En la Cámara de diputados del Congreso de la Unión díje, en el mes de diciembre de 1991, como diputado federal, cuando Carlos Salinas de Gortari envió las famosas contrarreformas constitucionales que buscaban privatizar todo: “El riesgo de que se siga reduciendo la inversión total en salud, sobre todo la que ejerce el gobierno federal en el sistema publico de salud, que esta llevando a una reducción en el gasto per cápita en salud, puede derivar en consecuencias que a la larga, resultarán mucho mas caras en términos de desarrollo social, productividad y competitividad. No podemos consentir que los gobiernos neoliberales sigan año tras año reduciendo el presupuesto federal al gasto social, principalmente en el sector educativo y de salud. Nos vamos arrepentir, en un futuro no muy lejano, cuando el IMSS, el ISSSTE o los hospitales dependientes de la secretaria de salubridad y asistencia no tengan la capacidad para atender a todos los pacientes que requieran atención medica”.
Y el futuro nos alcanzo, porque si algo hay que abonar es que esta acción de quitarle dinero publico año con año al sector salud, no fue privativo, en la ultima década del pasado siglo, y lo que va de éste, solamente de los gobiernos neoliberales de México, sino de la inmensa mayoría de los del mundo. Eran los mandamientos de la escuela de Chicago y su preclaro autor Milton Friedman de recortar el presupuesto al gasto social (educación-salud-cultura-investigación científica etc.), buscando el desmantelamiento del sector estatal de la economía para dar paso al empoderamiento económico-político del sector privado, como ocurrió, por cierto.
Hoy, cuando la pandemia del COBID19 ha rebasado todas las películas de terror que hemos visto, con el reguero de cadáveres tirados en las calles, amontonados en los pisos de los nosocomios, cuando en las naciones industrializadas han tenido los doctores o enfermeras que decidir, en razón de la edad, a que contagiado le colocan el respirador para que viva y a quien no para que muera, porque no tienen los suficientes; cuando escuchamos decir a los directores de los hospitales o secretarios federales de salud que no hay las suficientes camas de terapia intensiva, y mucho menos los médicos y enfermeras para atender a los enfermos que están llegando, hoy, escucho y veo decir a los
jefes de estado de todo el mundo que destinarán miles y miles de millones de dólares para atacar el corona virus cuando este mal, nunca nos debió habernos tomado tan desprevenidos, si jamás esos gobiernos neoliberales hubieran recortado el gasto en salud año con año.
Así, el virus logró, en unos cuantos meses, lo que ni siquiera las marchas, movilizaciones sociales, las exigencias de diputados y senadores progresistas, social-demócratas o de izquierda en los parlamentos del mundo, consiguieran por décadas: -grandes partidas económicas par fortalecer los sistemas de salud en México y el mundo-.
Si, el COBID19 vino a desenmascarar al neoliberalismo y sus lacayos, aquellos que le negaron dinero a la investigación científica desde 1985 en adelante; que por ellos los médicos y las enfermeras que laboran en el sector publico ganan una miseria; que por ellos los hospitales no tienen las suficientes camas-hospital, material quirúrgico, medicinas, quirófanos, numero necesario de médicos y enfermer@s, respiradores y un largo etcétera.
Hoy, por esos mismos neoliberales el desempleo se agiganta; los bienes de consumo duraderos no se venden (autos, por citar un solo ejemplo), el aparato productivo se contrae, los sistemas financieros han entrado en una severa crisis que hará engrosar al ejercito de trabajadores en reserva en el mundo; el capital especulativo representado en las bolsas de valores han perdido mas del 40% de su valor; la inflación repuntará como nunca ante el encarecimiento de los productos básicos; y su estandarte principal: el MERCADO, no escapo a la contaminación del COBID19, y quien sabe si perviva, o tenga que ser reemplazado por otro mas humano.
Una tormenta mas perfecta: imposible, lamentablemente no solo por las mas de 62,784 mil muertos que van, y un millón 133,758 infectados al momento de escribir este artículo, sino por los daños económicos tan severos que tardaremos años en recuperarlos.
El bienestar soñado, se aleja, desde mi óptica, dos décadas, siempre y cuando se hagan rectificaciones al modelo económico obsoleto que tenemos, inclusive en México. |
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