astudillo se ha encargado de filtrar en medios supuestas fotos comprometedoras de miembros del clero. Con ello intenta justificar el mandatario estatal el caos que impera en esa entidad.
México se ha vuelto una nación de alto riesgo para el ejercicio del periodismo, pero también para el ministerio sacerdotal. Veracruz no ha escapado a las agresiones en estas esferas.
Como se recordará en septiembre de 2016 en Poza Rica fueron asesinados los sacerdotes Alejo Nabor Jiménez y José Alfredo Suárez. La salida que le dio al suceso el entonces fiscal general de Veracruz, Luis Ángel Bravo Contreras, fue: “Aquí, víctimas y victimarios se conocían, estaban conviviendo y estaban tomando licor, después de cierto rato de estar conviviendo se descompuso esa reunión y se tornó en violencia“. Con eso “se quitó” la fuerte presión el fiscal, aun cuando los clérigos habían sido secuestrados y torturados.
Que esta vez sí va en serio. En el ambiente político en la antigua Tenochtitlan, en los últimos tres días ha circulado la versión que las autoridades federales dejarán caer el peso de la ley a importantes ex funcionarios estatales, basadas en las denuncias ante la Procuraduría General de la República, entre las que se encuentran las 71 interpuestas por la Auditoría Superior de la Federación. Lo que nunca hicieron las instancias correspondientes estatales en la llamada Docena Trágica.
Son tiempos electorales y el tricolor veracruzano está necesitado de oxígeno.
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