Hace doce años, el presidente electo de México manifestó en una conferencia de prensa que la lideresa del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, Elba Esther Gordillo, lo había buscado para pactar con el, en su lucha por llegar a la Presidencia de la Republica, pero que ni siquiera se sentó a dialogar con ella porque pertenecía a “la mafia del poder”.
Por esos mismos años, Napoleón Gómez Urrutia, el líder de los mineros, era acusado por el mismo personaje y muchos de los miembros de su circulo, de “líder charro, traidor de los mineros”, y lo mismo acontecía con el dirigente del sindicato de trabajadores petroleros de la republica mexicana Carlos Romero Deschamps, por mencionar solo algunos de los muchos dirigentes obreros que se decían defensores de los derechos de sus agremiados, pero que en la practica actuaban al lado de los patrones.
La actitud de don Andrés Manuel frente a estos dirigentes, lo ubico a escaso medio punto de haber logrado la victoria contra Felipe Calderón Hinojosa. No pacto con ellos, y ello hizo, que por lo menos, la maestra lo hiciera con el panista y este alcanzara la victoria. Eso si, gano liderazgo y se alzo como aquel líder intransigente en cuanto a la cesión de principios, posicionándolo como un político bueno, noble, honesto, leal al pueblo de México, que era avasallado por esa “mafia del poder” que hundía en la pobreza y miseria a la inmensa mayoría de la sociedad, mientras un minúsculo grupo de banqueros, empresarios, políticos, industriales, ganaderos y lideres sindicales se enriquecían brutalmente.
Eran millones las voces que alababan al tabasqueño por esa actitud que tenia, y nadie dudaba que cuando López Obrador ganara la primera magistratura, le haría justicia a los trabajadores de México, que eran burlados por sus dirigentes en la lucha por derechos laborales constitucionales, y que muchos de ellos habían optado hasta por asesinatos cuando veían que su liderazgo se encontraba en peligro, tanto en el gremio magisterial como petrolero o ferrocarrilero. Hay denuncias de familiares de los asesinados y desaparecidos ante las autoridades ministeriales, que siempre fueron congeladas por orden de los gobiernos en turno.
Pero hoy, y aun antes de tomar posesión del cargo, esos mismos lideres sindicales que fueron protegidos del sistema, y que cuanto estos lo traicionaron fueron encarcelados, gozan de cabal salud. Unos han sido premiados con cargos de elección popular, otros, traficando influencias, han sido liberados, y los que disfrutan su libertad y sus riquezas, ya han sido perdonados por quienes deberían denunciarlos para que la justicia los llevara a la cárcel.
Es inaudito escuchar a la futura secretaria de Energía Roció Nahle García decir “se acabaran los lujos y excesos del sindicato petrolero y eléctrico, pero vamos a respetar la organización sindical”, y se queda callada frente a la insultante riqueza que posee Carlos Romero Deschamps (yates, joyas, residencias, casas de descanso, de playa, cuentas bancarias en el extranjero, departamentos de lujo en los balnearios mas caros del país), y que no soportaría una auditoria a sus haberes. ¡Borrón y cuenta nueva, aquí no ha pasado nada! es el mensaje de la diputada Roció, convirtiéndose de esa manera en una bofetada a todos los trabajadores petroleros en activo, jubilados y disidentes, pero también de aquellos despedidos por ese y otros lideres petroleros charros.
¿Y la liberación de la maestra Elba Esther, como la debemos interpretar, después de que el nieto, yerno y sobrino de ella se metieron de tiempo completo a la campaña del ex gobernador de la Ciudad de México, Rene Fujiwara, Fernando Gonzalez y Ricardo Gordillo respectivamente, asi como miles de hombres y mujeres del SNTE, ligados estrechamente con la millonaria maestra, y mas cuando el mismo AMLO ha sido extremadamente cuidadoso en sus expresiones para con ella, no ofendiéndola ni con el pétalo de una denuncia o declaración, como hace doce años?
Después del triunfo, la mafia del poder viene desapareciendo, se esfuma, se derrite como hielo, convirtiéndose la legalización de la impunidad como el inicio de la cuarta transformación. |
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