Fueron mas de 30 millones de mexicanos certeros en el diagnóstico de la realidad que vivía nuestro país en 2018.
Esa realidad de corrupción, impunidad, violencia, inseguridad y una lacerante pobreza, los condujo, el primero de julio de ese año, a sufragar por Andrés Manuel López Obrador, abrazando el discurso del tabasqueño de que todo iba a cambiar, para beneficio del país y su pueblo.
Los hizo soñar con otro país diametralmente opuesto al que se tenía, y la mano de esos millones le dieron la confianza desde el mismo momento que tomaron la boleta electoral y, segundos después, cuando cruzaron con el marcador negro los logotipos de los partidos políticos que lo postulaban para ser el próximo presidente de la república, principalmente el de MORENA.
¡Fue una victoria apabullante, jamás vista en la vida político-electoral de México!
3 años y 4 meses después de la elección, y a 2 años y 10 meses de que Andrés Manuel deje el poder, ese sueño se ha convertido en una terrible pesadilla, donde todo sigue igual >o peor, de acuerdo con las maléficas estadísticas oficiales, que no oficiosas<, mismas que estuvieron negando desde el mes de diciembre de 2018, con aquella famosa frase “yo tengo otros datos”, y que a partir del jueves 11, esos “otros datos” ya son los mismos que se venían denunciado en todos los medios de comunicación impresos, oídos, vistos, así como en las redes sociales.
La aceptación de AMLO sobre el desabasto de medicamentos, que negaron una, dos, tres y 20 mil veces él mismo y sus corifeos, en distintos foros, y en las misas mañaneras, aunado el llamado de atención para el secretario de salud y el responsable del INSABI, dejo sin >Litis< a los seguidores del presidente que siempre salían en su defensa.
Ahora si, los datos que traía el ejecutivo federal, eran los mismos datos que refleja la realidad mexicana en ese segmento, y así, tendrán que ir cayendo uno a uno otros datos mas en materia de inseguridad (asesinatos, secuestros, robos), corrupción y nepotismo dentro de su gobierno y de casi todos los gobernadores morenos, crecimiento de la pobreza, así como las maquilladas cifras de los muertos en nuestro país por coronavirus, entre otros.
El guion amloista tiene que ser otro, porque las robustas mentiras que se venían afirmando mañanera tras mañanera, la realidad las ha ido tumbando una a una. Eran insostenibles y lo vimos el jueves 11 de noviembre, cuando en Colima les dijo López Obrador al doctor Jorge Alcocer y Juan Ferrer “”no pueden dormir tranquilos si no hay medicamentos para atender enfermos””.
Yo afirmo que el mismo no puede hacerlo, dado que fue él quien destruyo el sistema de compras de medicamentos y que vino a generar el desabasto, cuando debió conservarlo y meter a la cárcel a los que se enriquecían con las comparas.
Pero aquel AMLO que afirmaba, desde la campaña del 2006, que iba a combatir la corrupción, que era el peor mal que tenía México, e iba a denunciar y meter a la cárcel a todos los delincuentes de cuello blanco (desde expresidentes, exgobernadores, exfuncionarios, líderes sindicales que viven como sultanes etc.), se nos extravió, y no ha honrado la palabra empeñada.
¿Será que los niños y niñas que han muerto por falta de sus medicamentos contra el cáncer, ya empiezan a perseguir los pocos sueños del ejecutivo federal, y su conciencia lo hará rectificar el rumbo?
Ojalá y así fuera, por el bien de la patria y los mexicanos, pero lo dudo. |
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