¿Qué irá a ser de este país con tanta estrella de la farándula como hacedores de leyes? El recinto de San Lázaro se perfila para convertirse en el nuevo Teatro Blanquita. Se escucharán guerras de chistes, peroratas chuscas en largas horas de debate de “altura” que harán olvidar durante el tiempo que dure cada sesión los problemas que enfrentan los mexicanos. Comediantes parlamentarios habrá de todos colores. No tendrán idea del papel que representarán, ¡Qué importa eso! Lo que interesa a los partidos políticos es tener un mayor número de incautos manejables.
Qué habrán hecho los morelenses para merecer que los gobierne –en dado caso que así lo decidan- una figura de la patada. Será que “Cuau” gobernaría con los pies, por su particular habilidad, y con las vísceras, por explosivo e impulsivo.
A escasos 82 amaneceres del “Día D”: tiempo en el que se debe iniciar un ataque o una operación de combate, electoral.
Lo expresado por el candidato y dueño de Morena, Andrés Manuel López Obrador en supuesto respaldo al presidente Enrique Peña Nieto ante las decisiones de Donald Trump de militarizar la frontera sur de los Estados Unidos, al haberse apropiado de la frase del insurgente Vicente Guerrero: “La Patria es primero”, despierta muchas dudas.
No será que para AMLO el poder es primero, antes que la patria, porque con los actores políticos de turbio pasado de los que se está rodeando, que por supuesto – en caso de obtener la presidencia- ocuparán secretarías de Estado, direcciones generales, senadurías y todo tipo de posiciones de primer nivel. Para los “inmaculados” de Morena sería algo así como encargarle a una manada de la especie marsupiales mexicanos hacerse cargo de un gallinero. La coalición “Juntos haremos historia”, sí que haría historia.
Ricardo Anaya, candidato por la coalición “Por México al Frente” aseguró que va a trabajar con una nueva estrategia en materia de seguridad; ha venido insistiendo que con más prevención y más oportunidades para los jóvenes se recuperará la paz y la tranquilidad. Anaya urgió al presidente Donald Trump a evitar el trasiego de armas de Estados Unidos a México, porque al año llegan 213 mil de ese país, que representan el 80 por ciento de las que se usan para cometer delitos. Como si el negocio armamentista dependiera del mandatario estadounidense.
Sigue habiendo coincidencias en las propuestas de Anaya y AMLO. El candidato de Morena argumentó este domingo: “No vamos a utilizar la fuerza, la represión, nada por la fuerza, todo por la razón y el Derecho. Vamos a atender las causas que originaron la inseguridad y la violencia”.
De lograr la silla presidencial, Anaya o AMLO, a cualquiera de estos le haría falta cuando menos dos sexenios más para medianamente llegar a cumplir sus ofrecimientos.
Veracruz era la entidad menos indicada para haber hecho un anuncio de este tipo; aún que exista una razón para haberlo hecho, no debió ser aquí. Durante su visita a Veracruz este domingo, el candidato a la presidencia de la República de la coalición “Todos por México”, José Antonio Meade, afirmó que de ganar se mantendrán las pensiones a los ex presidentes. De su presencia a tierra jarocha el domingo el apapacho a los ex presidentes fue lo que tuvo mayor difusión.
En una entidad severamente golpeada por los dos gobiernos estatales priístas recientes, los veracruzanos hubieran deseado escuchar posturas de renovación moral del Revolucionario Institucional, de asumir la responsabilidad de restaurar el desastre provocado, de recalcar el compromiso a no permitir que vuelvan a cometer otro atraco al erario.
Que si los ex presidentes merecen su pensión, “a alguien que entregó al país su vida y su certeza”, como lo aseguró Meade, hubiera sido de mayor impacto para los veracruzanos y en general para los mexicanos, oír el ofrecimiento que de llegar a Los Pinos se encargará de restituir lo perdido y destrozado por el fidelato y el duartazo, mediante la construcción de escuelas y hospitales dignos como merece la población. Alguien le dio un tema equivocado al candidato de “Todos por México”.
En Veracruz la clase política tricolor por sí misma hace que siga siendo demasiado pesado el lastre que arrastra; que aunado a la falta de liderazgo y a las felonías, enfrenta serias dificultades para rescatar el ánimo del electorado.
¿Quién habrá engañado a Meade con el cuento de que el magnate ganadero disfrazado de campesino le garantiza decenas de miles de votos?
Como en cualquier combate, después del primero de julio habrá ganadores y perdedores. Cualquiera que sea el resultado, habrá perjudicados políticos, los desleales plenamente identificados atrincherados en distintos puntos.
No será posible que salgan bien librados. En algún frente habrán de quedar mal, del cual serán llamados a cuentas, además de que algunos de estos ya estarán por quedar sin fuero.
rvazquez002@yahoo.com.mx |
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