En tanto Andrés Manuel López Obrador hacia eco del reclamo de que no le puede fallar a los más de treinta millones de votantes del 1 de julio que le refrendaron su confianza, se vio a un Peña Nieto cabizbajo , absorto y desangelado que tuvo que comer camote y escuchar que es el último administrador de la corrupción e impunidad que empoderó el neoliberalismo, durante más de treinta años.
El modelo neoliberal” ha sido un desastre, una calamidad” ”haremos a un lado la hipocresía” asentó de manera categórica y precisó “ predominó la inmunda corrupción pública y privada”, agregando, enseguida que “nada ha dañado más a México que la deshonestidad de los gobernantes y de la pequeña minoría que ha lucrado con el influyentísimo”, es decir, en su cara le dijo a Peña Nieto que solo fue un administrador y en el fondo, beneficiario de la corrupción.
Al desmenuzar al sistema neoliberal que ha motivado la crisis y la desgracia en vive el país, causante directo de la criminalidad y la inseguridad generalizada, sin duda que de inmediato los beneficiarios minoritarios de ese sistema que condenó el presidente López Obrador. se apresurarán a cuestionarlo y que los cien programas que anunció, se enfrentan a la resistencia más tenaz y pondrán en duda que lo ofrecido para “primero los pobres”, sean los beneficiarios los personeros de no cambio social , que manejan los medios de comunicación, la emprenderán contra el populismo calificándolo como dañino para el país y las minorías enriquecidas.
El ataque frontal contra el presidente López Obrador., ante sus l pronunciamientos en el congreso y al recibir el bastón de mando de los grupos originarios del país, - suman diez millones y hablan más de trescientos dialectos- , no se dejará esperar, augurándole el mayor de los fracasos, es decir, se duda de que existan los recursos económicos para hacerle frente a todos los reclamos que existen en el México, que como afirmó Justo Sierra “tiene hambre y sed de justicia”, sin embargo, no aplauden que se luchará contra la corrupción e impunidad.
Más le hubiera valido a Peña Nieto , ante el descrédito que acusa y ser señalado como el último administrador de la corrupción, no asistir a la ceremonia de cambio de poder, a quien, si bien es cierto que López Obrador le agradeció que no intervino en el proceso electoral en su contra, no menos ciertos es , y es plenamente notorio que, de manera facciosa, utilizó a su encargado de la Procuraduría para emprender una campaña contra el candidato panista, Ricardo Anaya, por supuesto manejo ilícito de recursos y enriquecimiento, algo deleznable , muy similar a la intromisión de Fox y Calderón en elecciones pasadas, lo que hasta hoy ya no se tiene noticias.
El juicio de López Obrador sobre los 36 años de neoliberalismo y su fracaso en el orden económico y social , abre la puerta a una cuarta transformación , como lo ha denominado al nuevo gobierno, es una luz de esperanza con un futuro promisorio, cuyos efectos se pondrán a sentir dentro de dos o tres años, cuando se aplique , en la práctica, las leyes expedidas y las que tendrán que expedirse necesariamente en el corto tiempo , si se quiere que los r resultados se vean materializados.
El reto, obviamente no es fácil, es una lucha titánica, sin embargo, el carácter persistente y acendrado de quien hoy llega al gobierno, en el corto tiempo tendrá que demostrar que cuenta con el poder para empoderar los cambios y que retorne a la nación la paz, la tranquilidad , el bienestar y la honestidad sobre todas las cosas.
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