El mundo está al revés, pues en tanto las universidades están en la penuria y su desastre es elocuente, quienes las dirigen, rectores y alta burocracia universitaria vive en la opulencia, es decir, la educación está por los suelos todo el país, en tanto, por ejemplo, la rectora de la universidad veracruzana tiene capacidad para comprarse, según se afirma , una mansión de veinte millones de pesos que en su condición de antropóloga,- ahí está su origen, no le alcanzaría para darse ese lujo.
El contraste es evidente y toda ha sido a flote ahora con la llegada a la presidencia de la república de Andrés Manuel López Obrador y al contar con mayoría en las dos cámaras, de senadores y diputados, se han puesto a descubierto toda la ignominia que impera en esa espacio de la educación universitaria, cuyos responsables viven en la opulencia que da la autonomía e independencia universitaria para nadie se asome en que se invierten los recursos que aportamos todos los mexicanos.
Los endemoniados sueldos que, sin observar ningún parámetro de referencia se han impuesto los rectores y las personas cercanas a las prebendas de quienes las gobiernan, vienen demostrar que no existe la misma consideración, ya no digamos con la sociedad, sino con el espíritu que debe primar en las casas de estudios, esto es, su solo propósito es el enriquecimiento desmesurado, sin que la educación alcance niveles de excelencia.
Si los recursos que reciben las universidades provienen de los que aportamos, ahora, con las reformas constitucionales que vivan el sueño de los justos , pues en este movimiento de regeneración nacional, nadie podrá ganar más que el presidente de la república porque de lo contrario estará recibiendo una percepción ilícita que trae consigo una sanción penal, por ello, vemos que ni tardos ni perezosos los rectores han dispuesto ajustar sus remuneraciones a los nuevos lineamientos, so pena de incurrir en responsabilidad.
Ahora bien, la avalancha de amparos de algunos jueces y magistrados,- ante la complicidad de los ministros de la suprema Corte de Justicia de la Nación y del Consejo de la Judicatura Federal- que se han interpuesto en contra de las ley federal de remuneraciones, que reglamenta el artículo 127 constitucional, ha llevado a que el ministro instructor Pérez Dayan, en contravención a lo dispuesto por la ley que reglamenta el artículo 105 constitucional que prohíbe conceder la suspensión de una ley en tanto no se analice el fondo, ha utilizado como argumento que se viola el artículo 1 de la constitución en contra de jueces, magistrados y ministros por ese ordenamiento, evidenciando su interés personal , por ser juez y parte.
Con un cinismo digno de mejor causa, el ministro de mérito ha incurrido en responsabilidad lo que amerita la procedencia de juicio político para inhabilitarlo como ministro de la corte ante el subterfugio legal utilizado, para conceder la suspensión porque, como lo establece la jurisprudencia 293/2011 de la propia suprema Corte, que es obligatoria para todos , que cuando exista una limitación o restricción a un derecho en la constitución , se tiene que estar a lo que ella establece, inobservancia que es de la mayor relevancia.
Sin embargo, ese criterio lo desdeña Pérez Dayan para arribar a conceder la suspensión de una ley que es motivo de una acción de inconstitucionalidad , que tiene su propia reglamentación y expresamente lo prohíbe, por lo que ahora, falta ver si hay consecuencias jurídicas para el infractor y además que se llegue a fondo en la limpieza- exigencia esencial- en los tribunales de todos los niveles, pues los privilegios – ya lo dijo el presidente López Obrador- son desmesurados en un país de cincuenta y tres millones de miserables. limacobos@hotmail.com
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